Las clases presenciales estarán suspendidas hasta el 31 de mayo. | Foto: Foto: Anadolu

EDUCACIÓN

Colegios públicos: ¿por qué no se da aún su reapertura?

Aunque desde algunos sectores se responsabiliza principalmente a Fecode de no poder volver a las aulas tal y como lo han hecho algunas instituciones privadas, el panorama del sector público es mucho más complejo y no se puede limitar a la negativa de los docentes de volver o no a la presencialidad.

30 de septiembre de 2020

“Si Fecode no quiere volver a clases, el Gobierno debe ofrecer de manera inmediata un bono escolar para que los padres puedan llevar a sus hijos a colegios privados”, escribió esta semana la senadora Paloma Valencia en su cuenta de Twitter. La propuesta generó todo tipo de controversia, desde quienes la apoyaron al considerar que da igualdad de condiciones a los estudiantes, hasta los críticos que creen que es una proposición que no tiene sustento.

La senadora del Centro Democrático propuso estos bonos escolares porque el gremio docente se mantiene en su posición de no asistir a los colegios públicos por considerar que no existen las garantías de bioseguridad para la comunidad educativa, mientras que algunos colegios privados vuelven a la presencialidad, situación que estiman no es equitativa.

"Yo no creo que la educación privada tenga que estar cerrada para quienes no tienen recursos (...) Colombia tiene que hacer un esfuerzo para romper ese clasismo que tenemos en la educación (...) Algunos dicen no hay problema en seguir virtual, pero a esos padres que necesitan que los niños regresen al colegio se les puede dar la alternativa de los colegios privados. Esa es la idea del bono”, explicó la senadora.

Sin embargo, sin importar si los estudiantes son de colegio público o privado, la inmensa mayoría de niños, niñas y jóvenes en el país aún no regresarán a la presencialidad dado que no es tarea fácil, ni barata, cumplir con los protocolos de bioseguridad.

Si bien desde mediados de septiembre cualquier colegio privado en Colombia podía regresar a clases presenciales si cumple los protocolos necesarios para hacerlo, el porcentaje de los que lo hacen es mínimo.

Por ejemplo, en Bogotá hay 1.740 colegios privados (atienden a cerca de 530 mil alumnos), pero solo 72 han solicitado su reapertura y cerca de 50 han obtenido el permiso para empezar con la alternancia. Es decir, hay más de 1.600 colegios que aún no le apuestan a las clases presenciales.

En el caso del sector público hay cerca de 400 colegios (atienden más de 780 mil estudiantes) y solo en octubre, y dependiendo de lo que proponga cada gobierno escolar, se sabrá cuántos iniciarán con planes piloto de presencialidad.

Hay que tener en cuenta, que un sondeo realizado por la Alcaldía de Bogotá reveló que solo un 11 por ciento de los padres de familia estarían dispuestos a enviar a sus hijos al colegio y el resto manifestó que prefieren esperar al próximo año.

¿Por qué es difícil reabrir?

Juan Pablo Aljure, presidente del colegio Rochester, primero del país en reabrir, explicó que obtuvieron el aval para funcionar presencialmente en plena pandemia gracias a una inversión de 400 millones de pesos en 24 baterías de puntos de lavado, desinfección y secado de manos con sensores inalámbricos, cámaras de reconocimiento facial, verificación de temperatura y señalización en todo el colegio. Además, adecuaron los salones para albergar 16 estudiantes por clase con una distancia de dos metros entre cada uno.

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Rectores de instituciones privadas señalaron que hicieron cuantiosas inversiones para cumplir los protocolos de bioseguridad. Pero no todos los colegios y jardines, públicos y privados, están en capacidad de hacerlo. | Foto: No usar

No obstante, no todos los colegios están en capacidad de hacer estas inversiones, sin importar si son públicos o privados. Según Martha Castillo, presidenta de la Confederación Nacional de Asociaciones de Rectores y Colegios Privados (Andercop), actualmente la mora en el pago de matrículas de esa asociación, que aglomera a cerca de 1.000 instituciones, se acerca al 75 por ciento y la deserción de estudiantes llega al 20 por ciento, lo que hace imposible hacer las inversiones para reabrir. “La inmensa mayoría de colegios privados del país son de estratos medios, que son los más afectados por la pandemia”, dice.

Carlos Ballesteros, presidente de la Confederación de Asociaciones de Padres de Familia, coincide en que son pocos los colegios en capacidad de cumplir con los protocolos que den completa tranquilidad a las familias. “Colegios campestres o de estratos altos no tendrán problemas, pero ¿cómo hará la inmensa mayoría de colegios?", se cuestiona.

Por su parte, Fernando Vita, coordinador Nacional de la Mesa de Educación Privada, precisó que así muchos colegios quieran volver, no podrán hacerlo. “Por ejemplo, la norma NSR-10 relacionada con la resistencia de las estructuras de los colegios se debería estar cumpliendo hace casi diez años, pero hoy en día varios establecimientos educativos no lo han podido hacer y ahora con el tema de protocolos será más complicado”.

Si el panorama ya parece difícil solo para los colegios privados, ¿qué pasa con el sector público?

El presidente de Fecode, Nelson Alarcón, ha reiterado que no están dadas las condiciones para el regreso a clases. “Es lo que más queremos como profesores, pero el escenario real es que en medio de esta pandemia eso no es posible (...) Hay un rezago en infraestructura, hay colegios sin agua potable”, dijo.

Los mismos padres de familia están de acuerdo con la posición de los docentes: “Si no existen las garantías, no vamos a enviar a nuestros hijos. En el sistema público no hay infraestructura que garantice que se cumplan los protocolos; por cada lavamanos en un colegio, ¿cuántos alumnos hay?”, dijo el representante de los padres Carlos Ballesteros.

Por ejemplo, en más de 220 colegios públicos del departamento de Bolívar, existen alrededor de 7.200 baterías sanitarias (inodoro y lavamanos). En promedio, 70 estudiantes utilizan cada unidad, aunque la norma permite un máximo de 25 estudiantes por batería sanitaria. Es decir, solo en Bolívar faltan 4.860 unidades, de acuerdo con cifras de Cedetrabajo. Esta situación se repite en muchas regiones, incluidas las grandes capitales.

A las inversiones en infraestructura, que no son menores, es necesario agregarles tapabocas, guantes y elementos de desinfección, así como el personal que efectúe estas labores. “Si ya teníamos problemas con dotación de cosas básicas del colegio en época normal, imagine con todos estos elementos de bioseguridad que, además, se suman al atraso de nuestra infraestructura educativa. Nosotros no iremos a los colegios ni con alternancia, ni siquiera en los municipios no covid, si es que se les puede decir así”, aseguró el líder del gremio docente Nelson Alarcón.

Sobre esto, la congresista dijo que no todos los colegios públicos están en condiciones deficientes y, bajo el supuesto de que así sea, se desprende su propuesta de que los estudiantes sí puedan estudiar en instituciones privadas. “Creemos que la educación tiene que romper las barreras sociales y clasistas que tiene nuestra sociedad. Y en esto tenemos que empeñarnos”.

El Gobierno informó que ha girado cerca de 92.000 millones de pesos a las secretarías de Educación para que doten los colegios de los elementos requeridos, cifra que Fecode y asociaciones de padres calificaron como insuficiente.

Varios departamentos del país ya determinaron que este año los colegios públicos terminarán virtualmente. “Hemos decidido que Antioquia privilegiará la educación en casa este resto del año para nuestros colegios oficiales. Los privados tienen autonomía y, entonces, podría cada uno decidir el regreso a las aulas. Ellos, de acuerdo con las modificaciones, exigencias del Ministerio de Educación y la inversión que se puede hacer para implementar los protocolos de bioseguridad, podrían regresar a las clases presenciales”, dijo la secretaria de Educación de Antioquia, Alexandra Peláez. Atlántico y Santander también tomaron esta decisión.

Más allá de la posición de Fecode, el Gobierno nacional y las autoridades locales deberán garantizar protocolos de bioseguridad que den tranquilidad a los padres que sí quieren que sus hijos vuelvan al colegio.