Home

Opinión

Artículo

GUILLERMO VALENCIA

OPINIÓN

Cuidadores informales en América Latina

Desde hace muchos años, la informalidad se ha venido propagando hacia casi todos los sectores en América Latina, y el cuidado de la salud no es la excepción. El aumento de los cuidadores informales es una realidad, aunque poco se aborden las problemáticas inherentes a esta ardua labor, que la gran mayoría de veces no es reconocida como debería serlo.

7 de marzo de 2023

La informalidad ha ido tomando fuerza en muchos sectores en medio de las dificultades económicas y sociales, especialmente cuando uno se refiere a la población latinoamericana. Al menos en la región se ha normalizado que el “rebusque” de las personas se multiplique en el mercado laboral a causa de las difíciles condiciones económicas, como el aumento de la inflación.

Así, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en América Latina, una de cada dos personas trabaja en condiciones de informalidad y llega a tener hasta cinco veces más probabilidades de encontrarse en la pobreza.

Por supuesto, diversas organizaciones hacen el llamado para que la informalidad pueda disminuir, siempre y cuando se le preste la suficiente atención desde la política pública. Pero, por ejemplo, en la reforma laboral que se está proponiendo en Colombia no se aclara cómo incluir a los informales.

El tema es que cuando se toca el tema de la “informalidad” llueven noticias de tipo laboral o empresarial. Y aunque son temas sobre los que se vuelve casi que prioritario trabajar desde el sector privado y público, ante un panorama socioeconómico tan complejo, la realidad es que la informalidad es muy heterogénea y existen frentes sobre los cuales no se tiene la misma atención y no se lee mucho sobre políticas públicas que resuelvan estas problemáticas. De hecho, la polémica reforma a la salud que se está planteando en Colombia lo está pasando por alto.

Un gran ejemplo es la atención informal en el sector de la salud, que hace referencia a aquellos cuidadores informales que velan por la atención y el cuidado de las personas con enfermedades crónicas y/o discapacidades, siendo la familia el principal ente que presta estos servicios. Personas que prestan estos servicios, basadas en algún vínculo afectivo por lo general, para familiares o conocidos, y que no reciben ningún tipo de remuneración o compensación.

De acuerdo con un estudio reciente de la revista científica BMC Public Health, esta es una problemática casi que invisibilizada en la región y que tiene una gran contribución a las desigualdades de género, dado que entre el 70 % y el 80 % de las personas que realizan estas tareas informales son mujeres, generalmente la pareja de la persona que enferma.

En América Latina, los cuidadores informales son la principal fuente de servicios de atención a personas con alguna situación de dependencia. Así, según datos del censo de cuatro países de la región (Brasil, Costa Rica, Ecuador y Uruguay), el envejecimiento poblacional ha crecido rápidamente, así como la transición epidemiológica hacia enfermedades crónicas, lo que presagia un aumento en el número de personas que demandan servicios de atención a largo plazo.

Según la BMC Public Health, las enfermedades que más demandan atención en la región vienen siendo la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) con 2.086 horas al año para la de mayor gravedad, el cáncer de estómago o de páncreas con 1.825 horas anuales, el cáncer de esófago con 1.436 horas y cáncer de vejiga con 1.202 horas. Por otro lado, las que menos demandan tiempo según el estudio fueron la neumonía y los cuidados derivados de algún evento coronario con 131 horas/año y 183 horas/año, respectivamente.

En términos de costos, se analizaron los datos de ocho países de la región —en el que se incluyeron cifras de Colombia— para el año 2020 y tomando como muestra 15 enfermedades de alto riesgo. Al respecto, el costo anual total para Colombia por concepto del cuidado informal fue de 1.989 millones de dólares, lo que equivale a más de 9 billones de pesos colombianos, siendo la más costosa la EPOC, en efecto. De los países objeto de estudio, Brasil obtuvo la media más costosa con 7.566 millones de dólares.

A pesar de los importantes resultados que se obtuvieron en dicho estudio, la revista manifiesta una serie de limitaciones que, en general, se constituye como otro ejemplo en relación con la falta de cifras e informes nacionales detallados sobre los cuidadores informales para saber más de las condiciones socioeconómicas de esta población, sus necesidades, su calidad de vida, etc. Si no se tienen los registros y la documentación apropiada, no se sabe del contexto de esta problemática y lo que demanda para solucionarla. No obstante, es una problemática que existe y este tipo de estudios la ratifican y le dan mayor visibilidad.

En Colombia, cifras del Dane han revelado que las mujeres que no tienen responsabilidades familiares ganan un 11 % más que las que sí lo tienen; entre mujeres y hombres, la brecha aumenta al 27 %. Una evidencia de índole nacional que retrata la distribución tan injusta de este trabajo informal. Pero tan poco visible ha sido esto, que el proyecto de ley 009 de 2020 sobre los “cuidadores familiares” no rindió frutos y hasta septiembre del año pasado fue aprobado apenas el primer debate del proyecto de ley No. 077 de 2022 para “la igualdad de oportunidades y de trato entre trabajadores y trabajadoras con responsabilidades familiares”.

Las afectaciones patrimoniales en los hogares colombianos son evidentes, dado que en algunos casos los familiares son los que deben asumir los altos costos por concepto de tratamientos o medicamentos y el cuidado de la persona dependiente lleva a que uno de los miembros de la familia deba retirarse de trabajar, dejando así de percibir ingresos para el sustento del hogar, por lo que se suma un problema de dependencia económica.

Así como la informalidad es tan heterogénea, también lo son las necesidades de país en país y se hace imprescindible que los hacedores de política pública presten más atención a esta diversidad y no todo se quede en proyectos de ley; sin embargo, los expertos coinciden en la importancia de incluir, para todos los países de la región, el valor económico del cuidado informal en las evaluaciones económicas de la asistencia sanitaria.

Noticias Destacadas