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José Miguel Santamaría, columnista de Dinero.

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La placa huella, solución o corrupción

Los politiqueros regionales de turno se han dado cuenta lo beneficioso que es la “placa huella” para sus intereses personales.

1 de junio de 2023

Siempre nos han dicho y enseñado que Colombia es un país que por su geografía y distancias es más eficiente su operación por carreteras que por ferrocarril. Por cuenta de esto prácticamente toda la operación comercial se opera a través de tractomulas y, salvo algunas excepciones, vía férrea para temas particulares, casi todo de transporte de carbón.

En Colombia hoy existen alrededor de 206.000 kilómetros de vías que se dividen en tres categorías: la red primaria compuesta por las grandes autopistas a cargo de la nación, muchas de ellas entregadas en concesión que son el 7 %; una red secundaria que está a cargo de los departamentos, que corresponde al 21 %; y, por último, la red terciaria, compuesta por carreteras y caminos veredales, que están a cargo de los municipios, que son más del 70% de la red vial del país, esto corresponde a más o menos 143.000 kilómetros.

Durante los últimos gobiernos se ha hecho un gran esfuerzo para el mejoramiento de las vías primarias y algo se ha avanzado en las secundarias, pero es muy poco lo que se ha podido hacer en las vías terciarias, éstas, en su mayoría, están sin asfaltar y en una situación bastante deficiente; son tantas las necesidades de los municipios que pocos recursos se utilizan para vías. Las temporadas invernales hacen muchas veces imposible el uso de estas vías que casi siempre son por donde sale gran parte de nuestra alimentación.

Desde hace unos años se viene utilizando para el mejoramiento de las vías terciarias, principalmente en los sitios más complejos de las vías, la “placa huella” en concreto. Este es un sistema en el cual se pavimentan únicamente las huellas por donde circulan las ruedas de los vehículos, y el resto se rellena con piedra pegada con concreto. Las placa huellas han sido una muy buena alternativa para el mejoramiento de parte de estas vías terciarias, pero como todo lo bueno que hacemos con ingenio le termina llegando ese cáncer de la corrupción y la politiquería.

Los politiqueros regionales de turno se han dado cuenta lo beneficioso que es la “placa huella” para sus intereses personales y desafortunadamente han venido convirtiendo una buena solución temporal para estas vías en un mecanismo para cobrar coimas y hacer favores políticos.

Hoy en día existen diferencias abismales en el costo de un metro de “placa huella” entre diferentes regiones y departamentos. Esto seguramente tiene que ver con el monto de los contratos de obra que en general por ser pequeños no requieren licitación y su contratación es a dedo. Aquí existe un potencial riesgo de corrupción que se refleja en el precio.

Otros de los problemas que ha tenido la construcción de “placa huella” han sido el favoritismo de construirlas en sectores que no se necesitan tanto, pero que sí pueden generar beneficios y valorizaciones de tierras y fincas, o el mal uso por parte de políticos y gobernantes de utilizar su construcción como herramienta para beneficiar a su electorado o para conseguir nuevos electores en cercanías a elecciones. Precisamente en esta época cuando estamos a pocos meses de elecciones regionales es que aumenta la construcción y entrega de las “placa huella” con sus consabidas fotos, videos y tamales en las inauguraciones.

Por último, se me hace relevante también decir que las “placa huella”, siendo una solución parcial al desastre de las vías terciarias, ha terminado, también, acabando la posibilidad que algún día estas vías sean verdaderamente intervenidas y arregladas. Nos quedamos cerrando la herida con una cura.

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