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REVISTA IMPRESA

Hay más que reguetón en la radio

Los medios de comunicación transformaron la educación en Colombia. Hoy, las emisoras universitarias enseñan, comunican y divulgan, más allá de los programas comerciales.

27 de febrero de 2017

La música se intercala con los graznidos, hasta que el intercambio ya no es entre instrumentos y pájaros, sino entre la dulce voz de Manuela y las aves de la Cordillera de los Andes. No muy lejos dos jinetes se acercan a una posada en las montañas de Colombia. El señor y capataz hablaban, como el Quijote y Sancho, uno con cuidado de la gramática y el otro con jocosos coloquialismos. Así, en pocas palabras, empieza la radionovela La Manuela, transmitida por Radio Sutatenza, basada en la obra del escritor costumbrista José Eugenio Díaz.

La transmisión de radionovelas fue uno de los proyectos del padre José Joaquín Salcedo, el fundador de la emisora educativa Radio Sutatenza. La iniciativa empezó en Boyacá en 1954 cuando el padre decidió formar a los campesinos desde la radio. El principal objetivo era acabar con el analfabetismo, que aquejaba a cerca del 50 % de la población a mediados del siglo XX, según cifras presentadas por el historiador David Bushnell en su síntesis de la historia del país Colombia una nación a pesar de sí misma. Las escuelas radiofónicas enseñaban a leer y a escribir, pero también, buscaban mejorar las condiciones de vida de las comunidades campesinas.

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En la educación a distancia había un nivel básico compuesto por programas de aritmética con cursos de operaciones elementales para llevar cuentas. Algunas transmisiones daban también secuencias de cursos con contenidos prácticos. Se dedicaban horas a hablar sobre la conservación de los suelos en la producción agrícola y sobre la economía doméstica. En el archivo sonoro recopilado por el Banco de la República, el presentador recomienda, por ejemplo, “llevar registros, contabilizarlo todo, para conocer el estado económico de la familia”.

Otra línea temática era la educación sexual: en la Radio Sutatenza explicaban la concepción con términos precisos, como vagina, útero, óvulo, semen y trompas de falopio, pero también con analogías en las que comparan a los espermatozoides con “semillas de vida y con renacuajos” para explicar la sexualidad con objetos cotidianos. Resulta interesante que un programa educativo católico hablara sobre sexualidad sin mayores temores a mediados del siglo XX, mientras que el año pasado, casi 70 años después, los padres de familia y rectores se indignaron por la mera mención de la sexualidad en el colegio.

Un último objetivo para que la educación fuese integral era enseñar espiritualidad, según afirmaba el padre Salcedo en una emisión. “Nuestro comportamiento es un anuncio del Evangelio o puede ir contra sus preceptos. Tenemos que corregir nuestra vida y quitar todos nuestros hábitos que nos impidan ser un ejemplo de Cristo”. Desde luego, la radio Sutatenza tenía grandes virtudes, pero no dejaba de ser un medio de comunicación con intenciones moralizantes y adoctrinantes: la Iglesia católica y Cristo eran el único paradigma ético que debían seguir los campesinos.

Radio universitaria


La radio tenía cartillas pedagógicas elaboradas por expertos que servían para perfilar los contenidos. Sin embargo, los temas también se escogían en respuesta a las innumerables cartas que enviaban los espectadores con propuestas e inquietudes. El proyecto iniciado en Sutatenza pronto demostró su éxito. En 1955, cerca de 30.000 espectadores oían los programas y ya funcionaban alrededor de 9.000 escuelas radiofónicas en todo el país. En 1969 tenía centros en Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla.

Después de unos años, la Radio Sutatenza recibió el apoyo de la Unesco, del Ministerio de Educación, el Departamento de Planeación y el Ministerio de Telecomunicaciones y la asistencia técnica de Philips y del gobierno holandés. Se trató de un modelo para América Latina que inspiró emisoras en Chile, Argentina, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela y Nicaragua. Según Julio Lezama, profesor de Comunicación Social de la Universidad del Tolima y de Ibagué, “aunque Radio Sutatenza dejó de funcionar en la década de 1990, marcó un hito que todavía perdura en las radios universitarias”.

La radio sigue enseñando

Algunos espectadores todavía recuerdan con nostalgia los años de la Radio Sutatenza. Extrañan sus proyectos educativos, la emisión de radionovelas con efectos maravillosos, que llevaban a la audiencia a la lejana África, a las oscuras y peligrosas selvas del Congo descritas con la elegante prosa de Joseph Conrad. Sin embargo, el país ha cambiado: el analfabetismo en 2016 estaba cerca al 5,6 %, según fuentes oficiales, y la televisión traída al país durante la llegada de Rojas Pinilla ya no es un lujo inaccesible, ni siquiera en los pueblos más apartados en los que puede faltar alcantarillado pero no televisión.

Los programas para enseñar a leer han perdido la vigencia en un país que espera ser declarado libre de analfabetismo en 2018, en caso de que cumplan los pronósticos del Ministerio de Educación. Y lo mismo podría plantearse sobre la enseñanza de las sumas y restas, la multiplicación y la división, si se tienen en cuenta las cifras de ampliación de la cobertura en primaria y bachillerato. La radio educativa ha tenido que tomar otros rumbos, pero no ha dejado del todo los proyectos de la Radio Sutatenza. Por ejemplo, la radio de la Universidad Jorge Tadeo Lozano ha trabajado con emisoras comunitarias en Bogotá y en la Sabana en la producción de radionovelas, según Lezama.

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Las radios educativas se han fortalecido en Colombia gracias al apoyo de las universidades, tanto públicas como privadas. La Universidad Javeriana ha querido apoyar las emisoras escolares. En los casos de cooperación se han mejorado los equipos de producción, las técnicas y se elaboran producciones relacionadas con temas de interés para los jóvenes. El objetivo es exponer sus problemas cotidianos y también las alternativas con programas de formación ciudadana, cuidado medioambiental y de posconflicto.

Radio universitaria


En las entrevistas con profesores de universidades en Colombia, un tema recurrente ha sido la vinculación con las emisoras comunitarias de pequeños municipios y el intercambio de información con campesinos e indígenas. La Universidad de Antioquia se ha convertido en un símbolo en el departamento, gracias a las emisoras que tiene en cada una de sus sedes, en las que se ha vinculado con los sectores productivos y campesinos con las investigaciones que van desde la Medicina a la Agronomía. Desde luego, los paisas no son una excepción. El profesor de Comunicación Social de la Universidad Distrital Darwin González le dijo a Semana Educación que desde su programa se ha discutido sobre ciencia, literatura, arte y ciudadanía. “Uno de los objetivos es visibilizar a las comunidades para hablar sobre temas como la política social del mundo, en relación con la ciudad, la escuela y los campesinos”.

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La Universidad del Tolima envía a sus estudiantes a las emisoras comunitarias, escolares e indígenas. “El objetivo es que los conocimientos y la investigación que han adquirido en la universidad los puedan transferir en la producción y en las nuevas técnicas radiofónicas. No obstante, las prácticas funcionan en una doble vía: los jóvenes universitarios aprendan cómo se hace radio localmente”, afirma Lezama. La relación con las comunidades es recurrente en el Tolima. La Universidad de Ibagué usa la radio para socializar procesos de resiliencia, es decir, la capacidad de adaptarse frente a las dificultades y los cambios. El objetivo es usar los medios que están al alcance para superar el conflicto armado.

Desde luego, la radio universitaria también cumple su papel más conocido: formar el gusto musical. La emisora Jorge Tadeo Lozano ha difundido con diversos contenidos musicales con el protagonismo de personajes de la talla de Bernardo Hoyos. Los géneros varían, van desde los ritmos colombianos y del Caribe, pasando por música clásica, terminando en jazz y el blues. La Universidad Javeriana también lo ha hecho: ha creado y formado un gusto musical. En las emisoras no solo emiten las canciones, sino que ofrecen información adicional sobre la historia del género, cortas biografías de los músicos. El papel de las radios es fundamental, porque trasmiten géneros no tan taquilleros. Sin el auspicio de las emisoras universitarias, si las emisoras tuvieran que atenerse únicamente al rating, la audiencia quedaría bajo el yugo del reguetón y del tropipop.

Este artículo hace parte de la edición 21 de la revista Semana Educación que acaba de salir al mercado.  Si quiere informarse sobre lo que pasa en educación en el país y en el exteriorsuscríbase ya llamando a los teléfonos (1) 607 3010 en Bogotá o en la línea gratuita 01 8000 51 41 41.

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