Estudiantes de la Escuela Normal Superior de Gachetá. | Foto: Archivo particular

EXPERIENCIAS

Una nueva apuesta de la educación rural

Dos proyectos de instituciones educativas de Cundinamarca pretenden hacer de sus estudiantes personas integrales y con mayores oportunidades en la vida académica.

19 de abril de 2015

Un proyecto productivo y una clase sobre educación sexual, tal vez no tengan mucho que ver entre sí. Pero en Cundinamarca son las asignaturas más novedosas que dos centros educativos del área rural del departamento vienen implementando desde hace un par de años. El objeto, dicen sus gestores, tiene que ver con el hecho de entregarle un nuevo insumo pedagógico al segmento de la básica y media. De este modo, formar mejores ciudadanos y con mayores oportunidades de llegar y anclarse en la universidad.

El Ministerio de Educación Nacional, empeñado en desarrollar una “revolución educativa” en todos los rincones del país, respalda este par de iniciativas. Destaca la importancia de “una educación crítica, científica, ética, tolerante con diversidad y comprometida con el medio ambiente”.

En diálogo con SEMANA Educación, los gestores de estos proyectos expusieron la importancia de sus iniciativas. Para ellos, se trata de un llamado a los demás actores del sistema educativo para que mejoren la realidad de sus comunidades.
    
Técnicas de transformación de alimentos lácteos
 
El municipio de Gachalá, al oriente de la capital, se caracteriza por producir un volumen significativo de leche a diario, la mayoría de esta se convierte en queso campesino. Esta vocación productiva se convirtió en la excusa perfecta para Martial Rosado, docente de  la Institución Educativa Distrital Providencia, para contrarrestar una de las necesidades más latentes en su comunidad estudiantil: las escasas posibilidades de los estudiantes para continuar su formación.  

“Con esta radiografía, analizamos la posibilidad de establecer un proyecto productivo al interior de la institución con los estudiantes de noveno a once, utilizando el recurso protagonista de la región: la leche”, cuenta Rosado.

Sin pensarlo, descartaron el queso campesino, dada su precaria rentabilidad, y le apuntaron a las leches fermentadas: kumis y yogurt. Pero la baja aceptación del primero lo sacó de la lista. “Durante ese primer año (2013) se comercializan 28 lotes de yogurt con una ganancia de $2.300.000. El ejercicio de producción y comercialización lo llevamos a cabo con doce estudiantes”, indica Rosado. Al año siguiente solo participaron seis estudiantes. La producción fue de 32 lotes y una rentabilidad cercana a $1.400.000.

En el transcurso de su desarrollo, el Sena (en 2014) intervino y actualizó a los estudiantes en ‘Derivados lácteos’, curso que les sirvió para redefinir y ampliar el proyecto. Entonces incluyeron en su portafolio panelitas, arequipe y sabajón.

Mauricio Jiménez, estudiante de grado once y quien está vinculado a esta clase vocacional desde que inició, cuenta que la experiencia ha sido muy significativa, pues impulsa a los alumnos a trabajar en varias materias para obtener recursos y la posibilidad de ingresar a la universidad. “Este proyecto me ha entregado una opción para salir adelante. Se preparar yogurt y otros derivados. Y lo mejor es que tenemos los recursos y los utensilios necesarios para desarrollar un buen producto”, manifiesta.

“Es importante que este proyecto tan positivo permanezca en el tiempo. Es una oportunidad enorme para los estudiantes que vienen atrás”, confiesa Jiménez, quien aspira estudiar ingeniería sistemas.     

Para el profesor Rosado la idea, además de abrir un camino que les permita a los estudiantes acceder a recursos y la continuidad de sus estudios, tiene que ver con la productividad. “Debe ser un tema inherente a la escuela, porque el mundo ha cambiado y exige producción, pero no solo desde la consecución de recursos, sino de hacer sentir útil a todos los que hacen parte de la escuela: padres, estudiantes y docentes. Es un tema que no se puede sacar de la mesa de ninguna institución educativa del país”, puntualiza.

Formando seres integrales

Cada uno de los estudiantes en la Escuela Normal Superior de Gachetá, en Cundinamarca, conocen muy bien esta premisa: “Me identifico como persona y ser social en una emocionante aventura”. Así lo han asumido desde hace dos años, cuando se dio inicio a un proyecto que busca formar a sus alumnos desde preescolar (con la ayuda de los padres de familia) en educación sexual y construcción de ciudadanía. La iniciativa se basa en la enseñanza de valores, en el respeto por su cuerpo y por el cuerpo de los demás.

“La idea es que sean seres sociales, asertivos, que se relaciones con sus semejantes y que respeten su entorno”, asegura Reina Leyla Guzmán, líder del proyecto, al que llaman Investigación en el mundo de la pedagogía. “Si se educa bien al niño tendremos mejores ciudadanos. La formación pluridimensional en nuestros estudiantes es fundamental para que sean verdaderos seres útiles a la sociedad y a su comunidad”, señala Ceila Puentes, rectora de la institución.

La docente Guzmán cuenta que para cada uno de los grados previo a una lectura de contexto, se diseñaron junto con los profesores las temáticas según los requerimientos que tiene la población de la provincia. Se trata de unos módulos con metodologías activas. La primera, hace referencia a una motivación que se le hace al estudiante a través de una serie de lecturas y dinámicas. La segunda, tiene que ver con la fundamentación teórica. Tercero, la aplicación del conocimiento. Y, cuarto, con la ayuda de los padres en la casa se fundamenta estos conceptos en metodologías activas.

“Hemos trabajado mucho lo que es la pregunta como estrategia generadora de conocimiento desde los mismos niños”, explica. Ese es el común denominador de los estudiantes de la Escuela Normal Superior de Gachetá, que se le midieron a esta iniciativa desde hace dos años a través del programa de Formación Complementario. Quienes terminan grado once y quieren ejercer como docentes–, lo consideran como un experimento muy valioso, dado que hablar de educación sexual y construcción ciudadana está llena de tabúes.

El proyecto no termina ahí. Lo han socializado con otras instituciones de la región para potencializarlo y que lo puedan aplicar en cada uno de sus centros de enseñanza.

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