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TRAGOS Y CARROS AMARGOS

El recaudo de nuevos impuestos beneficiará los fiscos departamentales y municipales

14 de febrero de 1983

Departamentos y municipios serán, sin lugar a dudas, los grandes beneficiados con la reforma Betancur. Y lo serán gracias a que el gobierno, con ponderado criterio, decidió poner en práctica varias de las recomendaciones que, para fortalecer los fiscos de las entidades territoriales, había formulado el informe de finanzas intergubernamentales, más conocido como Wiesner-Bird.
La primera recomendación seguida por el gobierno fue la relacionada con el régimen catastral, del cual depende el principal de los impuestos municipales: el predial. Según el informe de la misión: "el predial es un impuesto de características atractivas en términos de equidad, progresividad y asignación de recursos. Se debe hacer, por lo tanto, todo el esfuerzo posible por elevar su elasticidad y su importancia relativa dentro del panorama fiscal colombiano. Para tal efecto se requiere, no sólo de métodos automáticos de reavalúos como lo propone el gobierno, sino también de la decisión política de elevarlos y de una eficaz administración de los recaudos".
De todos, la decisión política parecía el punto crucial, pues, según el mismo informe, "existe cierta evidencia de que a los más altos niveles en las recientes administraciones se ha impartido la orden a los institutos encargados de dicha tarea de congelar o demorar los reavalúos". El actual gobierno, con el respaldo popular que todavía tiene, tomó la decisión, se acogió a una fórmula propuesta por el anterior gobierno para actualizar los avalúos y diseñó la suya propia para permitir su revisión periódica. Lo único malo de esta ultima, según los observadores, es que no recoge la sugerencia de automaticidad, sino que la deja a criterio del gobierno, lo que puede introducir vicios políticos a su aplicación.
La medida, de todas formas, beneficiará sustancialmente los fiscos municipales. Por lo menos en teoría. Falta ver si el último de los condicionantes señalado por la misión, o sea, la administración eficaz de los Tecaudos, puede lograrse también en el corto plazo.
Otra de las recomendaciones aceptadas por el gobierno y plasmadas en la reforma fue la de ampliar la base del impuesto de industria y comercio mediante la inclusión de las instituciones financieras, medida que también redundará en un incremento importante de los recaudos municipales.
El impuesto de rodamiento
También la modificación introducida por el gobierno en el impuesto de timbre nacional relacionado con vehículos automotores (más conocido como impuesto de rodamiento), tiene su inspiración en el informe Wiesner-Bird. Según las conclusiones de la misión, "si de lo que se trata es de aumentar los ingresos departamentales, la mejor alternativa disponible es el uso más intensivo de la tributación a los vehículos automotores, tanto directamente por medio de impuestos de registro, como indirectamente a través de impuestos a la gasolina".
El decreto de emergencia fija dos tipos de impuesto. El de circulación y tránsito, equivalente al 2 por mil del valor comercial de los vehículos y que será recaudado por los municipios. Y el de timbre nacional, que sera cedido a departamentos, intendencias, comisarías y al Distrito Especial de Bogotá, para el cual se establecieron tarifas progresivas (que van del 8 al 25 por mil) acordes también con el valor comercial del automotor.
Es importante señalar que también en la adopción de la base del impuesto se siguen las sugerencias del informe mencionado, lo que viene a solucionar en buena parte el caos existente en la estructura anterior de tributación a los vehículos, en la cual las tarifas podrían ser fijas o relacionadas indistintamente con edad, peso y valor del automóvil. La nueva base (el valor comercial) está directamente relacionada con la capacidad de pago del propietario del mismo.
Estos nuevos impuestos (que lo son, aunque el gobierno insista en que se trata simplemente de una modificación de tributos ya existentes) producirán una suma importante de dinero para los fiscos departamentales, el 80 por ciento de la cual tendrá que destinarse a gastos de inversión, pago de deudas adquiridas por igual motivo o a transferencias a los servicios seccionales de salud. Sin embargo, algunos comentan que los dineros que se recojan podrían ser utílizados para cubrir parte del déficit "Si bien los impuestos a la cerveza, al transporte, que asciende cada año a la suma de 10 mil millones de pesos, para hacer que aquellos que tienen automóvil contribuyan con su aporte a los usuarios del transporte público.
Un trago amargo
La otra medida adoptada por el gobierno con el fin de fortalecer los fiscos regionales es el impuesto al consumo de licores, vinos y similares, que tampoco es, estrictamente hablando, un nuevo impuesto, sino la modificación de uno anterior.
El decreto respectivo, que unifica el impuesto de consumo para los licores (nacionales y extranjeros) en un 35 por ciento del precio promedio nacional en expendio oficial de la botella de 750 c.c. de aguardiente ansiado nacional, según lo determine el DANE, y para los vinos y similares en un 10 por ciento del mismo valor, tiene mucho menos relación que los anteriores con el informe de finanzas intergubernamentales.
En realidad, la mision Wiesner-Bird era poco amiga del aumento en el impuesto a los licores, como se desprende del siguiente párrafo: "Antes de concluir el presente capítulo, cabe agregar algunos comentarios sobre lo poco recomendable que sería aumentar la dependencia de cualquier nivel del gobierno en impuestos suntuarios como los que se aplican al consumo de bebidas alcohólicas y del tabaco. Como regla general, estos impuestos son horizontal y verticalmente inequitativos. Además, no desestimulan el consumo de estos productos; antes bien, si son muy elevados promueven el consumo ilegal". O de esta frase: "Si bien los impuestos a la cerveza, el tabaco y a los licores son demasiado importantes como para eliminarlos, la política no debería ser la de aumentarlos".
Uno de los temores expresados por la misión ha sido precisamente el centro de los comentarios posteriores a la expedición del decreto: el posible aumento del contrabando. Aparte de los riesgos señalados por algunos observadores, en el sentido de que la medida pueda estimular la falsificación o adulteración de licores con alta demanda y cuyos precios suban mucho a causa del decreto.
Aunque con menos seguridad, por los problemas mencionados, que en el caso de los otros impuestos analizazados, también el impuesto al consumo de licores puede incrementar los fiscos departamentales, a los cuales ha sido cedido éste, que también es un tributo nacional.
Falta ver como se complementa este fortalecimiento fiscal de los departamentos con medidas que permitan una mayor descentralización política y administrativa que los haga eficientes. No en vano el mismo informe Wiesner-Bird, en el cual hemos visto que se apoyan la mayoría de las medidas adoptadas, advierte al respecto: "Los cambios que se pretendan hacer para elevar los recaudos, ya sea aumentando o modificando tarifas sobre impuestos vigentes, o dotando a estos de nuevas fuentes de recursos, dependen del papel futuro que vayan a desempeñar los gobiernos centrales departamentales. Si se mantiene la tendencia hacia la centralización de funciones en el nivel nacional, serían menores (en importancia) las reformas a los tributos departamentales".--