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UNA DE PIRATAS

2 de septiembre de 1996

Una de piratas Aunque en Colombia ha disminuido el uso ilegal de 'software', la práctica aún está muy lejos de ser controlada. Un estudiante de una universidad de Bogotá le envió una carta a Bill Gates en la cual le contaba que había comprado un computador con mucho esfuerzo y le pedía el favor de que le regalara el software. La misiva fue remitida a las oficinas de Microsoft en Colombia, donde le dieron trámite a su solicitud. Le contestaron que por qué mejor no compraba el software y pedía a cualquiera de las empresas que fabrican hardware que le regalara la máquina. Con esa negativa la Multinacional intentó concientizar al universitario que debía pagar por los programas de computador. Esa acción educativa no fue un hecho aislado, pues en ese sentido vienen trabajando las compañías que desarrollan o producen software en Colombia. Los empresarios esperan enseñarle a la gente que el software es un bien como cualquiera otro y que si lo copian están cometiendo un delito. Su interés obedece a que la piratería les está ocasionando grandes perjuicios. Según cifras de la Asociación Nacional de Industriales de Software Indusoft las pérdidas por piratería en 1994 sobrepasaron los 90 millones de dólares y el año pasado éstas estarían por encima de los 100 millones de dólares. Esto se debe a que por cada programa que se vende hay cuatro funcionando en forma ilegal. Para tratar de neutralizar este flagelo Indusoft ha adelantado una campaña de zanahoria y garrote. Las labores de divulgación para explicar que la reproducción de software viola las leyes de los derechos de autor han sido acompañadas con acciones judiciales. La Fiscalía General de la Nación y el Departamento Administrativo de Seguridad DAS han realizado operativos en empresas que utilizan software pirata y en establecimientos que venden programas sin licencias. Los resultados en el campo corporativo son disímiles. En las grandes empresas el uso ilegal del software prácticamente ha desaparecido. Las directivas de éstas se cuidan de quedar en la picota pública en caso de que se realice un operativo. Pero entre los medianos y pequeños empresarios y en las oficinas del gobierno siguen primando los programas ilegales. Los vendedores piratas también han recibido garrote. Gracias a los operativos judiciales ha disminuido en Bogotá la práctica de dar como 'ñapa' la instalación de varios programas por la compra de un computador. Sin embargo en las ciudades intermedias esa costumbre sigue intacta porque son los mismos clientes quienes exigen que las máquinas estén 'cargadas'. Ahora la mayor preocupación que asalta a los empresarios es que la falsificación siga en aumento. Casos como el del joven bogotano que reproducía en su casa CD Rom son cada vez más frecuentes. Además, como si la piratería local fuera poca, ya ha sido detectada la venta de programas ilegales provenientes de China. A pesar de todos estos esfuerzos lo cierto es que la guerra contra la piratería apenas está comenzando. El camino no sólo es largo por la alta rentabilidad del negocio de la falsificación, sino porque existen obstáculos de índole legal. Colombia posee una amplia legislación para la defensa de derechos de autor pero su aplicación es lenta y engorrosa. "Así se le da la oportunidad a la gente para que destruya las pruebas", señala el abogado de Indusoft, Eduardo Quijano. De cualquier manera, con la situación actual de uso de programas ilegales, las empresas productoras de software esperan que Indusoft haga la de Peter Pan y logre por fin derrotar a los piratas.