Bajar la cabeza

8 de diciembre de 2003

Con el fin de evitar represalias comerciales a escala mundial, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, eliminó el jueves de la semana pasada los aranceles extraordinarios que había impuesto a las importaciones de acero el año pasado. Hace cuatro semanas la Organización Mundial del Comercio declaró ilegales dichos aranceles y estableció que si, para el miércoles 10 de diciembre, las importaciones siderúrgicas no estaban desgravadas, Estados Unidos sería objeto de sanciones económicas por parte de 15 Estados proveedores. La Unión Europea ya había amenazado con establecer represalias por 2.200 millones de dólares y Japón por 458 millones de dólares, en caso de que Estados Unidos se negara a suspender los gravámenes (en algunos casos hasta de 30 por ciento). La decisión de Bush enojará a las grandes siderúrgicas estadounidenses -en estados clave para lograr la reelección en los comicios presidenciales del año entrante-, pero evitará una costosa guerra comercial. n