Foto: Juan Carlos Sierra/Archivo SEMANA

ENTREVISTA

“La clase política no está mentalmente en la Constitución de 1991”

Para la cuarta edición de la revista digital Semana Educación, líderes de diferentes credos expresaron sus opiniones sobre la formación religiosa en colegios y escuelas. Habla el imam Julián Zapata.

28 de noviembre de 2014

La cuarta edición de la revista digital Semana Educación se le midió al debate de la formación religiosa en los colegios y visitó ocho instituciones de distintos credos para conocer de primera mano cómo se imparte esta materia. En esta última entrega, que ya está disponible para descargar, los lectores encontrarán las historias de un colegio cristiano, uno laico y uno musulmán, entre otros.

El imam Julián Zapata, director del Centro Cultural Islámico de Chía, Cundinamarca, nació en el seno de una familia llanera y católica, pero la curiosidad y la investigación lo llevaron a convertirse al Islam. Estudió Ciencia Política, Teología y Filosofía Islámica en la Universidad de Imam Jomeini, en Irán. Semana Educación habló con él para conocer su opinión sobre la formación religiosa de la sociedad.

Semana Educación.: ¿Por qué están divididos los grupos musulmanes en Colombia?

Imam Julián Zapata: Eso pasa con los evangélicos, judíos, budistas, católicos, todos. En este caso es porque los emigrantes quieren traer su modelo cultural y nacional. Antes había cierto diálogo, pero después del 11 de septiembre, y particularmente del 2005 para acá, empezaron a llegar emigrantes de Irán, Turquía, Líbano, Siria, entre otros. Traen su rótulo sectario e ideológico, su submundo cultural. Esa visión sectaria solo corresponde a la minoría, son grupos salafíes, hanbalíes o takfiríes (corrientes conservadoras del Islam). Algunos de ellos hacen una interpretación literal del Corán o dividen el mundo entre fieles e infieles, y eso dificulta el diálogo con el resto de la comunidad.

S.E.: ¿Dónde se educan los niños musulmanes en Colombia?

I.J.Z.: Quienes pensamos que deben formarse en un ámbito neutral, universal coincidimos en que pueden ir a colegios cristianos o laicos. Mis hijos, por ejemplo, estudiaron en un colegio salesiano.

S.E.: Por el contexto colombiano, los niños musulmanes crecen con una idea de qué es el cristianismo, pero ¿cómo hacer que sus compañeros entiendan qué es el Islam?

I.J.Z.: El Islam se debe mostrar a través del buen ejemplo, y antes de ser musulmanes somos colombianos, y Mahoma decía que el amor a la patria es uno de los principios de la fe. Estamos empezando a ver con agrado que en algunas universidades confesionales están abriendo cátedras para hablar del Islam, pero el problema es que eso no pasa en los colegios.

S.E.: ¿Para qué les sirven las clases de religión (en las que generalmente se habla de cristianismo) a los niños musulmanes?

I.J.Z.: Nosotros consideramos que Jesús es un pilar de la sociedad universal y conocerlo es una parte de conocer el Islam. Compartir con los cristianos nos permite conocer otra tradición y es un factor de enriquecimiento espiritual. Para nosotros los Evangelios y la Tora son textos sagrados, elementos universales de la religión. Por eso le digo a la comunidad musulmana que vaya a las iglesias, que asistan a las misas para escuchar las enseñanzas de su fe.

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S.E.: ¿A los musulmanes en Colombia les afecta la mala imagen que tiene el Islam en el mundo?

I.J.Z.: Sí, ser musulmán es una carga muy fuerte porque uno no solo tiene que exponer su creencia sino además hay que defenderse de los ataques. Es un reto porque además de educarse en su tradición, el musulmán tiene que estar explicando por qué hace parte de esa fe. Casi que tiene que estar preparado en política internacional para defenderse de los cuestionamientos de otra gente.

S.E.: ¿Qué papel debería cumplir el Estado para educar sobre estos temas?

I.J.Z.: El Estado no está educando, está desinformando. El presidente Santos dio un ejemplo muy negativo en la última posesión porque en el evento estaba el Obispo de Bogotá y no había ningún otro representante religioso. Eso no debería suceder en un país multicultural, multirreligioso y laico. Hay un alto porcentaje de la clase política de este país no está mentalmente en la Constitución de 1991, y los medios de comunicación también hacen parte de esa lógica. Los canales públicos deberían tener un espacio para hablar de esta diversidad espiritual y cultural, pero no hay políticas públicas al respecto. Ahora que estamos en un proceso de diálogo es necesario entender que la diversidad religiosa y cultural también hace paz.

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