La proporción de mujeres en los campos cuantitativos sigue siendo inferior a la de los hombres.

MUJERES

¿Las mujeres son malas para las matemáticas?

Según un experimento reciente, hay una percepción popular de que los hombres son mejores. Esto, lejos de ser cierto, ha afectado las posibilidades laborales de ellas.

30 de marzo de 2014


Hombres y mujeres son igualmente capaces de aprender y desempeñarse en matemáticas. No hay una razón biológica ni neurológica que indique que un género es superior al otro en este campo. Pero un revelador estudio publicado en la revista Science ha demostrado que tanto hombres como mujeres tienen un prejuicio hacia las capacidades matemáticas de las mujeres, y esto tiene un impacto directo en el número de trabajadoras femeninas que laboran en áreas como la ingeniería.

Este estudio nació de una investigación del 2008 que comprobó que la diferencias de desempeño en pruebas matemáticas entre hombres y mujeres eran mínimas. A partir de este, Paola Sapienza, de la Escuela de Administración Kellog de la Universidad de Northwester, y Luigi Zingales, de la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago, decidieron estudiar la percepción popular de que las mujeres son malas para las matemáticas.

Reunieron a un grupo de sujetos de ambos sexos y los dividieron entre ‘empleados’ y ‘empleadores’. A los primeros se les dio una serie de operaciones matemáticas que debían resolver en cuatro minutos. A los del segundo grupo se les encargó la tarea de contratar al mejor candidato posible, basados en información muy limitada: nombre y género.

La mayoría de los ‘empleadores’, tanto hombres como mujeres, se decidió por un candidato hombre. Acto seguido, los investigadores les mostraron las pruebas de desempeño, en el que tanto hombres como mujeres tuvieron resultados muy similares, y se les pidió que ratificaran su decisión. Ninguno, aun con la evidencia, cambió de opinión.

Por otro lado, al grupo de ‘empleados’ se le pidió que comentara cómo le había ido en las pruebas. Los hombres presumieron de sus habilidades, mientras que las mujeres subestimaron las propias.

Diana Ojeda Aristizábal es una colombiana que actualmente está terminando su doctorado en Matemáticas en la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, en donde también terminó su maestría. Para Ojeda, quien nunca se ha sentido discriminada laboralmente por ser mujer, la percepción viene de la poca presencia femenina en estos campos.

“Creo que la idea de que las mujeres tienen menos habilidades para el razonamiento cuantitativo es una interpretación del hecho de que hay menos mujeres trabajando en estos temas. Esta es una conclusión fácil, pero un paso más de análisis revela que en realidad hay factores históricos y culturales que explican la menor cantidad de mujeres en tales disciplinas”, afirma.

El porcentaje de mujeres que cursan el doctorado de matemáticas de Cornell es del 30 %, lo que ella considera una buena representación. “Creo que más que intentar aumentar la proporción de mujeres en matemáticas, sería importante que desde el comienzo la materia se presente como es, sin importar lo que por alguna razón se espera de un género u otro. Es lo mínimo necesario para que cualquier persona, hombre o mujer, pueda llegar a hasta el nivel que escoja”, añade.

Diana Lorena Giraldo, matemática de la Universidad Nacional de Bogotá y candidata a magister en Ingeniería Biomédica en la misma universidad, considera que el estereotipo es algo cultural.

“No me considero una ‘víctima’ del estigma, pero sí me ha pasado que de entrada la gente cree que por ser mujer soy menos capaz para ciertas tareas que involucran matemáticas. Creo que es un circulo que se alimenta desde la niñez: a las niñas no les exigen porque son niñas, entonces crecen haciendo poco y creyendo que ese poco es todo lo que son capaces de hacer”, dice Giraldo.

“Y como existe la idea de que las matemáticas son difíciles, son pocas las mujeres en proporción con los hombres que se deciden por esta carrera. Esa diferencia es la que alimenta la idea de que en general las mujeres son menos capaces”, afirma Giraldo, quien actualmente trabaja en un grupo de investigación en el que procesa y analiza imágenes de resonancia magnética para la detección temprana del alzheimer.

Lo que el estudio comprueba, y respaldan los testimonios de Giraldo y Ojeda, es que la situación de las mujeres en el campo de las ciencias cuantitativas sigue siendo retadora, y aún hay muchos prejuicios por derrotar.