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Algunos inversionistas ven esta operación como una señal de desesperación de Facebook, bajo la dirección de Mark Zuckerberg, para tratar de recuperar la popularidad entre los usuarios jóvenes, lo que ha venido disminuyendo. | Foto: AFP

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WhatsApp: ¿Aroma de burbuja?

La adquisición de WhatsApp por Facebook, en una operación de 19.000 millones de dólares, tomó por sorpresa a los mercados tecnológicos.

22 de febrero de 2014

La semana pasada el crea-dor y propietario de Facebook, Mark Zuckerberg, dejó helados a los mercados financieros del mundo al anunciar que pagará 19.000 millones de dólares para hacerse con el servicio de mensajería móvil WhatsApp.

Es el precio más alto que se haya pagado jamás en el sector de tecnología y es una suma tan escandalosa por una compañía que no factura prácticamente un solo dólar, que hasta los tradicionales comités de aplausos que tiene Facebook en los medios estadounidenses empezaron a preguntarse si aquello no es un disparate.

El fantasma de la especulación volvió a recorrer Wall Street y la amenaza de una economía digital sobrevalorada causó zozobra e hizo recordar los días de la burbuja punto com, cuando en la bolsa fueron sobrevaloradas las empresas de internet en una aventura financiera que terminó muy mal, a comienzos del siglo XXI. En particular, tras conocerse los detalles de la operación: Facebook pagará solo 4.000 millones de dólares en efectivo y 15.000 millones mediante sus también sobrevaloradas acciones.

Zuckerberg podría estar jugando con fuego, porque no ha podido explicar cómo piensa monetizar semejante inversión. WhatsApp es una aplicación gratuita y ha basado su éxito en la promesa de no incluir jamás publicidad, que Facebook anunció que respetará. Si no generará ingresos y si los 450 millones de usuarios de WhatsApp probablemente hacen parte ya de los 1.300 millones de usuarios de Facebook, ¿cuál es entonces el sentido de esta operación? Evidentemente, se trata de una jugada desesperada de Facebook por hacerse fuerte en el sector de los dispositivos móviles, pues en la actualidad la red social de Zuckerberg es fuerte sobre todo en el mundo de los computadores de escritorio.

Se cree que la acción de Facebook, actualmente valorada en 69 dólares, podría ser más alta si la empresa dominara los mercados móviles. Twitter, por ejemplo, que tiene apenas una cuarta parte de los usuarios que tiene Facebook, goza de un precio por acción cercano al de Facebook por tratarse de una aplicación eminentemente móvil. El afán de Facebook por penetrar el segmento de consumidores móviles lo llevó a comprar, en abril de 2012, la popular aplicación para compartir fotos Instagram por 1.000 millones de dólares. No fue suficiente y decidió ir por más, adquiriendo la aplicación de mensajería móvil más popular del mundo. Para Zuckerberg, el sex appeal de WhatsApp radica en que mueve diariamente 19.000 millones de mensajes, casi la misma cantidad que transmite el sistema tradicional de SMS, lo que pone a su propietario en un lugar de privilegio en las comunicaciones móviles mundiales.

Es probable también que la operación tuviese como objetivo aliar a un poderoso enemigo en crecimiento, como lo era WhatsApp. De hecho, el propio Zuckerberg declaró que “WhatsApp es la única aplicación que he visto que tiene más interacciones y un porcentaje más alto usándola todo el día que el mismo Facebook”. En su afán por asegurar un futuro tan bueno en internet como su presente, Facebook decidió pagar el demencial precio por WhatsApp antes de que lo hiciera algún rival. De hecho, se sabe que Google había hecho hace poco una oferta por WhatsApp de 10.000 millones de dólares.

El enfoque dominante en los mercados tecnológicos es que una empresa de internet con centenares de millones de usuarios tiene un valor incalculable, aunque no se tenga idea aún de cómo obtener dinero con esa masa de usuarios que no pagan nada.

El creador de WhatsApp, Jan Koum, pasa a integrar la junta directiva de Facebook y se convierte, de la noche a la mañana, en uno de los ejecutivos más poderosos de Silicon Valley, y WhatsApp continuará por ahora operando de manera independiente.

Solo se sabrá en el largo plazo si la jugada insólita de Facebook es acertada, cuando se demuestre que esta adquisición ayudó a la red social a crecer y fortalecerse, como vaticinó Zuckerberg cuando hizo el anuncio. En el corto plazo no hay manera de justificar semejante precio. Pero así funciona el mercado tecnológico de Estados Unidos.