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VUELVE Y JUEGA

Al repetirse el fenómeno alcista de comienzos del año, la inflación pasa a ser una prioridad de la política económica.

14 de abril de 1986

Es, sin duda alguna, uno de los temas más trillados por los economistas. No obstante, cuando el martes pasado el Conpes estuvo examinando lo que ha pasado con los precios en Colombia durante los últimos meses, quedó definido que el tema de la carestía ha pasado a ser la prioridad de la política económica actual.
Y no es para menos. Según el DANE, en los dos primeros meses del año el crecimiento promedio de los precios ha sido superior al 6% y rodo parece indicar que lo peor esta por venir. La presencia de la bonanza cafetera ha renovado el temor de que se presente una espiral alcista sin precedentes, con nefastos efectos sobre la estabilidad del país. Tal como subrayara recientemente un miembro del equipo económico "lo peor que puede pasar es que se desborde la inflación".
De hecho, los antecedentes no son muy alentadores. En 1977, cuando la bonanza de ese entonces, el mayor poder de compra de los cafeteros coincidió con una época de malas cosechas y, como resultado, la inflación superó la marca del 40% anual. Como consecuencia, en 1978 se tomó una serie de medidas drásticas que fue exitosa, pero acabó produciendo trastornos en otras áreas de la economía.
Aparentemente, en esta oportunidad sólo se quiere repetir la parte buena de la experiencia. El documento discutido en el Conpes y presentado por el Departamento Nacional de Planeación señala la estrategia antiinflacionaria que se ha adoptado, con la esperanza de que la subida en los precios se límite a un 22% durante 1986.
Semejante meta debe ser alcanzada mediante una combinación de estrategias para aumentar la producción interna y controlar el dinero en circulación. En opinión del gobierno, si existe dinero excesivo en la economía y el abastecimiento de productos es insuficiente, el resultado inexorable será una espiral alcista.
Por ahora, el equipo económico ha sido especialmente rápido en adoptar estrategias que controlen el volumen de la masa monetaria. Según la Junta Monetaria se requiere "sacar" del sistema una suma cercana a los 65 mil millones de pesos si se desea que los medios de pago crezcan entre un 28% y un 30% solamente.
Para lograrlo, el gobierno ha tomado en los últimos dos meses medidas en ese sentido. Por una parte se cambiaron las condiciones que regían sobre lo relacionado con el giro de dólares al exterior. De tal manera, se eliminaron los plazos mínimos de giro, se le facilitó a los bancos el pago de su deuda externa de corto plazo y el aumento de su posición propia de recursos en moneda extranjera. Así mismo, se levantaron las restricciones para la compra de dólares de los viajeros y se adoptó un estricto presupuesto de giro de sumas referentes al rubro de servicios. Con ese paquete, la Monetaria espera sacar alrededor de 160 millones de dólares (casi 29 mil millones de pesos) del sistema. No obstante, se anticipa que si es del caso habrá que tomar medidas más drásticas como la aplicación de plazos máximos de giro (hace un año, cuando la situación era totalmente contraria, había plazos mínimos muy estrictos) y el control a las firmas colombianas que se están endeudando con sus proveedores del exterior. No es para menos. Con la baja reciente del Prime Rate y la disminución de la devaluación interna, es altamente favorable para las empresas tener deudas en dólares.
El otro gran paquete de medidas ha sido del orden monetario. El gran cambio, tiene que ver con la autorización que recibió el Lanco de la República de emitir Títulos de Participación con vigencia entre 7 y 90 días, hasta por 30 mil millones de pesos. Lanzados al mercado hace apenas unos días, los títulos ya habían recogido cerca de 5 mil millones de pesos la semana pasada.
Como es normal en estos casos, la estrategia adoptada por el gobierno no ha dejado de levantar ampollas. Quizás la crítica más dura tiene que ver con los Títulos de Participación, cuyo costo puede acercarse a los 6 mil millones de pesos al año. Adicionalmente, las tasas de interés que reconocen los títulos le han colocado "piso" a las tasas de interés internas, en un aparente contrasentido con la iniciativa del gobierno de reducir su nivel.
Pese a las críticas, la mayoría de los especialistas reconoce que en estos casos no hay nada más que hacer. Los primeros resultados de la bonanza han indicado que ésta ha superado todos los cálculos y que por lo tanto habrá que adoptar medidas adicionales si se quiere controlar la expansión monetaria. En las condiciones actuales, aun gente del gobierno reconoce que el país contará con suerte si logra limitar la inflación a un 25% este año. Si no es así se comprobará una vez mas la impresion de que, como todo en la vida, las bonanzas en exceso sientan mal.