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Joseba Grajales, CEO de la Organización Sanitas Internacional. | Foto: fotografía: DANIEL REINA.

SALUD

Sanitas convirtió al sistema de salud colombiano en producto de exportación

La Organización Sanitas desarrolló un modelo basado en el sistema de salud colombiano y ya opera en 7 países. En Colombia planea aumentar sus centros de atención primaria para atender a sus 2 millones de usuarios.

18 de enero de 2018

Con más de 35 años en el país, la Organización Sanitas Internacional (OSI), de capital español, no solo se precia de conocer muy bien el sistema de salud colombiano, sino que además lo aprendió tan bien que lo convirtió en un producto de exportación.

Aunque Ecuador fue el primer mercado al que llegó, Colombia fue el país donde OSI se convirtió en lo que es hoy: una multinacional con presencia en siete mercados (Colombia, Venezuela, Brasil, Perú, Estados Unidos, México y Filipinas), ingresos por US$1.700 millones, 3,2 millones de usuarios (2 millones en Colombia) y 14.000 empleados.

Joseba Grajales, presidente de la OSI y uno de los hombres más ricos de España, con una fortuna de 550 millones de euros, según la revista Forbes, pasa gran parte de su tiempo en Colombia, no solo liderando la operación de Sanitas sino, como él mismo dice, aprendiendo del modelo de salud nacional, “que tiene mucho para ofrecerle al mundo”.

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En el país tiene 40% del mercado de medicina prepagada y entre 21% y 22% en todas sus actividades de salud, que incluye clinicentros y hasta una universidad.

¿No es contradictorio que acá se ataque el modelo de las EPS y que ustedes lo usen para internacionalizarse?

El problema está en que se tiende a admirar lo que se hace afuera y a demonizar lo que se hace adentro, pero es un hecho que en salud Colombia está haciendo bien la tarea. El modelo colombiano aborda los grandes problemas sanitarios del mundo, en especial la mayor expectativa vida, que implica vivir más pero probablemente con alguna enfermedad. Atender esos años adicionales de vida es oneroso y el mayor costo viene de los fármacos y la tecnología que se requiere para atender los pacientes. Eso representa 60%. El 40% restante corresponde a la atención primaria, secundaria y hospitalaria y es allí donde Colombia creó un modelo racional de administración de recursos. Con US$20 mensuales (que es el valor de la Unidad Por Capitación) da salud integral, incluyendo fármacos y trasplantes. Eso mismo en Estados Unidos podrían ser unos US$3.000 y en Europa US$1.800.

Pero Colombia no tiene una expectativa de vida destacada internacionalmente…

Sí es mayor la de otros países, en especial las de Japón y España, que son las más largas, pero acá el sistema de salud no restringe las coberturas para las personas de la tercera edad, lo que implica que hay una forma de tratamiento que es más eficaz. Con el alargamiento de vida, es probable que una persona viva con cuatro y hasta cinco enfermedades, que es una polipatología y para enfrentar esta situación el sistema tiene que trabajar mucho más en prevención. Es fundamental que la persona se ponga en el centro del sistema para poder retrasar o evitar el mayor tiempo posible una enfermedad. Usando ese modelo los costos van a ser menores.

¿Qué tan exitoso es Colombia en prevención y predicción?

La clave está en el trabajo de atención primaria, la cual ayuda a resolver 85% de las patologías. El 15% restante se remite a la red de clínicas, donde manejan temas agudos y crónicos. Colombia trabaja mucho en atención primaria y lo hace bien. Prueba del entendimiento colombiano de la salud es que ese conocimiento lo usamos en Estados Unidos y allá somos los número uno en atención primaria. Allá empezamos en La Florida, pasamos a Connecticut y ya estamos en New Jersey. El año que viene estaremos en tres estados más.

¿Qué tan fácil es replicar el modelo de las EPS donde no existe esa cultura?

Es complicado, requiere mucho convencimiento y enfrentar adversarios que, normalmente, son los hospitales, pues no les gusta que otro jugador del sistema de salud ofrezca atención primaria, que también es parte de su actividad. Sin embargo, los datos son irrefutables: tenemos un sistema de costos muy bueno. Por ejemplo, en Estados Unidos todos los costos se le transfieren al cliente a través de la tarifa que el hospital le cobra al usuario y por eso allí es tan caro enfermarse.

Y si la prevención funciona bien en Colombia, ¿por qué hay tantas quejas?

En nuestro caso, por ejemplo, tenemos usuarios del POS y de prepagada y, en términos de salud, están más sanos los primeros que los segundos debido a que a con los del POS, por la escasez de margen, hay que estar muy encima con prevención para que no caigan enfermos. Creamos programas especiales para recordarles que se tomen unas pastillas, para que se revisen, etc. Por el contrario, los de la prepagada son indisciplinados, no hacen caso a las recomendaciones y eso es trágico en el mundo de la salud. La tecnología de prevención de Colombia es buena, pero al leer los periódicos parecería como si tuviéramos el sistema de salud del país más atrasado de África y parte es porque nos meten a todos los prestadores en la misma bolsa. Hay unos que lo hacemos bien y otros que no.

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Ustedes estuvieron interesados en Cafesalud y ese negocio no se dio. ¿Ahora qué viene?

En Colombia, en lo que se refiere al aseguramiento, ya tenemos una dimensión satisfactoria, así que el plan es seguir mejorando en calidad. En general, en el país es difícil que crezca el número de usuarios, pues la cobertura es casi universal y en prepago dudo mucho ver aumentos importantes porque las personas con capacidad para pagar ya están cubiertas y las nuevas dependen de bonanzas económicas para animarse. En lo que sí planeamos crecer es en infraestructura, es decir, en los centros para atención primaria, que hoy ya son 170.

¿Que tanto se afecta la operación en Colombia por la judicialización de la salud?

Afecta, entorpece, encarece y tensiona. Los jueces se conviertan en médicos y los directivos de las EPS pueden terminar en la cárcel por algo que no pueden controlar. Es un problema particular de Colombia, que espanta la inversión extranjera. Es difícil que se diga que se van a cubrir todas las enfermedades y en cualquier lugar, es más, es utópico. Es un derecho, pero teórico, que no se puede llevar a la práctica pero los jueces dicen que sí.

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Dadas situaciones como esa, ¿qué tan optimista o pesimista es usted con el sistema de salud en Colombia?

Colombia no tiene por qué fracasar con un modelo creado hace más de 20 años con la Ley 100. Es ejemplo mundial, que cubre al 97% de la población en todas las variables de la enfermedad, desde el fármaco hasta los trasplantes y es tan virtuoso que a muchos les gustaría tener aunque sea una parte de eso. Lo que hay que hacer es revisar el sistema, separar los buenos operadores de los malos. Si se logra esa depuración, Colombia va a ser un caso único. No es fácil, pero no creo que ni el Gobierno ni los políticos van a permitir que las falencias superen las cosas positivas. Hay torpezas individuales pero no colectivas.

Crecimiento costa afuera

Para 2020 la Organización Sanitas espera duplicar sus usuarios y estar en tres nuevos países. Les interesa Asia. Igualmente y, pese a las dificultades, siguen comprometidos con su operación venezolana.

Aunque el centro de operaciones de la Organización Sanitas Internacional es Colombia, su apuesta de crecimiento está en otros países. “Estamos mirando cuáles regiones del mundo avanzan más, para estar diversificados. Nuestro plan es que a 2020 podamos duplicar el número de usuarios y estar en tres países más, hemos mirado Asia. La idea es mantener una organización armónica que pueda replicar en un mercado lo que aprenden en otros”, explica Joseba Grajales, CEO de la compañía.

De otro lado y con respecto a su operación en Venezuela, el empresario dice que por principio cuando van a un país es para quedarse y por eso siguen operando allí.

“Es muy complejo y más que un reto, es una obligación moral con las personas que han estado con nosotros durante muchos años y que están desamparadas", reitera.

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