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Claudia Varela, columnista

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Nada

“Nada”. Así se llama la serie que es bien corta y concreta.

Claudia Varela
28 de julio de 2024

Hace poco en un podcast muy especial en el que participé como invitada, me preguntaron qué era lo que más me apasionaba hacer y sin pensarlo dos veces respondí: “vivir”. Como no creo en las casualidades, un par de amigos a los que quiero mucho me recomendaron una serie argentina (aunque por razones deportivas no tenía ganas de saber de argentinos) que encontraron diferente. Y con dos señales juntas en el mismo día empecé a verla en muy buena compañía.

“Nada”. Así se llama la serie que es bien corta y concreta. No diré la plataforma porque nadie me está pagando por publicidad, pero si quieren entender un poco más de las diferentes formas de ver el mundo estoy segura de que la buscarán.

“Nada” sigue la vida de Manuel Tamayo Prats (Luis Brandoni), un crítico gastronómico sofisticado y provocador que debe adaptarse a la vida tras la muerte de su empleada doméstica de más de 40 años. La serie, dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, también cuenta con la participación de Robert De Niro como Vincent Parisi, quien narra la historia desde Nueva York.

Tener a un artista como De Niro en una producción latina es de hecho, llamativo. Por supuesto y con muy buen tino se muestra un Buenos Aires moderno, hermoso, radiante y lleno de experiencias. Que bien que hacen estas cosas los del cono sur. No solo se muestran, sino que lo hacen bien.

Sin embargo, lo mejor de todo es que a través de una historia simple evidencia lo difícil que es entendernos entre generaciones. Incluso entre seres humanos. De hecho, por momentos no sabía si estar de acuerdo con un personaje algo amargado y provocador o con los pensamientos un poco armados con cristal de otros.

“Nada” me dejo varios mensajes. El primero sobre la discriminación por edad. El edadismo para los que no saben es la discriminación, prejuicio y estereotipos dirigidos hacia las personas debido a su edad. Y esto lo plantea sin drama la serie, con una historia simpática, fluida y real.

El segundo mensaje que sentí muy claro fue el del radicalismo con el que queremos tomar los temas hoy en día. Quizá siempre lo hemos hecho así, pero ahora hay puntos tan diferentes que se vuelven exacerbados por tener tantas generaciones hablando y enterados de lo mismo.

El tercero claramente es la importancia de dejar vivir. No termino de entender por qué nos sentimos en el infinito derecho de meternos en la vida de los demás y pontificar lo impontificable. Resalto estos, dentro de otros mensajes que me los guardo para mí solamente.

Esta columna de hoy es una invitación a ver cosas diferentes a las que vemos, a las que son tendencia a las que nos muestran las redes como lo que hay que ver y no perderse. Darse la posibilidad de entender personajes como Manuel es una buena forma de reflexionar para donde nos puede llevar la vida.

Algo también interesante es como a veces se nos olvida que el Universo nos manda señales y no queremos leerlas. Nos manda ángeles con una misión que por andar afanados no notamos. Que bueno parar tomar aire y entender de corazón que la vida va más allá del piloto automático.

Entiendo por supuesto que para gustos hay colores y encontré algunas críticas bien ácidas sobre “nada”, algunos la plantean como una serie menor, sin mensaje y en algún lado leí “disneyficada”. Quizá para los más críticos no será un premio Oscar, pero todo en la vida no está hecho necesariamente para ganar premios, si conectas está bien y punto.

Estamos perdiendo la magia por no querer entender que el pasado tiene su encanto más allá de la moda vintage. Dejemos de juzgarnos y de complejizar cada cosa, simplemente vivamos y dejemos vivir.

La recomiendo, por lo que ya les dije y por lo que no les conté. Qué bueno navegar cosas que te conecten con comportamientos, con seres humanos, con corazones y al final con “Nada”.