A inicios de 2023 se veía que la industria textil y de confecciones empezaba en año con optimismo en América Latina, una región que representa aproximadamente el 5 % del mercado de la moda mundial, en la que los líderes siguen siendo China y Estados Unidos. No obstante, para este año se veían algunos países destacados para la recuperación del sector como Brasil, México y Colombia, ya que, en estos países, la reactivación económica de esta industria empezó rápidamente desde 2021, algo muy rápido luego de las consecuencias que dejaba la pandemia a su paso.
La industria de Brasil figura entre las más 10 más grandes del mundo, con ingresos anuales de casi USD$ 45.000 millones y una generación de 1,5 millones de empleos directos. Y dentro de sus propósitos actuales está el mejorar su competitividad y su productividad en donde se planea sacarle provecho a oportunidades que se mantienen en una alta expectativa, como la implementación del acuerdo de libre comercio Mercosur – Unión Europea.
En contraste, este sector representa el 9,4% del PIB industrial en Colombia y genera alrededor de los 600.000 empleos. Entre enero y noviembre de 2022, el país exportó USD$ 962,6 millones, lo que representaba un incremento de más del 6% con respecto al mismo periodo del año inmediatamente anterior. Así, en Colombiatex 2023, la feria del gremio más relevante en el continente y que se llevó a cabo a inicios de año, se pudo proyectar que para 2023 este sector podría crecer regionalmente entre un 2% a un 4%.
Sin embargo, la reciente radicación del proyecto de ley de la reforma laboral en Colombia pondría en jaque al sector ya que el gremio textil ha manifestado que a los empresarios les tocaría asumir una cargar presupuestal adicional bajo las nuevas condiciones que entrarían en vigor, y si a ello se le suma la tendencia al alza de la inflación nacional, se podrían dar incrementos de hasta un 30% en la ropa.
El tema es que los sobrecostos estimados del 30% (o incluso un poco más) no son exclusivos para este sector. La Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) es uno de los gremios que ha manifestado diversas preocupaciones sobre este proyecto, manifestando que no se ven incentivos en esta reforma para contratar a nuevo recurso humano en las empresas y que, si bien están de acuerdo con la premisa de que se debe dignificar el trabajo, no pueden coincidir en el ‘cómo’ que está proponiendo la reforma.
Lo que sería muy preocupante, al respecto, es que esta reforma no responde a las necesidades casi 16 millones de colombianos que hoy día se encuentran o buscando trabajo o cómo sobrevivir en la informalidad. No es de extrañarse que, evaluando los sobrecostos atribuidos para las empresas, ahora estas personas la tengan aún más difícil para encontrar una oportunidad de trabajo formal y que, en paralelo, empiecen a aumentar tanto las cifras de desempleo como las de informalidad.
La búsqueda de concertación en temas tan trascendentales, pero que, al mismo tiempo, suelen ser tan controversiales, es muy complejo. De un lado, son muchos los colombianos que podrían verse beneficiados con medidas como tener un aumento en los recargos nocturnos y dominicales, ya que es un factor que aumenta su rango salarial. Y con lo costosos que están los productos y servicios a lo largo y ancho del país, esta iniciativa no les cae nada mal.
¿Pero qué pasa si por cada $100 que vende un pequeño comerciante colombiano se le atribuye solo una ganancia neta de $2 a $4 en promedio? De acuerdo con estas cifras de Fenalco, no sería posible medir de la misma forma las capacidades de absorber los costos que se incrementan para las empresas con esta reforma laboral.
Por supuesto, este proyecto tiene un componente de dignificación del trabajo que es, en esencia, una búsqueda por mejorar las condiciones laborales, especialmente en áreas o sectores en donde se ha visto una inequidad y una sensación de derechos que se creían perdidos. Un ejemplo de ello es que dedica todo un capítulo al área rural para crear el jornal agropecuario; allí deberá ser compensado el trabajo diario ordinario y también las compensaciones a las que todo trabajador tiene derecho como la afiliación a la seguridad social, primas, auxilios y hasta subsidios. Reglamentar el trabajo en el sector agro es un pendiente que podría irse solucionando con esta reforma laboral.
Pero las consecuencias podrían llegar a ser nefastas en el mediano plazo si no se evalúan las necesidades del mercado laboral desde ambos puntos de vista. Recordemos que el tejido empresarial colombiano se compone en un 99 % por Mipymes, en donde las microempresas y las pequeñas empresas constituyen la mayor parte de este total, según Confecámaras; así que en ellas recae la mayor concentración del empleo actualmente.
La industria textil es uno de los ejemplos de recuperación en el sector comercio, que venía con una expectativa prometedora. Pero la entrada de la reforma laboral podría frenar en seco estas proyecciones si no se sabe establecer una reforma que dé o que facilite la forma de llegar a la meta que propone. No queremos otra iniciativa miope que pretenda ser beneficiosa en el corto plazo mientras se consolida como perjudicial en el largo plazo.