SUSTO PAPAL

17 de agosto de 1992

DESDE SEMANAS atrás se rumoraba que el Papa estaba enfermo, porque se le había notado cierta rigidez en su expresión, señal de que ocultaba algun dolor.
Pero el 12 de julio, el propio Juan Pablo II angustió a los miles de peregrinos que se reunen los lunes en la Plaza de San Pedro, al confirmarles públicamente los rumores y pedirles que oraran por él.
Esa misma tarde, cuando la limusina papal llegó a la Policlínica Gemelli, para lo que el propio Vicario anunció como una serie de exámenes, la conmoción ya era mundial.
Al comienzo se habló de que los problemas de salud de Karol Wotjyla se remontaban, al atentado que sufrió en 1980; pero esa hipótesis fue descartada rápidamente.
Dos días más tarde el Pontifice fue operado por el mismo equipo que le salvó la vida hace 12 años, y las primeras noticias fueron tranquilizantes: la causa de los dolores era un tumor de grandes proporciones pero de naturaleza benigna. La operación removió varios centímetros del intestino y la vesícula, pero la rápida recuperación del Papa demostró que sus años de campesino en Polonia lo convirtieron en un hombre de extraordinaria fortaleza fisica.