| Foto: Archivo Semana Educación

PRIMERA INFANCIA

El trabajo no es cosa de niños

El 12 de junio se celebra el Día Mundial contra el Trabajo infantil. En Colombia existen 1.039.000 menores de edad que trabajan. Esta es la radiografía de esta realidad con la que el país tiene una deuda.

11 de junio de 2016

A Gerardo Tapias Álvarez le delata el rostro. En su piel curtida se vislumbra la dureza del oficio al que ha dedicado 23 años. Ahora con 36 se le ilumina la sonrisa cuando habla del legado que dejará a sus tres hijos. Y es que por ellos pica carbón más de ocho horas al día en la mina subterránea ‘El Tesoro’, de la que es propietario, ubicada en el municipio boyacense de Gameza. “Trabajo en la mina desde los 13 años porque a mi papá no le alcanzaba para darnos de comer. No quiero el mismo futuro para mis hijos”. Si le va bien, gana al mes 1.600.000 de pesos.

La minería no es el único sector productivo en Colombia que tradicionalmente ha integrado menores de edad  en sus filas. Según el Dane, el comercio y la hostelería son los que más niños concentran (38 %), seguido de las actividades agropecuarias (34 %) y de la industria manufacturera (11 %).

En la actualidad hay 1.039.000 menores trabajando en el país del total de niños que se registran en Colombia con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años (11.331.937). Una cifra que apenas decreció entre 2012 y 2014. Durante este tiempo, el trabajo infantil pasó del 10,2 % al 9,3 %.

El Caribe, con un 67 %, es la región que concentra la mayor tasa de menores trabajadores del total, como reveló el Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario. El departamento de Córdoba encabeza el listado con el 40 %; seguido del Cesar, 20 %, y Bolívar, 6,7 %. En Bogotá, por ejemplo, de cada 100 niños , 11 trabajan.

Las razones por las que un niño incursiona en el mercado laboral son varias, pero todas ellas derivan de una serie de problemas estructurales, como denuncian desde hace años numerosas ONG y organismos internacionales como Unicef o Save the Children. Entre ellas está la incidencia de la pobreza, la precariedad económica, la falta de oportunidades de empleo formal y la ausencia de políticas públicas contundentes destinadas a la protección de la infancia. También al mantenimiento del conflicto armado en el territorio y la presencia de actores armados que perpetúan la violencia.

La ausencia de una oferta educativa y de ocio pertinente y de calidad favorece, asimismo, que los menores se pongan a trabajar antes de tiempo. Y, en muchos casos, sin una remuneración digna: según el Dane, unos 541.000 menores trabajan sin recibir un salario decente.

En Colombia un menor pueda incursionar de manera legal en el mercado laboral a partir de los 15 años, de acuerdo a la ley 1098 de 2006. Pero para ello, y hasta cumplir los 18, necesita una autorización del Ministerio de Trabajo que avale la pertinencia de esta decisión. 

En el caso de los menores de 15, sólo se les permite trabajar en oficios artísticos, deportivos o culturales previo salvoconducto del Ministerio de Trabajo. Para ejercer la minería subterránea no hay salvedades posibles: está terminantemente prohibido que menores de 18 se dediquen a este oficio.

A Luis Ortiz le delata el rostro. Pero más las manos: desgastadas y negras como el carbón que extrae de la mina boyacense ‘El Carrizal’. Con ocho años ingresó por primera vez en una de estas explotaciones para picar el mineral y así ayudar a su familia tras la muerte de su padre. Hoy tiene 54, y lleva 46 en el oficio.

La historia del minero no es un caso aislado. Cómo él en su momento, hoy el 46,6 % de los niños que trabaja en el país lo hace para ayudar a su familia con los gastos o con el negocio que poseen, indica el Dane. El 35,5% trabaja para tener plata propia y no depender de terceros.

Luis ha evitado que su hijo Edison siga sus pasos; “el oficio es muy duro”, sentencia. El joven de 22 años tampoco lo busca: “Es peligroso. Yo quiero trabajar en esta mina pero mandando”. Edison está inscrito en un técnico del Sena en Supervisión de labores mineras bajo tierra. Se está preparando para “mandar”.

La radiografía oficial que brinda el Gobierno del trabajo infantil indica que el  69,7 % de los menores de edad en esta situación no han abandonado sus estudios, frente al 30,3 % que si lo ha hecho.  Pero la realidad es otra,

A José Julián Gutiérrez le delata el rostro. Sus arrugas parecen trochas, sobre todo las que delimitan sus ojos, las patas de gallo. Explica que son la evidencia de que nunca ha dejado de sonreír, a pesar de la dureza que caracteriza el oficio que ejerce desde los ocho años.

También es minero, ahora en la mina ‘La Pujanza’, en Boyacá. Con 38 años espera su primer hijo y, al igual que sus colegas de profesión que han ido apareciendo a lo largo de este relato, tampoco quiere que siga sus pasos. “Los niños no deberían trabajar. Quiero que el mí hijo estudie, y que la profesión que elija, lo haga bien”.

No busco trabajo,  busco educación‘

PARA EL DEBATE

¿Está de acuerdo con que los niños no puedan trabajar hasta los 18 años? ¿Cómo cree que se podría reducir la tasa de menores trabajadores en el país? Deje sus comentarios en nuestro twitter @SemanaEd y @JuliaAlegre1