CURANDEROS TITULADOS

2 de enero de 1995

LOS BRUJOS DEL PErú quieren que se les respete. Ese fue uno de los puntos cruciales del congreso del gremio, que se reunió el fin de semana anterior en el castillo de Chancay, un insólito inmueble construido a principios de siglo por una descendiente directa del virrey español Carlos Amat. El congreso se convirtió en evento internacional desde cuando se contó con la asistencia de 'maestros' de Bolivia, Cuba y Haití.
Para lograr el reconocimiento social que tanto añoran, los brujos sostienen que se les debe dar un título que los distinga adecuadamente de "tanto charlatán que hay por ahí", dijo uno de los voceros. "No nos gusta que nos llamen brujos, así se califica a los maleros que hacen daño. Nosotros nos dedicamos a la curación y preferimos que nos llamen curanderos. El curanderismo es una práctica ancestral y muy respetable que debe ser reconocida mediante una ley".
Pero no todo fue estatus profesional y personal y marketing del producto. También tuvieron tiempo para asustar señoras con serpientes al hombro, lechuzas disecadas, el sonido de crótalos y semillas.