DIECIOCHO AÑOS Y NADA

13 de junio de 1994

ESE ES EL TIEMPO que permaneció preso Gustavo Adolfo Amador, un hondureño acusado en 1975 por el robo de unos lápices en el mercado de San Isidro de Tegucigalpa. Un juzgado declaró su inocencia un año más tarde, lo cual ya suena exagerado, pero lo peor es que la notificación nunca fue enviada a la Penitenciaría Central, donde permaneció. La víctima, de 38 años cuando entró a la cárcel, salió la semana pasada "con evidencias de haber perdido contacto con la realidad, el tiempo y el espacio, y con posibles trastornos mentales". Humberto Palacios, de la Asociaciòn Hondureña de Servicios Legales, dijo que quiere instaurar una demanda contra el Estado a nombre de Amador, pero que prefiere esperar a que éste "recobre su salud mental y lo autorice".