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En tiempos difíciles es cuando los bancos deberían prestar el paraguas y eso se traduce en más crédito y barato

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Tasas, ¿por qué no bajan más?

Crecen las quejas contra los bancos por el elevado costo del crédito. Los banqueros se defienden diciendo que ya se ha abaratado, pero que la demanda es baja. ¿Quién tiene la razón?

6 de junio de 2009

Al Banco de la República todos le pidieron a gritos que bajara las tasas de interés para reactivar la economía. El Emisor hizo eco de esas súplicas y en cinco meses ha reducido del 10 al 5 por ciento su tasa de referencia, con el propósito de que el costo del crédito para las empresas y las familias también cayera.

Sin embargo, en algunos sectores ven con decepción que este objetivo no se ha cumplido. La semana pasada, el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía, dijo que su sector no se ha beneficiado de las decisiones del Banco de la República. Según el dirigente gremial, para los pequeños y los medianos productores los intereses siguen pegados a la tasa de usura, y sugirió que el gobierno debería bajarlas a la fuerza para obligar a los bancos a reducir el costo del crédito.

Los comerciantes se unieron al reclamo. Según Guillermo Botero, presidente de Fenalco, los consumidores no han sentido la reducción en las tasas. "En el comercio, el crédito es crucial para la gente y la realidad es que las tasas para consumo, especialmente en el caso de las tarjetas, están por las nubes". En promedio, el interés de tarjetas de crédito se acerca al 30 por ciento y, según los comerciantes, la financiación a través de este instrumento es fundamental para mover las ventas, especialmente en subsectores como electrodomésticos, automóviles, turismo, etcétera.

Muchos piensan que en tiempos difíciles como los actuales es cuando los bancos deberían prestar el paraguas y eso se traduce en más crédito y barato. Botero agrega que en épocas de mayor desaceleración es cuando la banca debería ayudar a reactivar la economía y no ampliar sus márgenes de ganancias. Con la inflación en baja (está alrededor del 5 por ciento anual) y con tasas que se resisten a caer -en muchos casos sobre el 25 por ciento-, el margen se ha ampliado cada vez más.

¿Qué está pasando y por qué los bancos no aceleran la reducción de los intereses? En este asunto, no todo hay que verlo en blanco y negro. Para empezar, hay que reconocer que lo primero que se afectó con la crisis de la economía mundial fue precisamente el crédito. La liquidez y la confianza se esfumaron en casi todos los países, lo que provocó que los bancos cerraran la llave del crédito, y se profundizó la recesión. En Colombia, la situación no fue tan drástica. El sistema financiero siguió prestando, aunque bajó el ritmo que traía. La cartera de consumo está creciendo 5,2 por ciento anual (a abril) y la comercial al 16,8 por ciento. Las tasas, a su vez, han bajado, pero se resisten a hacerlo a mayor velocidad.

En el microcrédito, que son los préstamos dirigidos a pequeños y medianos negocios, y en el crédito de consumo que utilizan las familias y las personas, las reducciones han sido muy lentas. Según la Superintendencia Financiera, en promedio el crédito de consumo está en 27 por ciento y el microcrédito está en 30,79 por ciento. Las empresas, especialmente las más grandes, por el contrario, sí se han visto más beneficiadas con la política expansionista del Banco de la República, pues el crédito comercial ha bajado rápidamente. Hoy está en 17 por ciento, en promedio en el sistema.

Aunque nadie niega la importancia de que las empresas tengan crédito suficiente y barato para reanimar la producción, también es cierto que el consumo es un gran dinamizador de la demanda.

Según el gerente del Banco de la República, José Darío Uribe, la percepción de mayor riesgo es lo que ha impedido que en consumo, las tasas bajen unos puntos adicionales. La cartera en este segmento se ha deteriorado más rápidamente. Jorge Londoño, presidente de Bancolombia, el mayor banco del país, dice que es evidente que la mora en este tipo de préstamos ha subido, porque la gente ha perdido el empleo y se ha deteriorado el ingreso de muchos hogares. Además, recuerda que se trata de préstamos con costos administrativos más elevados. "Antes nos regañaban por imprudentes, y ahora, por prudentes", dice Londoño, quien también asegura que los márgenes no se han ampliado, como piensan muchos, porque los costos administrativos también han subido.

El presidente del Banco de Bogotá, Alejandro Figueroa, afirma que las tasas no han bajado tan rápidamente, porque eso se toma su tiempo. "En la medida en que haya nuevos desembolsos, se irá observando una caída paulatina en las tasas". Además anota que la demanda de crédito de consumo está frenada, pues las familias están actuando con cautela antes de endeudarse.

La verdad es que los hogares no están muy animados. Eso lo confirma el índice de confianza del consumidor que mide Fedesarrollo, que tuvo una fuerte disminución en abril, cuando cayó a niveles que no se veían desde mayo de 2002. Pero Fenalco considera que la mejor manera de mover la demanda es precisamente, con una reducción sustancial de las tasas de interés, para que las familias consuman más.

Ahora bien, hay una buena noticia y es que en vivienda las tasas sí están bajando de manera sustancial, y la competencia entre los bancos, y la decisión del gobierno de subsidiar parte de los intereses, han favorecido a los usuarios. Como dice el presidente de Bancolombia, esta es una apuesta al futuro, porque se trata de préstamos de largo plazo y se cree que la economía se recuperará y volverá a tomar el rumbo de crecimiento.

Lo cierto es que mientras se da este pulso con los banqueros hay que reconocer que, en medio de todo, Colombia ha salido bien librada. María Mercedes Cuéllar, presidenta de Asobancaria, afirma que en América Latina, este es el único país que ha bajado las tasas de interés y ha transferido parte de las reducciones del banco central a los créditos del mercado. Hay una constante regional que muestra cómo los créditos comerciales o de las empresas han recibido más rápidamente las reducciones que han aplicado todos los bancos centrales, mientras que los de consumo, en Chile, Brasil, Perú, México y Argentina no han reaccionado a la misma velocidad, o, peor aun, han aumentado.

El asunto es que en Colombia los bancos, por fortuna, se encuentran en una mejor posición y están mucho más fortalecidos. Por ello muchos creen que sería deseable que tomaran un poco más de riesgo y aceleraran la caída en las tasas para que la recuperación también fuera más rápida.