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El presidente Mundial de Heineken, Jean Francois van Boxmeer, y el presidente de Femsa, José Antonio Carbajal, dieron a conocer esta semana el negocio, que vale 7.300 millones de dólares y crea un nuevo coloso de la cerveza en el mundo

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Tierra de gigantes

Con la fusión entre la holandesa Heineken y la mexicana Femsa Cerveza, Latinoamérica será el escenario de la nueva disputa por el mercado cervecero.

16 de enero de 2010

Arrancó el año nuevo y ya comenzaron los grandes negocios internacionales. La multinacional holandesa Heineken y el grupo mexicano Femsa cerraron una operación que tenía en vilo al sector cervecero en América Latina.

El negocio, que asciende a 7.347 millones de dólares, implica la fusión de la división cervecera de Femsa con Heineken para crear la segunda productora de cerveza del mundo en volumen y la tercera por nivel de ventas.

Ambas compañías tienen fortalezas muy interesantes que aportar a esta fusión. El Grupo Heineken tiene 230 marcas en 70 países del mundo. Por su parte, Femsa domina el mercado mexicano con sus productos Sol, Tecate y Dos Equis y tiene presencia en Brasil, donde ha construido ocho plantas productoras. Además, exporta volúmenes importantes a Estados Unidos.

La transacción incluyó los activos de Femsa Cerveza tanto en México como en Brasil y una deuda por 2.100 millones de dólares. En contraprestación, los accionistas de Femsa reciben el 20 por ciento de las acciones de Heineken Holding. Los socios de Femsa entrarán a formar parte de la junta directiva mundial de la cervecera holandesa.

La transacción es importante no sólo por el precio, sino porque tiene tres implicaciones fundamentales en el negocio cervecero global.

Primero, Heineken y SABMiller 'casan' una pelea por el segundo lugar de la clasificación mundial por ventas. La fusión con Femsa deja a la firma holandesa con ventas anuales por más de 22.000 millones de dólares, mientras que SABMiller llega a 25.000 millones. En participación del mercado mundial, con la fusión Heineken alcanza el 9,2 por ciento de la torta, con lo que le pisa los talones a la sudafricana, que tiene el 9,5 por ciento. SABMiller había hecho la oferta inicial por Femsa el año pasado y en muchos medios se especuló que puso sobre la mesa 9.000 millones de dólares. Sin embargo, un desacuerdo acerca de los activos de Femsa en Brasil impidió que se concretara la transacción.

El segundo punto es que la movida resulta estratégica para los planes de crecimiento de las dos compañías fusionadas. Aunque muchos señalaron que Femsa vendió baratos sus activos cerveceros, la verdad es que la firma mexicana pasó de ser un actor regional a ser parte de una multinacional: algo parecido a la operación que hizo el Grupo Santo Domingo de Colombia cuando le vendió Bavaria a SABMiller y que tan buenos réditos le ha representado en los últimos cinco años.

Por su parte, Heineken abre enormes posibilidades en Latinoamérica. Entra con fuerza al mercado mexicano, uno de los más grandes de la región. El mismo día del negocio, anunció que una de las metas en el corto plazo es empezar a producir la marca Heineken en las plantas mexicanas de Femsa. Además, el mercado brasileño, donde domina Inbev-Anheuser Busch, la mayor cervecera del planeta, queda servido en bandeja de plata a Heineken, pues allí Femsa cuenta con ocho plantas de producción de cerveza, que servirán para 'atacar' de frente a los competidores.

El tercer punto es que este negocio podría significar el cierre de la consolidación mundial del mercado cervecero, pues aunque todavía quedan algunas marcas independientes, los niveles de transacción no superarían los de las fusiones que se han dado, como la de Inbev y Anheuser Busch, que costó 52.000 millones de dólares.

Actualmente, cada una de las grandes compañías tiene sus mercados más o menos dominados, pues el negocio cervecero se define con marcas locales y de profundo arraigo entre los consumidores. Pero marcas internacionales como Peroni, Budweiser y Heineken están ganando adeptos y eso va a hacer que la competencia no se dé sólo en términos de los locales, sino de los jugadores con presencia global. Es una pelea para alquilar balcón.