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La propuesta de Carlos Menem de adoptar el dólar como moneda oficial de Argentina, <BR>podría abrir las puertas a la dolarización del resto de América Latina

1 de marzo de 1999

En los últimos años la inestabilidad económica ha sido una constante en casi todos los
países de América Latina. En la década de los 90 varios países de la región _incluidos Brasil, Venezuela,
México, Ecuador y Colombia_ han tenido que devaluar sus monedas por encima de lo programado en sus
planes económicos. Y esas devaluaciones se han convertido en un factor desestabilizador que ha precipitado
crisis económicas y financieras de distinta intensidad. Para algunos analistas la propuesta del presidente de
Argentina, Carlos Menem, de estudiar la posibilidad de adoptar el dólar como moneda oficial en toda la
región, es el reconocimiento de que el manejo de la política monetaria y los sistemas cambiarios utilizados
hasta ahora _las bandas, la convertibilidad y la flexibilidad, entre otros_ no han sido capaces de garantizar
la estabilidad requerida para un crecimiento sostenido de las economías de América Latina. Y que por eso es
necesario tomar medidas radicales, como la dolarización de uno o varios países de la región. ¿Que esy cómo
funciona?Dolarizar la economía de un país es dejar que la divisa de Estados Unidos cumpla con las tres
funciones fundamentales de la moneda en cualquier sociedad: ser el medio por excelencia de intercambio,
servir como depósito de valor y funcionar como medida contable. En otras palabras, es dejar que el dólar
asuma todas las funciones de la moneda local. Una dolarización de la economía colombiana, por ejemplo,
significaría la desaparición del peso. Y eso cambiaría radicalmente las reglas del juego monetario. En
Colombia las expansiones y contracciones monetarias las hace el Banco de la República en la medida en
que considere que existe un exceso de oferta o de demanda de recursos en el mercado. Con la
dolarización el Banco Central desaparecería en la práctica y el manejo monetario pasaría a manos de los
bancos privados y de la Reserva Federal de Estados Unidos. Así es como ha funcionado Panamá
prácticamente desde su independencia. Para sus defensores la dolarización _combinada con un sistema
financiero internacionalizado_ reduciría o anularía la necesidad de tener reservas internacionales, lo que
disminuye los costos que genera mantenerlas. Y facilitaría mucho el manejo monetario. Hay estadísticas
que demuestran que los países que mantienen el control de su política monetaria han incurrido _con mayor
frecuencia que los que no lo tienen_ en graves errores de manejo de su moneda (ver gráfica). Y eso ha
redundado en mayores niveles de inflación, controles de cambio más estrictos, tasas de interés elevadas y
devaluaciones frecuentes. La dolarización, argumentan, eliminaría el riesgo de devaluación, lo que se
traduciría en menores desequilibrios monetarios, con un impacto positivo en las tasas de interés, la inflación y
el crecimiento. Kurt Schuler, economista de la Universidad George Mason que ha concentrado sus estudios
en el tema, asegura que ''la libertad que se le ha otorgado a los bancos centrales para manejar la oferta
monetaria y la tasa de cambio, más que estabilizar ha desestabilizado un número importante de
economías".Pero, por otro lado, la dolarización tiene unos costos enormes. Uno de ellos es el tener que
abandonar totalmente el control de la política monetaria, caso en el cual el Banco Central no puede ser
utilizado como el último recurso del sistema financiero. Si un banco privado presentara problemas de liquidez
no podría recurrir al Emisor para solventar su situación. Y si el país entrara en un período de desaceleracion
el Banco Central no podría generar la expansión necesaria para reducir las tasas de interés y propiciar una
reactivación de la economía. Según Leonardo Villar, miembro de la Junta Directiva del Banco de la República,
''cuando se dolariza se le entrega el control de la moneda a la Reserva Federal de Estados Unidos, nación que
no tiene los mismos ciclos económicos de un país como Colombia, por lo que el manejo monetario no sería
adecuado ni consistente con las necesidades de ese Estado". Otro problema es que el gobierno perdería la
oportunidad de producir utilidades con la impresión de billetes por medio del Banco Central. Estas quedarían
en manos de la Reserva Federal de Estados Unidos. No obstante, para algunos analistas que han
estudiado el caso, la pérdida por este concepto en un país como Colombia no superaría el 0,5 por ciento del
PIB, cifra que se compensaría con la reducción de los gastos de administración de las reservas
internacionales.Finalmente, si bien es claro que Estados Unidos ha logrado mantener una política estable
durante los últimos dos siglos y que por eso el dólar se ha convertido en una moneda dura, nadie garantiza
que siempre mantendrá ese estatus. Falta muchoDe todas maneras, para los analistas consultados por
SEMANA, Colombia está lejos de la dolarizacion ya que para llevar a cabo este proceso se requieren
profundas medidas estructurales, parecidas a las que tomó Argentina cuando adoptó la convertibilidad de su
moneda por el dólar, que es el último paso que se da antes de la dolarización total de la economía. Para
Armando Montenegro, presidente de Anif, ''las condiciones no están dadas para que Colombia se dolarice".
Según él, sin embargo, ''el gobierno ha empezado a ampliar el uso de esta moneda con la emisión de títulos
del gobierno en dólares en el mercado local, y sería interesante tomar un paso adicional en este sentido,
permitiendo que los colombianos tengan cuentas en dólares en el país". El chileno Felipe Larrain, profesor de
la Universidad de Harvard, a pesar de que no recomienda la dolarización unilateral ni para Argentina ni para
Colombia, sostiene que ''se debe proseguir en la búsqueda de una creciente integración en el continente
americano que podría dar paso en el largo plazo a una moneda común al estilo de Europa".En cualquier caso
el debate apenas comienza. Y por ahora sólo parece haber una conclusión: que se deben buscar alternativas
para generar un equilibrio mayor en las tasas de cambio y que ningún sistema cambiario sustituye la
prudencia y la disciplina en materia de política económica. nLa inestabilidad cambiaria no ha permitido un
desarrollo económico constante en América LatinaPanamá: experimento exitosoPanamá adoptó el dólar como
moneda de tenencia legal en 1904 y desde entonces es la moneda oficial. Todas las transacciones se hacen
en la divisa norteamericana. En general, el sistema monetario panameño tiene cuatro características
fundamentales:
1. La moneda oficial es el dólar. El balboa, la moneda nacional, es sólo una unidad de contabilidad aunque
el gobierno emite un cierto número de monedas de plata con esa denominación.
2. Los mercados de capitales son libres. Prácticamente no existe ningún tipo de intervención gubernamental y
no hay restricciones a las transacciones bancarias. De esta forma el flujo de capitales y el nivel de las
tasas de interés es determinado libremente por el mercado.
3. El sistema financiero está compuesto por un número importante de bancos internacionales, lo que lo
hace altamente competitivo.
4. No existe un banco central ya que no se necesitan reservas internacionales ni un agente para disminuir o
aumentar la oferta monetaria.Cuando existe un exceso de oferta monetaria los bancos privados aumentan
sus depósitos en el exterior, en sus filiales y en otros bancos. Por otro lado, si se presenta un exceso de
demanda, los bancos privados buscan los recursos en los mercados internacionales por medio de préstamos
o disminuyendo sus reservas. Por eso equilibrar los flujos de capital es labor de los bancos privados y no de
un banco central, como ocurre en Colombia. Hasta ahora la experiencia en Panamá ha demostrado que este
sistema es muy eficiente y las grandes entradas y salidas de capital en ese país no han generado mucha
inestabilidad ni volatilidad en los mercados financieros. En el istmo las tasas de interés son similares a las
que se encuentran en los mercados internacionales. Las tasas de los préstamos en dólares al comercio han
rondado entre 2 y 4 por ciento en promedio durante los últimos 20 años, mientras en el resto de América
Latina, con excepción de Chile y El Salvador, éstas han estado entre 9 y 18 por ciento. La inflación en
Panamá en ese mismo período ha sido en promedio del orden del 3 por ciento, mientras en países como
Colombia ha sido superior al 20 por ciento. En otras palabras, los indicadores económicos en general
demuestran que el sistema financiero panameño y la dolarización han sido más eficientes que los bancos
centrales y el uso de monedas propias en América Latina.