Aunque el papel de los padres es fundamental en la eduación de sus hijos, entrometerse mucho les hace perder autonomía.

PADRES

Papás más ricos y mejor informados: ¿un arma de doble filo?

Los padres de hoy tienen más recursos y más tiempo para sus hijos. Sorprendentemente esto podría no tener los efectos deseados.

Luis E. García de Brigard*
23 de abril de 2014

En mis años como educador he presenciado cambios fascinantes en los entornos educativos, pero quizá el que más ha influido en el cambio de las estructuras formativas de los niños de hoy ha sido la transformación de las familias contemporáneas. Mientras los salones de clase de hoy son similares a los de hace medio siglo, las familias han cambiado por completo.

En esa transformación sobresalen tres factores que han teniendo un efecto en la manera como se están educando los niños: los padres contemporáneos tienden a ser más ricos, estar mejor informados y ser más dedicados a la educación de sus hijos.

Lo cierto es que aunque estos elementos han tenido resultados positivos, como un menor nivel de deserción escolar y más acceso a la educación superior, también hay evidencia de que ha tenido algunos efectos nocivos.

El autor Carl Honoré describe de manera contundente este fenómeno: “Si miramos el tiempo, dinero y energía que estamos invirtiendo en nuestros hijos, deberíamos estar siendo testigos de la generación de niños más feliz, saludable y capaz que el mundo jamás haya visto; pero esto no es lo que está ocurriendo”.

Decenas de expertos mundiales han llamado la atención sobre la angustiante realidad que enfrentan los niños y adolescentes de hoy, que como nunca antes, están enfrentando realidades de depresión, estrés, obesidad, abuso de sustancias y otros fenómenos que parecen haberse salido de control.



Riqueza, información y dedicación

Está demostrado: en la medida en que el ingreso de las familias aumenta, uno de los primeros rubros a los que los padres destinan su ingreso es a la educación de sus hijos. Los estudios sobre mercados emergentes que realiza Credit Suisse anualmente demuestran que tan pronto como las familias acceden a la clase media, empiezan a incrementar sustancialmente su inversión en educación. Esta situación no se daba en las familias de hace algunas décadas.



A esto se suma la explosión de información que ha dado a los padres de hoy un nivel de acceso inédito a contenidos, opiniones, estudios y materiales educativos.

La tienda de Apple ofrece más de 65.000 aplicaciones educativas (en 2012 eran 20.000); Google reporta más de 250 millones de resultados a la búsqueda “paternidad” y los principales medios de comunicación publican contenido educativo diariamente.

Este fenómeno ha convertido cada hogar en un pequeño laboratorio, en el que los padres educan a sus hijos basados no solamente en cómo lo hicieron sus propios padres, sino en la información que reciben y procesan.

Finalmente, la nueva generación de padres ha protagonizado una transformación en cuanto a tiempo y dedicación. Aunque muchos piensan que los padres hoy pasan mucho menos tiempo con sus hijos, los datos muestran que en países ricos y de ingresos medios como Colombia, se ha producido un importante cambio en cuanto a la cantidad y calidad de tiempo que los padres dedican a sus hijos. La paternidad de hoy tiende a ser más activa e intencional que la de hace algunas décadas, que solía ser más intuitiva y desestructurada.

¿Existe alguna relación entre la nueva estructura de paternidad y los retos que enfrentan las nuevas generaciones?

Aparentemente sí. La riqueza, información y dedicación de los padres contemporáneos parece haber eliminado dos elementos que formaban parte de las familias de generaciones anteriores: la escasez y la autonomía.

En el pasado, los recursos económicos eran más limitados, por lo que los padres no tenían que elegir cuándo decir “no” a sus hijos, sino que se veían obligados a hacerlo. Para muchas familias de hoy, el “no” se ha convertido en una opción; esto enfrenta a los padres a la difícil decisión de negarse a peticiones de sus hijos aunque tengan los recursos para complacerlas.

Esto ha tenido un severo impacto en la capacidad de las nuevas generaciones de fortalecer su autocontrol y su capacidad de aplazar la gratificación.

Asimismo, la tendencia de los padres a micro gerenciar la educación de sus hijos ha afectado el desarrollo de la autonomía. En estudios liderados por la Doctora Sandra Hofferth se descubrió que los niños de hoy cuentan con mucho menos tiempo discrecional que los que crecieron hace apenas una década, y que este tiempo pasó de ser primordialmente desestructurado –permitiendo el juego libre y espontáneo- a ser dirigido y regulado.

Esta transición ha eliminado oportunidades para que los niños aprendan a aprovechar su imaginación, inventar juegos, interactuar espontáneamente con sus pares y enfrentarse a la posibilidad de cometer errores. Aunque hay estudios que refuerzan la necesidad de formar para el autocontrol, es importante permitir espacios de laissez faire educativo, en donde los niños puedan fortalecer su autonomía.

¿Todo tiempo pasado fue mejor?

Algunos podrían pensar que lo ideal sería volver a las lógicas de paternidad del pasado. No es así. La nueva paternidad es el resultado de un genuino interés de los padres por el futuro de sus hijos que puede contribuir a un mejor proceso educativo.

 El reto consiste en asegurar que al incluir nuevos elementos en el ejercicio de la paternidad, estos no remplacen factores cruciales como la escasez y la autonomía. Los padres pueden acudir a diferentes metodologías para asegurarse de que sus hijos crezcan en un nuevo contexto sin que con ello se debiliten habilidades que serán esenciales para el futuro.

El balance ideal consiste en ejercer un nivel de influencia suficiente para formar competencias de autocontrol, resiliencia, formación del carácter y tolerancia a la frustración, a la vez que se permiten espacios desestructurados que dejen cabida para formar la autonomía, la creatividad, la resolución de problemas y las relaciones entre pares.

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*Socio Director, Appian Education Ventures