Home

Opinión

Artículo

Camilo Cuervo (Foto para columna)

OPINIÓN

Vacunas: palo porque no llegan, palo porque llegaron

Es sensato reconocer que la vacunación para prevenir la covid 19 se ha vuelto el asunto más importante para la mayoría de los ciudadanos del mundo.

19 de febrero de 2021

Muchos vemos con esperanza -otros con desconfianza- que las grandes farmacéuticas hayan logrado lo imposible: desarrollar, no una, sino cientos de vacunas, en menos de un año, para combatir la tragedia sanitaria y económica más afanosa de la historia reciente.

Colombia no escapa a esa ansiedad colectiva, sin embargo, somos uno de los pocos países en los cuales la llegada de la vacunación, antes que alegrar y generar esperanza, se ha convertido en todo un caballito de batalla de aquellos que quieren utilizar el proceso para atacar al Gobierno o para ganarse bendiciones e indulgencias ajenas.

No dudo en afirmar que fue excesivo ver una trasmisión televisiva en vivo y en directo, con presidente a bordo y cincuenta funcionarios acompañándolo, para recibir unas pocas vacunas, pero también es cierto que empezamos y comenzar es lo que realmente debemos celebrar.

Mi sabia abuelita diría: “Si empezamos, es más fácil que terminemos”. Es posible que esas pocas vacunas nos duren dos días, pero también es cierto que todos, sin excepción, necesitábamos ver la imagen de alguien en Colombia recibiendo el tan anhelado fármaco.

Si lo que hemos visto en términos de mala leche y pésima energía de los detractores del Gobierno en estos días nos pareció duro, solo esperen a que nos digan que algunas de las dosis se las robaron o que algún alcalde de un municipio recóndito aprovechó su poder y “mandó” vacunar hasta al hijo del vecino, dejando varios abuelos por fuera y saltándose todas las fases de vacunación previstas. Ese día, caerán rayos y centellas y las picardías de unos pocos, opacarán la titánica tarea que implica el proceso de vacunación de millones de personas.

Cuando miramos a nuestro alrededor, vemos, por ejemplo, cómo los peruanos se debaten en una trama de corrupción e indignación nacional porque el Gobierno chino, convenientemente, les “obsequió” vacunas a altos funcionarios y otros, alejándose de los protocolos éticos, se saltaron la fila. ¿Se imaginan qué pasaría en Colombia si a Duque le da por esas? Mi consejo gratuito al presidente es el siguiente: vacúnese de últimas y privadamente. Si quiere, salga en la foto vacunando a una tía abuela, pero que él y sus ministros se queden quieticos.

Llegará el día en que algún osado empresario pretenda importarlas por cuenta propia y comercializarlas… ese día, cobre lo que cobre, algunos dirán que es un miserable capitalista que quiere lucrarse de la muerte. A pesar de eso, esos mismos críticos, sigilosamente pagarán para vacunarse y saldrán despotricando del que se jugó su propio patrimonio y prestigio para salvarle la vida. El dedo acusador, desde la comodidad del que no hecho nada para solucionar el problema, suele ser rápido y mordaz; a estos críticos nada les gusta y todo les molesta.

Las vacunas son solo una muestra más de la polarización que sufre el país. Estamos literalmente partidos como nación. En el momento en que más unidos deberíamos estar, es cuando más nos atacamos y cuando más nos enfrentamos, esta vez, por algo tan ilógico, como es la forma de ponernos de acuerdo para salvar miles de vidas. Es ridículo, casi delictivo, que alguien sugiera un movimiento de desobediencia civil para sabotear la vacunación. Es increíble que eso pase en Colombia, sin embargo, pasa.

Tenemos que ser recelosos y críticos con el proceso, pero también justos y ecuánimes. Este gobierno, como todos, ha cometido errores, pero creo que en esto ha sido bastante serio y ha trabajado abnegadamente. Lo cierto es que Duque se está jugando todo su capital político y pasar a la historia como un buen presidente que nos sacó de la penumbra, o simplemente fracasar en el intento, caso en el cual, su desprestigio histórico no tendría parangón.

Tengo fe en que el Gobierno logrará cumplir las metas propuestas y que al final del presente año al menos la mitad de la población estará vacunada, lo cual, desde ya, representaría un hecho histórico. El proceso será tortuoso y lleno de obstáculos, sin embargo, confío en la capacidad que tenemos como nación para lograr superar pruebas muy duras y esta es una de ellas. Sueño con el día en que los tapabocas sean un mal recuerdo y podamos volver a disfrutar de toda nuestra familia sin limitaciones.

Solo el tiempo nos indicará si la estrategia del Gobierno, de comprar las distintas vacunas desarrolladas por las farmacéuticas y no poner todos los huevos en una misma canasta funcionó. Nosotros, como colombianos, tenemos el deber ético de vacunarnos y hacer todo lo posible para lograrlo.

@ccuervodiaz

Noticias Destacadas