ESPINAZO ROTO

10 de febrero de 1992

DEFINITIVAMENTE al Gobierno le fue bien su intención de quiebra las expectativas inflacionarias durante 1991. Si bien no pudo reducir el crecimiento de los precios al 22 por ciento, como era su propósito inicial, logró algo que para muchos especialistas es todavía más importante: romper la inercia relacionada con las expectativas generadas por la inflación pasada.
Los datos de la encuesta de opinión empresarial de Fedesarrollo demuestran, en efecto, que los propios industriales se le adelantaron al Gobierno en sus expectativas de desinflación. Y que con un margen promedio de tres meses, previeron el año pasado con gran exactitud la caída en el índice de precios. Lo mejor, sin embargo, es que, de acuerdo con la encuesta, todavía queda margen para una reducción adicional.
Pero si para los industriales la baja de la inflación a niveles cercanos al 20 por ciento es apenas una expectativa, para algunos colombianos es una realidad. De acuerdo con el Dane, la inflación en Pasto durante 1991 estuvo por debajo de dicha cifra. Lo que quiere decir que los pastusos le creyeron con creces-al Gobierno. Y eso tiene feliz al jefe de Planeación, Armando Montenegro, oriundo de esa ciudad.