| Foto: Cortesía Enseña por Colombia

MULTIMEDIA

¿Por qué apostarle a las capacidades de los estudiantes?

Con el zoom en la frase de Nelson Mandela, “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”, en Colombia se está trabajando para acabar con la desigualdad en la cadena educativa. La meta es que los estudiantes consigan empleo y aumenten su productividad.

30 de abril de 2015

Las brechas entre los niveles de la escalera educativa impiden el progreso integral de la población activa del país. Las cifras de desempleo las engrosan el 56 por ciento de estudiantes que abandonan la escuela, especialmente quienes cursan los grados quinto, sexto y noveno, y se suman los bachilleres que no ingresan a la educación terciaria por la ausencia de orientación laboral. Los que logran acceder a la universidad se enfrentan a los sacrificios que supone el tiempo y dinero invertidos, frente a la retribución que encontrarán cuando salgan a buscar trabajo.

Otros no consiguen un puesto debido a que la demanda laboral de las empresas –cuyas necesidades varían rápidamente de acuerdo a las competencias pertinentes al mercado- es distinta a las capacidades con las que fueron preparados. Pero además, a muchos bachilleres, técnicos y tecnólogos les falta desarrollar sus competencias en áreas como pensamiento lógico matemático o lectura; o en las habilidades blandas, trabajo en grupo, comunicación y liderazgo.

Para aportar en la solución de estas falencias, la Fundación Corona resolvió participar con propuestas programáticas que le apuntan a la educación orientada al trabajo y sus componentes como el empleo, la intermediación laboral, el desarrollo de habilidades para la vida y habilidades duras y la orientación socio ocupacional. Esta última busca ayudar a los estudiantes para que tomen una buena decisión académica y asciendan tanto en lo personal  como en lo académico. En los próximos 10 años esa población económicamente activa (de 16 a 59 años) será mayor que los grupos dependientes -infancia y tercera edad-, proceso que se denomina bono demográfico, que enfrenta a Colombia ante un gran desafío.  

Además de disminuir la inequidad, la educación orientada al trabajo genera ‘movilidad social’. Ángela Escallón Emiliani, directora de la Fundación Corona, define este fenómeno como “la posibilidad que tienen las personas para subir o bajar de posición en una escala de bienestar socioeconómico, midiendo por ejemplo la generación de ingresos y el acceso al trabajo”.

Una oportunidad vale oro

La iniciativa ‘Nuevas Oportunidades de Empleo para Jóvenes en la Región de Urabá-Antioquia’ (Neo), en la que participa  la Fundación Corona, pretende incrementar el alcance y la calidad de los programas de formación y de los sistemas de empleo para los jóvenes bachilleres de esa región, brindándoles las herramientas para encontrar trabajo y el mejor desempeño.

Durante tres años, 13.390 jóvenes de 19 a 29 años de Urabá serán beneficiados. Uno de ellos, Duban Ayazo Correa, auxiliar en administración de recepción del Grupo Hotelero El Mirador, del municipio de Arbolete. “Neo nos entrenó en cursos de inglés enfocado en el turismo”, cuenta. Antes de ser parte del proceso formativo laboraba por turnos. Después, gracias al curso, lo vincularon de manera anual. “Me traumatizaba el inglés. Esta vez, por la instructora Janeth Dorado me empezó a gustar. Ahora hablo y entiendo bastante”, confiesa Duban.  

“La idea es forjar alternativas para superar la falta de articulación entre los actores involucrados, la falta de formación pertinente, la capacidad para potenciar competencias, y la ausencia de orientación socio-ocupacional”, expresa Gustavo Londoño, coordinador de Neo Urabá, quien reconoce la iniciativa como un articulador y facilitador de los procesos de educación orientada al trabajo que se requiere en el sector productivo y el mercado laboral.

Según la Encuesta de Caracterización de Mercado Laboral Urabá Antioqueño de 2013, el 46 por ciento de los jóvenes entre 15 y 29 años (un 30 por ciento del total de la población) no tienen empleo. Neo contribuye a combatir esta problemática. El proyecto funciona en alianza público-privada, entre la Gobernación de Antioquia, el Sena, el Icbf, la Universidad de Antioquia, la Cámara de Comercio de Urabá, la organización Augura, la Fundación Corona, Fundauniban, Corbanacol, Microempresas de Colombia, Comfama y el ejecutor, Comfenalco Antioquia.

El poderoso eco de enseñar

Para obtener un buen trabajo se requiere enseñanza de calidad. Por eso la Fundación Corona y la Secretaría de Educación de Antioquia apoyan el proyecto ‘Enseña por Colombia’. Consiste en escoger a los mejores profesionales de todas las carreras de las universidades del país para ser profesores por dos años en Bogotá, Vichada, Cartagena, Barranquilla, Barú o el Urabá Antioqueño. Hombres y mujeres que vienen de diferentes disciplinas académicas, entornos socio-económicos, culturas y regiones, con el compromiso social de aprender de los entornos a los que llegan y disposición para contribuir al desarrollo, equidad y movilidad social de Colombia.

La fundación lidera la revolución educativa empoderando a estudiantes de noveno, décimo y once de instituciones de educación media en concesión o convenios con secretarias y gobernaciones locales. “Queremos poner sobre la mesa las oportunidades que tienen sus regiones en temas de estudios y empleo. Son orientaciones con la premisa de descubrir sus vocaciones a partir de la realidad de sus contextos”, dice Catalina Restrepo, directora del programa que ofrece un aprendizaje de doble vía.

De un lado están los docentes (Ecos), que aportan en la dinamización del sector educativo, tienen la oportunidad de conocer la realidad del país y de llevar a sus estudiantes a niveles académicos altos. Pero además están los estudiantes, que reciben clases con nuevas metodologías de aprendizaje. Los Ecos reciben formación en pedagogía y liderazgo para obtener todas las herramientas integrales de la docencia.

En 2014 al programa se postularon 4.400 profesionales. De los 106 Ecos convocados, 60 están en Urabá, impactando a más de 3.000 estudiantes. María Paula Barbera, bióloga de profesión de la Universidad Nacional de Colombia, decidió unirse para “ayudar a transformar vidas, a hacer cambios permanentes en los jóvenes y en el país”. Encontró su vocación trabajando con las comunidades. Ha intentado que sus clases de inglés sean dinámicas, relacionadas con el contexto para captar la atención. Enseñó los verbos irregulares poniéndoles rap a sus alumnos, su razón para levantarse todos los días. “Cada día aprendo de sus habilidades, alegrías y experiencias que me enriquecen y que me ayudan a crecer como maestra, líder y persona”.