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Consumo y tendencias emergentes

Hoy día las tendencias emergen de la crisis. Por supuesto, en ámbitos de consumo impactados por la pandemia aún se prioriza el gasto en el autocuidado, la planeación en las compras y la preferencia por los canales digitales. Pero con miras a la recuperación, otras tendencias empiezan a surgir.

25 de enero de 2021

El covid-19 continúa influenciando los hábitos de consumo en este año. Varios de esos patrones vienen del año pasado y las ansias de buscar la recuperación aceleran algunos de estos. Por ahora las tendencias apuestan a las personas, el planeta y las ganancias, por lo que para los negocios es crucial identificar cada una de ellas para soportar lo inesperado y hacerles frente a las adversidades.

Euromonitor Internacional consolidó una investigación con las 10 tendencias de consumo más importantes que se verán en lo corrido del 2021. Allí, la resiliencia y la adaptabilidad toman mayor protagonismo, sin dejar de lado las tendencias del cuidado personal y del hogar que tomamos como hábito en nuestra ardua tarea de sobrellevar la crisis pandémica.

En primer lugar, hubo un repunte de las iniciativas sociales y un reforzamiento de la conciencia ambiental. Casi el 70% de los expertos esperan que los consumidores se preocupen más por la sostenibilidad, por lo que los negocios tendrán que preocuparse por algo más que sus ingresos. Algunas de las tendencias más fuertes será la reducción en el uso del plástico, reducción del desperdicio de alimentos, reciclaje y la compra de marcas que apoyan los valores sociales/políticos de los consumidores.

En la medida en que el activismo de marca toma fuerza, la planificación en el consumo también se posicionará como un favorito, por encima de las comprar impulsivas. Así, mientras los consumidores extrañan las dinámicas del mundo pre-pandemia, y anhelan algunos hábitos diarios, también se han adaptado a las modalidades bajo reservación y con un mayor uso de los canales digitales.

Sin embargo, los negocios deben tener en cuenta la disparidad entre los segmentos de su mercado, marcada especialmente por la edad. Mientras los más jóvenes prefieren tener más autonomía con las interacciones digitales, los mayores prefieren la asistencia de representantes comerciales. Pero un criterio que suelen compartir es el anhelo de volver a tener la libertar de deambular libremente por las tiendas físicas cuando lo deseaban; y mientras ello ocurre, preocuparse por capturar la esencia de la experiencia “normal”, a través de los digitales, es parte de la estrategia resiliente.

En tercer lugar, la búsqueda del entretenimiento y recreación al aire libre es una de las preferencias como escape a los estrictos confinamientos alrededor del mundo. Reconectarse fuera de casa de manera segura, en medio del teletrabajo y lo riesgoso de las reuniones en interiores, trae mucho bienestar mental y físico.

Las áreas rurales están menos contaminadas y ofrecen un entorno más sano. Asimismo ejercitarse, socializar y relajarse al aire libre se ha vuelto casi esencial en medio de nuestro distanciamiento social. Mientras los negocios salen al aire libre, lo importante es, como consumidores, tomar todas las precauciones de bioseguridad para evitar la propagación del contagio a sectores rurales en medio de estos necesarios escapes.

Por otro lado, se ha empezado a marcar una realidad phydigital como un espacio híbrido entre lo físico y lo digital. Desde 2020 hemos visto que los negocios han tenido que integrar procesos virtuales a su operación para sobrevivir en la pandemia. Algunas de las tendencias más notorias y que se mantendrán se dan en el entorno laboral (por videoconferencias, artefactos inteligentes) y en el uso de los smartphones para facilitar los protocolos en los espacios físicos con, por ejemplo, el uso de códigos QR. Por supuesto son combinaciones que impulsan las ventas y aumenta la recolección de datos para replantear las estrategias de los negocios.

La quinta tendencia, con todos los retos que sobrepone el teletrabajo, que seguirá rigiendo como tendencia también, viene siendo la administración del tiempo. Con la dificultad de llevar la vida familiar, laboral y social bajo un mismo espacio, la cultura del servicio 24 horas ofrece una mayor flexibilidad al consumidor y se cataloga como un impulso a las utilidades de algunos negocios. Así, los negocios deben apoyar el balance de vida-trabajo y, en paralelo, la búsqueda de la productividad y la comunicación.

Otras dos tendencias vienen de la mano de las preocupaciones e inquietudes de los consumidores. Por un lado, las personas continuarán gastando obsesivamente en productos de seguridad e higiene, en la medida en que también mantienen su escepticismo y desconfianza con respecto al gobierno. Allí el marketing debe fijarse en servir a los consumidores para darles voz en el reconocimiento de sus necesidades, deseos y preocupaciones.

Finalmente, la incertidumbre económica y la salud mental contribuyeron a la consolidación de consumidores más ahorradores y reflexivos. Las batallas mentales que subyacen a la crisis se han vuelto una prioridad a tratar y ofrecer productos y servicios que promuevan la automejora y el balance en los estilos de vida es una oportunidad que no debe desperdiciarse.

No obstante, aún se mantiene una mentalidad y hábitos de recesión en materia de gasto. Como consumidores ahora somos mucho más cuidadosos y cautelosos, algo que mantenemos desde el año pasado. Aunque este 2021 se espera un mayor dinamismo en otros sectores que nos permitan acercarnos a nuestros viejos hábitos familiares, laborales, educativos y de ocio.

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