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| Foto: Alejandro Acosta

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¿Por qué cada vez menos personas naturales invierten en acciones?

Cada vez menos personas naturales invierten directamente en acciones, si bien muchos lo hacen a través de fondos colectivos y fondos de pensiones, faltan más emisores para que se animen a comprar.

2 de febrero de 2017

Aunque las bolsas de valores abrieron sus puertas en el país en 1929, solo hasta 2012 se llegó a la cifra de un millón de colombianos de a pie que invirtieron allí su dinero y se convirtieron en socios de las empresas listadas. Así, se cumplía una de las promesas de esta figura y es la de democratizar parte de la propiedad privada.

Es una cifra histórica porque desde sus inicios la bolsa había sido vista como un ‘club de inversión’ para los más pudientes, al que no tenían acceso las personas con pocos ahorros, que desde 2007 empezaron a llegar a este mercado gracias a emisiones insignia como las de Ecopetrol, el Grupo Aval e ISA.

No obstante, en los últimos cinco años, en lugar de un crecimiento constante de las personas naturales en la bolsa, que era lo esperado, se registra un éxodo de este tipo de inversionistas y se calcula que hoy ya van en 700.000.

Y esta no es solo una situación de Ecopetrol, que con el desplome en el precio de la acción pasó de tener 508.700 accionistas en junio de 2012 a 370.000 hoy, sino también de empresas como Davivienda, cuya acción se ha valorizado constantemente desde que entró a Bolsa y, sin embargo, pasó de más de 80.000 accionistas en junio de 2010 a alrededor de 20.000 actualmente.

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Andrés Moreno Jaramillo, experto en acciones, atribuye este fenómeno a varios factores, como la desvalorización de algunas acciones tipo Ecopetrol (que salió a un valor de $1.850, llegó casi a los $6.000 y en enero del año pasado cayó por debajo de $1.000); a que algunas emisiones salieron a precios muy altos –los primeros accionistas de Avianca compraron a $5.000 y la acción nunca volvió a ese precio–.

También afecta lo que Jaramillo llama el “prorrateo exagerado” en algunas emisiones, el cual generó inconformismo por lo bajos montos asignados. El prorrateo se da cuando hay muchas personas interesadas en comprar y, para tratar de darles gusto a todos, dividen la emisión en forma proporcional y a cada uno le dan un paquete. Eso ocurrió con las acciones de Nutresa, Davivienda e Isagen.

Otro factor es que algunas emisiones subieron rápido de precio, lo que llevó a muchos inversionistas a realizar tomas masivas de utilidades mediante ventas. Ese fue el caso de Isagen, Davivienda, Cementos Argos y EEB. Si bien esta es la lógica de la inversión en acciones, lo que se espera es que, cuando la persona vende y hace sus ganancias, vuelva e invierta en otras empresas, pero esto no fue lo que sucedió en el país, pues muchos vendieron y se fueron a otros activos.

Igualmente, la poca liquidez de algunas emisiones como Conconcreto, El Cóndor y Carvajal Empaques generaron precios a la baja por tener muy pocos accionistas.

De venta en los supermercados

A lo anterior se suma lo que un comisionista califica como error y es la venta masiva de acciones a través de supermercados que, si bien acerca a muchas personas, es una operación que viene sin asesoría. Eso es lo que lleva a que la gente se espante cuando caen los precios. O, peor aún, a que compren acciones como cuando adquieren una vivienda, con la expectativa de una valorización a futuro y ese no es el caso. Es más, dichas expectativas son las que hacen que aún haya pequeños accionistas que se resisten a vender acciones que van a deslistarse, como la de Isagen.

“En ningún país desarrollado se venden acciones como se venden jabones o cerveza. Esta es una compra que se debe hacer informada para entender los riesgos en los que se incurren”, reitera el comisionista.

Jaime Humberto López, presidente de Asobolsa, el gremio de las comisionistas de bolsa, acepta que es legítima la preocupación por la menor cantidad de personas naturales que invierten en acciones, pero dice que las explicaciones son muy claras. Hay factores externos que han golpeado mucho a la bolsa, como las tasas de interés de la FED y la caída en el precio del petróleo y, factores internos como las crisis de Interbolsa y de Pacific. “Todo esto afectó el apetito de los colombianos por acciones, que como respuesta han buscado otras opciones de inversión”, sostiene López y agrega que una de esas alternativas han sido los Fondos de Inversión Colectiva (FIC).

Juan Pablo Córdoba, presidente de la Bolsa de Valores de Colombia, precisa que lo que ha sucedido es una migración de las personas naturales que ya no invierten a nombre propio sino de los FIC. Hasta noviembre pasado en ellos tenían inversiones 306.507 personas en un portafolio que sumaba $64 billones.

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Si bien todos los FIC no están concentrados en acciones, pues tienen diferentes activos –como renta fija o finca raíz–, también es cierto que, al ser administrados por inversionistas profesionales, les permiten a las personas naturales enfrentar mejor los riesgos de los mercados.

Así mismo, los colombianos cada vez tienen una mayor proporción de su ahorro pensional en acciones. Según las cifras de la Superfinanciera, a noviembre los fondos de pensiones obligatorios tenían $72 billones invertidos en acciones, de un portafolio total de $187 billones.

Córdoba admite que falta que entren más emisores a vender sus acciones para que las personas se animen a invertir y dice que es uno de los principales retos de la bolsa, pero también señala que el mercado ha venido creciendo en variedad de participantes y la idea es justamente tener una mezcla de inversionistas. De hecho, hoy los grandes inversionistas en acciones colombianas son los fondos de pensiones y los fondos extranjeros, –estos últimos ya tienen 25% del total–. Esto ha servido para darle más profesionalismo al mercado. Prueba de ello es que, mientras en el pasado se negociaba un promedio diario de US$1 millón en acciones, en 2016 fueron US$48 millones.

Si bien indirectamente los colombianos siguen invirtiendo en acciones, también hace falta que más personas se animen a apostarle a la bolsa, pues a través de ella se puede financiar a las empresas y empujar el crecimiento del país.