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Turbulencia de altura

Hay revuelo en el mercado aéreo colombiano. Aerorepública puede venderse y Colombia y España se disputan las rutas.

28 de febrero de 2005

En las últimas semanas los radares del negocio aeronáutico colombiano han detectado una turbulencia inusual. De un lado, corren rumores de una posible venta de Aerorepública a la aerolínea panameña Copa, propiedad de la estadounidense Continental, tras varios meses de negociaciones. Del otro, Air Madrid, una pequeña compañía aérea española que llegó a Colombia a mediados de 2004 con tarifas mucho más bajas que las de sus competidores, ha amenazado con irse del país después de recorrer lo que sus directivos llaman "un camino tortuoso".

Estas dos movidas dan una idea de cómo se está calentando la competencia en el sector. Tal como ha ocurrido en otros países de Latinoamérica, en Colombia han agitado el mercado la expansión regional de compañías como Copa, Lanchile o Taca y la pelea de las llamadas aerolíneas de bajo costo por quitarles mercado a las tradicionales.

Conexiones por lo alto

Aunque ni Copa ni Aerorepública se han pronunciado al respecto, los analistas del sector consultados por SEMANA coin-

ciden en que una alianza entre ambas compañías es previsible. Los panameños han dado señales claras de estar interesados en entrar como locales a Colombia, un mercado que, con más de nueve millones de pasajeros, es el tercero más grande en Latinoamérica después de Brasil y México. Hace algunos años llegaron a un acuerdo con Aerorepública para compartir vuelos entre Bogotá y Panamá, pero fue rechazado por la Aerocivil. Y en 2004 se enfrentaron sin éxito al brasileño Germán Efromovich en la puja por adquirir Avianca.

Para Copa, poder atraer más pasajeros colombianos hacia su centro de conexiones (hub) en Panamá y de ahí repartirlos hacia otros destinos en Estados Unidos, Centro y Suramérica es una jugada estratégica. Hacerlo depende de los vuelos que le permita hacer la Aerocivil, que a su vez se ciñe a lo acordado con las autoridades aeronáuticas panameñas. Actualmente tiene una frecuencia diaria entre Bogotá y Ciudad de Panamá y su interés es conseguir dos, algo que hasta ahora no ha permitido el gobierno colombiano por considerar que las tres aerolíneas nacionales que compiten con Copa en ese mercado (Avianca, West Caribbean y Aires) quedarían en desventaja.

De concretarse la compra de Aerorepública, Copa lograría derribar estas restricciones. Además se quedaría con una aerolínea que, con 11 años de trayectoria, se ha convertido en un jugador importante en el mercado nacional. Hoy tiene más de la tercera parte del tráfico de pasajeros entre ciudades capitales en Colombia y el año pasado comenzó a ofrecer vuelos hacia Venezuela y Ecuador mediante un acuerdo con la aerolínea venezolana Aeropostal. En mayo próximo incluirá a Madrid en sus destinos a través de un convenio con la española Air Comet Plus.

Si las conversaciones entre Copa y Aerorepública llegan a buen puerto, Avianca se enfrentaría a un competidor poderoso, ya no sólo en el país sino también en los vuelos al exterior. La nueva alianza intentaría atraer a los viajeros internacionales hacia el hub de Panamá y Avianca, según ha dicho su nuevo capitán, Germán Efromovich, buscaría en cambio fortalecer a Bogotá como centro de conexiones.



A bajo costo

Los tiempos movidos en el mercado aéreo también han corrido por cuenta de Air Madrid, que con sólo ocho meses de operaciones ha despertado una polémica que tiene en vilo su permanencia en el país.

En junio de 2004, esta aerolínea, propiedad de empresarios hoteleros españoles, comenzó a volar entre Madrid, Cartagena y Bogotá, aprovechando una cláusula del acuerdo aéreo entre Colombia y España. Esta otorga tres vuelos semanales a la empresa española que llegue a Cartagena, Santa Marta o San Andrés, con el objetivo de promover el flujo de turistas extranjeros hacia esos destinos. En el caso de Air Madrid, la Aerocivil autorizó esta operación con vuelos que despegan en Madrid, aterrizan en Cartagena, continúan a Bogotá y se devuelven por la misma ruta, es decir, haciendo otra parada en la ciudad Heroica.

Desde entonces, han movilizado casi 15.000 pasajeros, de los cuales cerca de 5.000 se quedaron en Cartagena y el resto terminó en Bogotá. ¿Su éxito? Ofrece tarifas, en promedio, 300 dólares por debajo de las de sus competidores, Avianca e Iberia.

Sin embargo, Air Madrid ha sostenido que la doble parada en Cartagena no hace rentable el negocio y que esa exigencia es una interpretación equivocada del acuerdo bilateral por la Aerocivil. Los directivos de la aerolínea esperaban que este punto se aclarara en las dos reuniones realizadas entre las autoridades aeronáuticas de Colombia y España. Pero nada ha cambiado y, según Julio Martínez, vocero de Air Madrid, en carta enviada a la embajadora de Colombia en España, Noemí Sanín, el interés del gobierno colombiano es "favorecer a otras aerolíneas y encarecer nuestros costos de operación y funcionamiento".

Juan Carlos Vélez, director de la Aerocivil, afirma que esta entidad aceptaría la solicitud de Air Madrid si las autoridades españolas le otorgan a Avianca tres frecuencias adicionales a Madrid desde Cali, Medellín y alguna ciudad del Eje Cafetero. Para Avianca, el verdadero interés de Air Madrid, más que abrir el mercado turístico cartagenero, "es competir en el tráfico étnico entre Madrid y Bogotá", es decir, el de los inmigrantes colombianos residentes en España. No hay que olvidar que el 15 por ciento de los ingresos de la aerolínea de Efromovich (casi 39 millones de dólares) provienen de los tiquetes que vende en esta ruta.

"Hemos incentivado el turismo a Cartagena y queremos seguir haciéndolo", dice Isabel Orozco, gerente de Air Madrid en Colombia, y agrega que lo que están buscando es hacer viable la operación. Es un hecho que ninguna aerolínea puede ganar dinero trayendo solamente turistas a la Heroica y que el 'gancho' es poder transportar colombianos a Bogotá.

Tanto el caso de Copa y Aerorepública como el debate que ha generado la operación de Air Madrid reflejan en el fondo un forcejeo porque Colombia abra su mercado aéreo. Aunque el gobierno ha anunciado que adoptará una política de apertura, sus decisiones siguen siendo proteccionistas. El dilema es, de una parte, proteger la salud de aerolíneas como Avianca, que aunque es de propiedad de un brasileño, tiene su sede y sus empleados en Colombia. Y, por la otra, abrir opciones para que los pasajeros puedan volar a menor precio.