Home

Economía

Artículo

UN PODER EN LA SOMBRA

A pesar de haber permanecido casi anónimo hasta el final del gobierno, Armando Montenegro es uno de los funcionarios que más velas ha tenido en el 'revolcón' .

11 de abril de 1994

SE DICE QUE CUANDO TERMINE EL PRESENte gobierno, el ministro de Hacienda, Rudolf Hommes, y el jefe del Departamento Nacional de Planeación, Armando Montenegro, van a montar una oficina de consultoría cuyo nombre y lema serán "Lutero y Calvino: se hacen reformas ". Con ello no harían más que legalizar lo que hasta el momento ha sido una sociedad de hecho. Porque lo cierto es que, a pesar de que todo el país asocia exclusivamente con el Ministro de Hacienda el revolcón de la administración Gaviria -que cambió, para bien o para mal, las reglas de juego en materia económica-, detrás de casi todas las reformas ha estado también la mano del jefe del Departamento Nacional de Planeación.
Montenegro es, con el propio Hommes, uno de los pocos funcionarios que han permanecido en su cargo desde el comienzo del actual gobierno, y, de no presentarse ninguna eventualidad, será el primer jefe de Planeación que permanezca cuatro años al frente de la entidad. Y no precisamehte por falta de oportunidades: estuvo por lo menos tres veces en el sonajero ministerial -como candidato a las carteras de Comercio Exterior, Obras Públicas y Medio Ambiente- y su nombre se mencionó en repetidas ocasiones como uno de los más indicados para integrar la Junta Directiva del Banco de la República. Pero al final el gobierno prefirió mantenerlo en su cargo. "Supongo -dice- que al Presidente le sirvo más aquí ".
Y no sólo al Presidente, sino -principalmente- a su Ministro de Hacienda, para quien la jefatura de Planeación es el puesto más importante del país: "No sólo maneja toda la inversión, sino que tiene la voz cantante en el Conpes. que es el foro en el cual se toman las grandes decisiones económicas". Por eso, y desde el mismo momento en que fue nombrado en el Ministerio, Hommes quiso asegurarse un aliado en Planeación. Y nadie mejor que su amigo. "Con Montenegro -dice Hommes- hacemos un gran equipo. Hasta tal punto que todos los temas relacionados con la política económica los discuto con él antes de llevarlos a los foros respectivos".

DE FAMILIA SURDICA
Nacido en Pasto -de padre pastuso y madre paisa- hace 41 años, la figura Montenegro no revela para nada su origen. Al contrario, tanto él como sus tres hermanos podrían pasar en cualquier parte del mundo como ciudadanos suecos. Sobre todo Santiago, un gigante de 1,95 metros a quien sus amigos llaman "súrdico" por su enorme parecido con el protagonista del comercial de jabón Nórdico que no hace mucho, y durante varios meses, pasó por los canales de televisión. Armando mide 1,85 metros, pero por extensión sus amigos también lo llaman 'súrdico', aunque en los círculos profesionales es más conocido como 'el mono'. Ingeniero industrial de la Universidad Javeriana, Montenegro se hizo economista luego de que las inquietudes despertadas en él por una maestría en estudios latinoamericanos en la Universidad de Ohio lo llevaron a matricularse, a comienzos de 1978, en la maestría en Economía de la misma Universidad. Su ingreso al cerrado sanedrín de los profesionales que manejan el encordado económico del país se dio -como en muchos otros casos- gracias a una recomendación de Rodrigo Botero. Un profesor finlandés de la universidad le habló de él al ex Ministro de Hacienda y le dijo que era uno de sus alumnos más aventajados. Eso bastó para que a Montenegro se le abrieran las puertas del establecimiento a su regreso al país.
Su carrera comenzó en el Banco de la República, donde se incorporó como investigador a la dirección de estudios económicos, conformada en ese entonces por un grupo de jóvenes profesionales que se destacan hoy día en la vida económica del país, como Hernando José Gómez (miembro de la Junta Directiva del Banco de la República), Santiago Herrera (director Nacional de Presupuesto) y Alberto Calderón (director de la campaña de Humberto de la Calle). Al poco tiempo, Montenegro se retiró del Banco y se fue para Nueva York a hacer su doctorado. Y al terminar sus estudios, en 1985, regresó al Emisor como jefe de ese mismo grupo.

EL ENCUENTRO CON HOMMES
Al final del período presidencial de Belisario Betancur, Montenegro fue nombrado asesor de la Junta Monetaria, en reemplazo de Carlos Caballero Argáez. "Faltaba muy poco para que se acabara el gobierno -dice Montenegro, medio en broma, medio en serio- y de seguro nadie más quiso aceptar". Ese cargo fue muy importante para él. Su compañero en ese entonce -había dos asesores- era Gilberto Gómez, el actual presidente del Banco Cafetero. Pero con el cambio de gobierno, Gómez se retiró de la Junta y en su reemplazo entró Rudolf Hommes. Los dos asesores se conocían muy poco, pero congeniaron casi de inmediato. "Fue como un matrimonio hindú -dice Hommes-, donde uno no conoce a su pareja; pero como la mayoría de los matrimonios hindúes, funcionó". Hommes estuvo un año -por reloj- en la Junta Monetaria. Y en ese año no sólo nació una gran amistad entre los dos, sino que se incubaron los gérmenes del actual revolcón. "Los dos -dice hoy el Ministro de Hacienda- éramos muy rebeldes y nos unió el ambiente decimonónico que reinaba en el Banco de la República. Fue en ese ambiente que entendimos que el intervencionismo sólo servía para hacerles favores a los más privilegiados, y que para poder hacer algo en este país era necesario liberar las cosas". Nació entonces en ellos un espíritu reformista al que no fue ajeno el entonces ministro de Hacienda, César Gaviria Trujillo.
De esa época es una anécdota que se relaciona de nuevo con la pinta de los Montenegro. Un día salió Hommes de su oficina y vio en el pasillo a un poco de monos, medio hippies, y los saludó en inglés, como tocaba. Los monos le contestaron el saludo también en un perfecto inglés y Hommes se volvió para la oficina sin preocuparse más por los visitantes. Como a los cinco minutos entró Montenegro y le dijo: "Rudy, venga le presento a unos primos que acaban de llegar de Pasto".
Después del retiro de Hommes, Montenegro permaneció como asesor de la Junta Monetaria y en calidad de tal participó activamente en las discusiones que llevaron a la modificación del contrato entre el Gobierno y la Federación Nacional de Cafeteros para el manejo del Fondo Nacional del Café. Al final, se llegó a la conclusión de que era importante que el Gobierno tuviera dos asesores cafeteros trabajando en estrecho contacto con la Federación. Uno de ellos fue el propio Montenegro, y el otro fue José Antonio Ocampo, actual ministro de Agricultura.

A REFORMAR SE DIJO
Estando es esas llegó un día Rudolf Hommes a visitarlos, con una propuesta que, según él, "cambiaría la vida de todos". César Gaviria acababa de ser nombrado jefe de debate de Luis Carlos Galán y le había pedido a Hommes que manejara la parte económica de la campaña. Este, a su vez, quería que Montenegro y Ocampo trabajaran con él. Ocampo se negó, aduciendo desde entonces su cercanía idealógica con Ernesto Samper. A Montenegro, en cambio, le entusiasmó la idea y se convirtió en un asiduo asistente a los llamados "miércoles del Club Suizo", reuniones semanales realizadas por Hommes con un selecto grupo de profesionales y de las cuales salió casi todo el programa económico del actual gobierno.
Elegido presidente, Gaviria constituyó un grupo más pequeño de asesores y les asignó temas concretos. A Montenegro, Hommes y Carlos Caballero les tocó uno de los más delicados: la reforma cambiaria. Luego de darle muchas vueltas, decidieron proponerle al Presidente la eliminación del Decreto 444, institución considerada intocable. Para su sorpresa, sin embargo, a Gaviria le pareció lo más natural del mundo. Esa fue como una especie de luz verde para el revolcón que se produciría después en casi toda la normatividad económica del país. Y sirvió, además, para fortalecer la llave Hommes-Montenegro.
Curiosamente, mientras a Hommes le dijeron en julio que iba a ser ministro, a Montenegro sólo le ofrecieron la jefatura de Planeación la víspera de la posesión del Presidente. La razón, al parecer, fue que Montenegro estuvo hasta esa fecha entre los ministeriables, pero dadas las exigencias regionales y de partido, finalmente no fue posible nombrarlo y entonces le ofrecieron Planeación. No obstante, según otra versión -negada públicamente por Hommes- cuando se supo que Samper iba a estar en el gabinete, el Ministro de Hacienda habría pedido que se rompiera la neutralidad en el equipo económico y se nombrara en Planeación a una persona que pudiera garantizar el adelanto de las reformas.
Lo cierto es que la presencia de Montenegro fue clave para dirimir algunos de los conflictos que se presentaron en el interior del Gobierno, en particular el de la apertura. Aunque la mayoría de los protagonistas coinciden en afirmar que fue el propio Presidente quien decidió acelerar la apertura en 1991, es evidente que para ello debía contar con el respaldo de la mayoría del equipo economico. Y a la hora de contar, la conformidad del jefe de Planeación -que se logró después de que se solucionaron algunos problemas relacionados con la parte fiscal- fue decisiva. Como lo fue en casi todas las demás reformas.
Más importante que eso, sin embargo, según otros funcionarios consultados por SEMANA, ha sido el apoyo logístico que Montenegro -y en general Planeación- le ha brindado al Gobierno en otros frentes, como en la preparación de las cartillas que sirvieron de base a la gran campaña regional que realizó el presidente Gaviria en 1993 -cuando se recorrió casi todo el país analizando los alcances de los programas de inversión- que tanto ayudó a mejorar su imagen después del apagón.
Pero al margen de aquella discusión, la verdad es que Montenegro sale muy bien librado de su labor y que él mismo se declara satisfecho por el papel que ha desempeñado en el Gobierno. Por eso no son muchos los que descartan una futura figuración política del jefe de Planeación. Ni siquiera él mismo, aunque dice que por ahora quisiera salir a descansar por lo menos un año, refugiándose en una universidad en la que pueda analizar, a la distancia y en perspectiva, los procesos de apertura que han vivido los países de la región en los últimos cuatro años. Después, 'Lutero y Calvino' y todo lo que venga. -