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VIRAJE RADICAL

El gobierno presiona la baja en las tasas de interés, como medida de reactivación económica.

7 de marzo de 1983

Buscando otorgar una mayor liquidez al sistema financiero, la Junta Monetaria decretó la liberación de 55 mil millones de pesos que constituían el efecto del encaje marginal vigente hasta 1980. La mayor parte de esta cifra fue depositada en el Banco de la República entre febrero de 1977 y febrero de 1980, época en la cual el encaje marginal era del 100%.
En realidad, la suma que irrigará al sistema bancario sera menor, ya que prevalece un encaje ordinario del 45%, o sea que 24 mil 750 millones de pesos continuarán congelados en el Banco Central.
El encaje ordinario, que normalmente rige en toda economía, consiste en que los bancos comerciales deben tener guardado en la banca central un porcentaje de los depósitos de los cuentahabientes. El marginal también consiste en retener un porcentaje, pero no del total de los depósitos, sino tan sólo de las nuevas captaciones.
La función de estos encajes es doble: la primera es proteger a quien deposita su dinero en los bancos, obligando a éstos a mantener una reserva previendo cualquier situación adversa que pueda presentarse. La segunda es controlar el monto de dinero que circula en la economía. Si en un momento dado se considera que hay un exceso de dinero circulando, que provoca aumentos en precios por incrementos en la demanda ante los cuales la oferta no puede responder, se aumenta el encaje. De esta forma disminuye el circulante y se frena así la presión sobre los precios.
El abuso en el uso de los encajes puede dejar ilíquida a la economía, aumentando el costo del dinero, o sea incrementando las tasas de interés. Esto, no sólo porque hay una gran demanda sobre unos fondos muy escasos, sino también porque los bancos tratan de obtener altos márgenes de intermediación sobre los recursos que se les permite mover (lo que está congelado en el Banco de la República no renta absolutamente nada). También hay que tener en cuenta que si los bancos no disponen de recursos de cuenta corriente, inmediatamente comienzan a hacer uso de recursos más costosos, como son los CDT, lo cual implica incrementos automáticos en la tasa de interés. Esto es precisamente lo que venía ocurriendo.
La nueva medida de liberación busca provocar un descenso en las tasas, particularmente en las de colocación, ya que las de captación han bajado considerablemente durante los últimos meses. La iliquidez era el principal argumento de los bancos no oficiales para no reducir la tasa de colocación. Al perder peso este argumento con la liberación de los fondos, el gobierno espera que el descenso en las tasas de interés se comience a ver con relativa rapidez. Si esto no ocurre, --especulan algunos economistas del sector privado--, el gobierno puede tomar la decisión de bajarlas mediante la imposición de medidas, ante la incapacidad de los bancos de regularlas en el seno del mercado.
Aunque hay quienes afirman que la liberación de estos fondos puede ejercer una presión inflacionaria, algunos economistas ligados al gobierno consideran que esto no va a ocurrir. Por un lado, debido a que la situación que hizo necesaria la implantación del encaje marginal del 100 por ciento, o sea la rápida monetización de divisas por el efecto de la bonanza cafetera, no tiene nada que ver con la situacion actual (las reservas cayeron el año anterior alrededor de 800 millones de dólares). Por otra parte, lo que se busca es un crecimiento estable de la masa monetaria durante todo el año y no bruscas fluctuaciones como se presentaban anteriormente. Esto último es mucho más peligroso desde el punto de vista inflacionario.
Finalmente, los defensores de la medida consideran que la causa actual de la inflación está lejos de ser un exceso de demanda. La razon del incremento en los precios, se afirma, se encuentra más que todo en los costos que afectan la producción: tasas de interes, devaluación, costos laborales, etc.
Agregan que actualmente la demanda no es excesiva y que, por el contrario, hay necesidad de reactivarla a toda costa. Esto ha llevado a pensar que hubiese sido un error seguir canalizando la descongelación por intermedio del crédito de fomento como se hizo el año anterior. El crédito de fomento exige incrementos en producción y no se considera sano ampliar la capacidad instalada cuando la demanda está estancada.
De no ser correcto el anterior diagnóstico, el gobierno corre el riesgo de agravar la actual recesión, aumentándole un alto índice de inflación.--