Diez riesgos en América Latina que podrían afectar la operación de empresas

Como sucede cada dos años, desde 2007, Aon plc reveló los resultados de la Global Risk Management Survey, basada en la información de más de 2.300 directivos de 61 territorios en 16 industrias, tanto en empresas públicas como privadas, sobre los principales riesgos y desafíos a los que se enfrentan sus organizaciones.

El riesgo con más énfasis y prioridad fue el cibernético, el cual encabezó la lista como el riesgo actual y futuro previsto número uno a nivel mundial, su rango más alto desde el inicio de la encuesta. Cyber también fue citado en la lista de los diez principales riesgos en cada región, industria y directivo.

Por su lado, en América Latina, la desaceleración económica fue el riesgo que encabezó la lista. Además, también preocupa a los empresarios la interrupción del negocio, el precio de las materias primas, la crisis de salud y la liquidez.

Al igual que en otras partes del mundo, América Latina todavía está luchando con el impacto de la pandemia, lo que explica por qué la interrupción del negocio ocupa un lugar tan alto. Esto debido a que la interrupción del negocio también es producto de los riesgos que surgen de exposiciones sin daños, como la pandemia y el malestar social.

“El mundo está cada vez más volátil y la importancia de una mejor toma de decisiones nunca ha sido mayor”, comentó José Luis Plana, Head de Commercial Risk de Aon para América Latina.

Los otros cinco riesgos que más preocupan a los empresarios a la hora de operar y que completan el top diez son las modificaciones legislativas, riesgo político, fluctuación del tipo de cambio, ciberataques y aumento de la competencia.

“Los riesgos de cola larga no son eventos aislados. Están interconectados de forma innata, como hemos visto con la pandemia de la covid-19, que cambió fundamentalmente la forma en que funciona el mundo, revelando nuevos riesgos y reordenando las prioridades en la alta dirección. La preocupación por gestionar estos riesgos inmediatos puede comprometer la capacidad de las empresas para invertir en los riesgos del mañana”, agregó José Luis Plana.

La encuesta muestra, además, que las pérdidas de los diez principales riesgos han aumentado, en promedio, 10 % en comparación con el año pasado, alcanzando 36 % en total. Esto representa la pérdida promedio de ingresos más grande jamás experimentada en 12 meses debido a los diez principales riesgos desde el comienzo de la encuesta en 2007.

Adicionalmente, la Global Risk Management Survey revela que las pérdidas por ataques cibernéticos podrían subestimarse por dos razones. En primer lugar, el impacto de muchos hackeos e interrupciones no se comunica con precisión porque las pérdidas relacionadas con el ámbito cibernético se consideran a menudo como un gasto operativo. En segundo lugar, las pérdidas derivadas de los eventos cibernéticos que han provocado interrupciones se están registrando como interrupciones de negocio, una categoría que ha registrado un incremento del 13 % de las pérdidas de ingresos.

“Históricamente, los administradores de riesgos y las aseguradoras han aprendido y tomado decisiones analizando los datos de los eventos de pérdida a medida que ocurrían. Este enfoque debe evolucionar para gestionar de forma proactiva las amenazas emergentes, como las cadenas de suministro complejas; no podemos confiar únicamente en el pasado para indicar los riesgos futuros”, dijo Margarita Romero, CCO de Aon Colombia.

Así mismo, la ejecutiva señaló que “varios de los principales riesgos identificados en la encuesta de este año destacan cuatro áreas clave de las necesidades del cliente, en particular las insatisfechas en forma de riesgos de cola larga que ya no están en el horizonte. Esos riesgos están a nuestro alcance. Existe una creciente comprensión de la necesidad de abordar estas ‘incógnitas conocidas’. A medida que nos enfrentamos a eventos sin precedentes, el desafío será cómo desarrollar mejor las soluciones para prepararse adecuadamente y gestionarlos”.

El informe también destaca que los empresas esperan que el riesgo político aumente del número siete en la actualidad al número dos en tres años. Además, la preocupación por los ataques cibernéticos y las violaciones de datos pasaría del noveno al cuarto lugar en tres años.