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Mauricio Botero Caicedo, columnista online.

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¿Sacarán a patadas a los ricos?

No hay nada más suicida que seguir el consejo de los izquierdistas: que los impuestos los paguen los ricos. ¡Algún día puede que los ricos se aburran y se vayan!

21 de abril de 2021

Basados en un escrito del estadounidense Adrian Rogers, hoy mostramos un ejemplo de lo que puede ocurrir cuando una sociedad se deshace de los ricos. Asumimos que en Kolumbia, un país muy similar al nuestro, los 50 millones de habitantes están divididos en seis estratos cuya carga fiscal son 100 billones de pesos anuales. El estrato uno, con el 16 % de la población, al tener el menor poder adquisitivo no paga impuestos; el estrato dos, con el 29 % de la población, paga 3 billones de pesos; el estrato tres, de lejos el estrato de mayor densidad poblacional (35 %), paga 7 billones de pesos; el estrato cuatro, con el 11 por ciento de los habitantes, paga 12 billones de pesos; el estrato cinco, con el 7 % de la población, contribuye 18 billones de pesos y el estrato seis, o sea el 2 % más rico de la población, paga 59 billones de pesos.

Un día el gobierno de Kolumbia les comunicó a los diferentes estratos que, al haber descubierto unas minas de coltán que le generan ingresos adicionales de 20 billones de pesos por año, decidió (en proporción directa a los impuestos que pagaban) pasar este ‘ahorro’ directamente a los contribuyentes. El estrato uno, que no pagaba nada, siguió sin pagar nada. El estrato dos, en vez de pagar 3 billones de pesos, disminuía su carga en el 33 % y pagaría solo dos billones de pesos. El estrato tres redujo su carga tributaria de 7 a 5 billones de pesos. (Ahorro del 28 %). El estrato cuatro, quedó pagando 9 billones en vez de 12, ahorrando el 25 %; el estrato cinco bajo sus impuestos a 14 billones en vez de 18, generando un ahorro del 22 %. Y el estrato seis, en vez de pagar 59 billones, pasaría a pagar 49 billones, ahorrando el 18 %. Pero en la repartición proporcional de este ‘ahorro’ en los impuestos se armó la gorda. Los del estrato uno, que no pagan impuestos, se enfurecieron al no recibir nada del ‘ahorro’ y exclamaron al unísono: “Es un sistema injusto que explota a los pobres”. Los de los estratos dos, tres (y algunos del cuatro) también argumentaron que el sistema era injusto porque la mayor parte del ‘ahorro’ en gasto se lo habían entregado es al estrato seis. Los representantes de los primeros tres estratos convocaron un ‘Paro Nacional’ para exigir que ni un solo peso del ‘ahorro’ les correspondiera a los ricos del estrato seis, y para presionar sus exigencias empezaron a destruir las estaciones del transporte público, los centros comerciales y las sedes de las grandes empresas. En los meses subsiguientes al ‘Paro Nacional’, en medio del caos y desorden, las turbas se concentraron en hacerle la vida imposible a los ricos. En menos de un año, el estrato seis había emigrado o desaparecido.

Pero para enorme sorpresa de los estratos uno, dos y tres, el nuevo recaudo de impuestos ya no alcanzaba ni siquiera a cubrir la mitad de los gastos del Estado. Más de la mitad de los colegios, de las universidades, de los hospitales, y de los centros de salud habían tenido que cerrar las puertas. Y el 50 por ciento de los funcionarios públicos habían tendido que ser despedidos porque el Estado sencillamente ya no contaba con los recursos para pagar sus sueldos. Los estratos más bajos nunca entendieron que el precio de acabar con los ricos era alto.

La anterior historia parece una fábula. Pero en verdad no está tan alejada de la realidad: con algunos cambios de modo y lugar, eso es exactamente lo que ha ocurrido en Venezuela…y puede ocurrir en Colombia. No hay nada más suicida que seguir el consejo de los izquierdistas: que los impuestos los paguen son los ricos. ¡Algún día puede que los ricos se aburran y se vayan!

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