Disney ha transformado los estereotipos de la mujer en sus películas. | Foto: Zanimum

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Disney ya no quiere mujeres sumisas

Hoy 8 de marzo, el día de la mujer, es un momento para recordar que los roles de género deben modificarse. La productora más famosa de dibujos animados ya ha empezado el cambio.

4 de marzo de 2016

Blancanieves cantaba, barría, y sonreía, mientras que los enanos trabajaban en las minas. Había encontrado un hogar: tenía pequeños hombres que la protegían y que le traían el sustento necesario. Era una ama de casa feliz. Pero de pronto, apareció una anciana malvada con una manzana envenenada. Y cuando aceptó un bocado, quedó sumida en un profundo sueño del que sólo salió gracias a la llegada del príncipe. Después, se casaron y fueron felices.

Una Sirena llamada Ariel dejó a su padre, el rey, a sus hermanas, a un pez simpático  y a un cangrejo divertido, tan solo por haber contemplado por unos momentos a un príncipe apuesto. También renunció a su voz y a sus aletas por unos pies que la llevaran ante un hombre. Esperaba que él la mirara y que se amaran por siempre, mientras que una malvada  hechicera con tentáculos trataba de oponerse.

Las historias de Blancanieves y La Sirenita, son sólo ejemplos de las películas de Disney, en las que las mujeres se realizaban sólo con la ayuda de los hombres. En todas había antagonistas, brujas acuáticas o terrestres, que paralizan a las bellas e indefensas damas, hasta que eran rescatadas. Cuando llegaban los hombres ocurría el desenlace: se resolvían las intrigas y se anticipaba el final feliz, que era el matrimonio. 

El mensaje transmitido por Disney era simple. Las mujeres debían ser sumisas, indefensas, y tenían que esperar a que los hombres resolvieran las situaciones difíciles. Pero las películas no sólo entretenían a los jóvenes, también creaban estereotipos. Por ejemplo, en una encuesta realizada en Monterrey por Eugenia González, Mariana Villasuso y Tania Rivera, la mayoría de niñas encuestadas jugaban a ser princesas de Disney; anhelaban ser bellas y vestirse con elegancia. La mayoría respondía que las princesas debían casarse con príncipes bien parecidos y valientes.

Sin embargo, el rol de las niñas ha empezado a cambiar en las películas de Disney desde hace unos años. Por ejemplo, Mulán, para impedir que su anciano padre fuera obligado a prestar el servicio militar, se hizo pasar por hombre para defender a China de los mongoles. Y destacó entre los reclutas. Fue ella quien salvó al emperador. A pesar de que había sido discriminada y excluida por ser mujer, la perseverancia y la disciplina la convirtieron en una heroína fuerte, valiente e independiente.

El caso de Valiente, la película ambientada en Escocia durante la Edad Media, resume el cambio. Mérida, la hija del líder de un clan, quería ser una guerrera. Era desaliñada, tenía el pelo desordenado y usaba el arco con maestría. Era todo lo contrario a la princesa típica. Pero su madre, se oponía a las actitudes que consideraba masculinas; quería que su hija fuera bella, estuviera bien vestida y convenientemente casada. La historia gira alrededor del conflicto entre la madre y la hija, por el rol que debe ocupar una mujer en la sociedad.

Mérida pudo escoger ser una mujer diferente a los clásicos estereotipos. Mulán se destacó como guerrera sin dejar de ser femenina. En los últimos años, las películas de Disney ya no  ofrecen a los niños un único modelo de conducta. Así que ahora si lo desean, podrán jugar a imitar a las delicadas princesas, que sufren porque se han despeinado y que sueñan con la llegada de un apuesto príncipe; o podrán actuar como princesas que son temibles guerreras, ansiosas por entrar en combate, mientras que levantan un palo de escoba como espada.