Home

Economía

Artículo

VUELVE Y JUEGA

Anque el gobierno confía en la venta de Carbocol para solucionar el déficit fiscal de 1997, son muchas las dudas que hay en torno del proceso.

16 de septiembre de 1996

Si hay un tema que pasó de las primeras planas al olvido casi absoluto en apenas un año es la privatización de Carbocol. Después de ser anunciada con bombos y platillos a comienzos de 1995, se cayó a los seis meses por la polémica decisión del entonces presidente de la compañía, Antonio Pretelt, de declarar desierta la licitación que permitiría escoger el banquero de inversión que asesoraría el proceso. Inmediatamente el tema quedó dentro del tintero. Sin embargo, ante la urgencia de conseguir recursos para evitar que las finanzas públicas entren en cuidados intensivos, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, le planteó el 25 de junio al presidente Ernesto Samper la necesidad de volver a estudiar la venta. El Presidente aceptó y fue así como Ocampo anunció hace 15 días, no sólo que Carbocol saldría a la venta, sino que del proceso dependía casi el 40 por ciento del plan de ajuste fiscal para 1997. De hecho, el gobierno espera cubrir el próximo año un faltante de 1,9 billones de pesos para evitar un déficit fiscal equivalente al 1,84 por ciento del PIB en el sector público consolidado. Del total de recursos, la privatización del complejo carbonífero dejaría 740.000 millones de pesos de acuerdo con cálculos preliminares y pesimistas sobre el valor de la empresa. Más de un observador criticó el anuncio del gobierno, pues como dijo uno de ellos, "hay demasiadas dudas alrededor de la venta de Carbocol como para poner en sus manos algo tan prioritario como el ajuste fiscal. En lugar de eso el gobierno debería, por ejemplo, recortar los fondos de cofinanciación". Más allá de la opción de tomar otras salidas, lo cierto es que sí son muchas las dudas que hay en torno de la venta del complejo. Según dijo el director de Crédito Público del Ministerio de Hacienda, Clemente del Valle, "el gobierno sabe eso, pero confía en que en el segundo semestre de 1997 podrá vender a Carbocol. Y una prueba de ello es que hay inversionistas interesados". Según pudo establecer SEMANA, quienes han hecho consultas y mostrado interés son las empresas RTZ y Gencor. La duda más urgente de solucionar es ¿qué va a ocurrir con el contrato entre Carbocol y la Exxon, que es la operadora de El Cerrejón, el cual se vence en 2008? Los analistas consultados por SEMANA piensan que antes de cualquier cosa es necesario saber si la multinacional quiere prorrogarlo, pues el inversionista que quiera comprar se preguntará quién va a ser su socio y por cuánto tiempo. Según dijeron fuentes de la Exxon, "sí estamos interesados en la prórroga, pero antes de hablar de privatización es necesario ampliar la capacidad de la mina en por lo menos un 40 por ciento". El ministro de Minas, Rodrigo Villamizar, cree que la expansión es una necesidad sobre la cual no hay duda, pero piensa que "antes de entrar en detalles hay que hablar de las generalidades y de la filosofía del proceso, pues de lo contrario se enredan las negociaciones". Independientemente de qué es lo primero, la verdad es que no es mucho lo que se ha avanzado en las conversaciones con la Exxon. Sin embargo, aunque ese es un tema urgente, es pequeño frente a las dudas que hay alrededor de la situación financiera de Carbocol. Negro panorama La crisis de la empresa se remonta a cuando el gobierno firmó el contrato con la Exxon, en 1980. En ese entonces se hicieron unos cálculos bastante optimistas sobre el comportamiento de los precios del carbón. La idea era que a partir de 1986 estarían siempre por encima de los 80 dólares y que su ascenso sería permanente, hasta superar incluso la barrera de los 100 en 1990 y la de los 200 en 1994. La realidad ha sido muy distinta y el carbón nunca se ha podido vender por más de 40 dólares. Así, en tanto que las proyecciones decían que los ingresos alcanzarían para pagar una deuda por 1.500 millones de dólares, éstos no han sido suficientes, y aun cuando hace tres años la Nación se metió la mano al dril y capitalizó la compañía en 900 millones de dólares, aún hay un abultado nivel de endeudamiento que alcanza los 1.030 millones de dólares. Con este oscuro panorama ha sido difícil para la empresa generar utilidades. De hecho, sus pérdidas han sido prácticamente una constante _ver gráfico_ con excepción de 1993 y 1994. Y aunque este año la empresa va bien, pues en el primer semestre tuvo ganancias por 87.000 millones de pesos, aún no se sabe lo que va a ocurrir al final del año, ya que depende en gran parte del comportamiento de la tasa de cambio, pues como su deuda está en dólares, si la devaluación es mayor a la inflación las pérdidas serán inevitables. No obstante, las perspectivas hablan más de revaluación, de manera que es probable que la compañía conserve su tendencia hacia la recuperación. Pero aún así, el alivio total de Carbocol es más complejo y no depende sólo del comportamiento del dólar. Según el presidente de la compañía, Iván Daza, "hay dos caminos para tomar: uno es volver a capitalizar la compañía, y el otro es aumentar la producción en la mina". Y en eso coincide con la Exxon. Sin embargo, para que ese esfuerzo tenga éxito, habría que adelantar una ardua labor de comercialización, especialmente en Europa, para colocar el producto y evitar una sobreoferta de carbón nacional. Pero aparte de la situación que ha generado la deuda y de las salidas que hay para disminuirla, la pregunta es ¿qué se va a hacer con ella durante la privatización? Clemente del Valle, director de Crédito Público del Ministerio de Hacienda, plantea que una opción es asignarle la deuda a los compradores para que ellos la sigan pagando, lo que bajaría el precio de la compañía. La otra posibilidad es vender la empresa sin deuda, pero más cara, de manera que el gobierno tenga recursos para atenderla. "Eso depende en gran parte del comprador, pero hasta ahora estamos en los inicios del proceso, de manera que es muy pronto para hablar de eso", agregó. Y la verdad es que la privatización hasta ahora está arrancando. Aún no se ha contratado la firma que va a valorar la empresa, pues los 740.000 millones de los que se habla en el plan de ajuste fiscal son apenas un acercamiento, bastante preliminar y pesimista. Tampoco se ha escogido al banco de inversión que adelante el proceso de promoción y venta. Según los cálculos del gobierno, ambas cosas estarán listas a finales del año para iniciar en forma la venta en 1997. En cuanto al precio de Carbocol, el gobierno confía en valorizar la compañía mediante una estrategia novedosa. En palabras del ministro Ocampo, "se trata de separar la infraestructura de transporte y lo que es la mina en sí". Según Rodrigo Villamizar, "eso hace más fácil aumentar la capacidad de los dos negocios". Y lo que todo el mundo ruega es que eso sea cierto, pues la primera caída de la privatización no importó tanto. Al fin y al cabo de ella no dependía la estabilidad de las finanzas públicas. Pero en este caso, si el gobierno no logra vender Carbocol, el déficit terminará por meter en problemas a toda la economía.