VAMONOS PA' OTRA CANTINA

17 de agosto de 1992

SI LAS COSAS NO MEjoran, las posibilidades de disfrutar de los mariachis de la Plaza Garibaldi en la ciudad de México, podrían desaparecer para siempre.
Las obras de la Línea Ocho del tren metropolitano de la capital han hecho que el lugar haya quedado inaccesible en la práctica para los miles de turistas que visitaban diariamente al santuario universal de la música mexicana.
Ello ha desplazado a los charros de revolver al cinto, botas, pantalones ajustados, grandes sombreros y mostachos inconfundibles, hacia la congestionada avenida de la Reforma, donde buscan sus clientes en medio de toda clase de incomodidades. Ello no sería tan grave si no fuera porque allí son tratados como verdaderos delincuentes y son fácil presa de policías reales y falsos que los extorsionan y, en algunos casos, los detienen con cualquier pretexto. Aunque algunas organizaciones han comenzado una campaña para preservar esa irreemplazable forma de arte popular latinoamericano, no faltan los pesimistas quienes creen que los mariachis de la Garibaldi podrían estar a punto de colgar para siempre el guitarrón.