El grupo de jóvenes posa frente al Appiario. Foto: Cortesía Martín Restrepo

EXPERIENCIAS

Tecnología con sabor local

El colombiano Martín Restrepo fue destacado en 2014 como uno de los jóvenes más innovadores del continente por la prestigiosa universidad MIT. Esta es la historia de su proyecto: los Appiarios. Contenido de la revista digital Semana Educación.

26 de enero de 2015


Al este de Brasil queda la ciudad de Bahía. Como ocurre en todos los lugares costeros, los pescadores salen durante semanas al mar a trabajar. Saben leer la marea, el clima y las corrientes, y conocen dónde están los peces según la temporada, pero nada de esto lo aprendieron en la escuela. Tradicionalmente se pasan de unos a otros este valioso conocimiento con el que se ganan la vida, sin más registro que unas libretas en donde anotan el producido del día.

Actualmente hay desarrollos tecnológicos que permiten tener la información meteorológica y oceanográfica, y aplicaciones para optimizar la pesca en un pequeño dispositivo. Pero no fueron desarrolladas específicamente para las aguas de Bahía y si les repartieran uno a cada pescador probablemente no sabría qué hacer con él.

Ante esa circunstancia Martín Restrepo, un bogotano de 32 años que en ese entonces vivía en Brasil, se preguntó cómo combinar el conocimiento ancestral con los nuevos dispositivos. Y encontró que la respuesta estaba en darle sentido al conocimiento y a la tecnología, y aplicarlo para resolver las necesidades del mundo real. Por ello fundó en Bahía el primer Appiario, un centro de innovación social que construye conocimiento con la comunidad para generar proyectos productivos que transformen la realidad de los habitantes.

Los Appiarios están basados en la metodología del Design Thinking, que plantea proyectos colaborativos para resolver problemas específicos mediante contenidos digitales. Sus centros tienen laboratorios de cómputo y espacios para estimular la creatividad de los jóvenes que asisten voluntariamente después del colegio. La filosofía de los Appiarios es que todos enseñan y aprenden, y que los desarrollos deben tener un propósito productivo que beneficie a la comunidad.

Tras semanas de investigación del contexto de Bahía y sus necesidades, un grupo de expertos de Editacuja, una editorial que cofundó Restrepo, diseñó dos proyectos productivos: pesca y turismo.

Un grupo de jóvenes a quienes capacitaron en habilidades básicas para programar crearon una serie de aplicaciones para la pesca diseñadas a la medida de los pescadores y según sus recomendaciones: una que les ayuda a navegar y otra de e-commerce, en la que pueden ir llevando la cuenta del producido. Esta última información se traslada a los restaurantes de Bahía que hacen su pedido por adelantado. Así eliminan los intermediarios y aumentan la ganancia para los productores.

El grupo de jóvenes que asiste a este Centro de Innovación en Contenidos Digitales inspiró el segundo proyecto. Bahía atrae a turistas que buscan disfrutar de la playa y la gastronomía, pero la mayoría desconoce el valor histórico de la población, el lugar por donde llegaron los portugueses a lo que hoy es Brasil.

Con un dispositivo de posicionamiento global, los jóvenes diseñaron rutas en bicicleta para los turistas. Incluye caminos alternativos y los usuales monumentos y lugares insignes. Los visitantes encuentran paradas con placas en las que pueden leer con su celular la información sobre lo que están viendo.

El impacto social de este proyecto de educación disruptiva llamó la atención de la revista de tecnología de la universidad MIT (Massachusetts Institute of Technology), que seleccionó a Restrepo entre los jóvenes menores de 35 años más innovadores de América Latina. Por esta lista anual han desfilado personalidades como los fundadores de Google, Linux, Yahoo!, Twitter y Facebook.

Restrepo fue incluido en la lista regional de Brasil, pero no pierde oportunidad para mencionar que es colombiano. Nació en Bogotá y afirma que lleva a la educación en la sangre. Su madre fue maestra de colegio público durante 40 años y su padre un ingeniero químico autodidacta.

“Mi hermano y yo ayudábamos a mi mamá a calificar y a preparar sus clases, ella nos inculcó la labor del educador. Mi papá nos enseñó a no quedarnos quietos y salir a buscar las respuestas como pudiéramos”, afirma Restrepo. Empezó a estudiar Filología e Idiomas en la Universidad Nacional, pero se retiró en cuarto semestre para emprender Ingeniería Electrónica en la Santo Tomás. Allí creó con un grupo de profesores el Consejo Nacional de Nanotecnología, un campo de las ciencias que le apasiona.

“Un día encontré el correo de Meyya Meyyappan, un distinguido investigador de la Nasa que en ese entonces dirigía el Centro de Nanotecnología de esa organización. Le escribí para contarle del centro e invitarlo a venir. Y para mi sorpresa dijo que sí”, recuerda.

Era la primera vez que una personalidad de la talla de Meyyappan visitaba el país, en el marco del Congreso de Ingeniería Mecatrónica y Electrónica de 2008. “En ese evento me encontró el Sena, y me integré al equipo base del que surgieron los Tecnoparques. Mi vida cambió porque empecé a trabajar con emprendimiento, innovación y aprendizaje práctico”.

Los Appiarios no son el primer desarrollo de aprendizaje con dispositivos móviles que ha hecho Restrepo. En 2008, ya radicado en Brasil, creó contenidos para celulares que podían consultar gratuitamente los consejeros tutelares que guían a los jóvenes y adolescentes de 27 estados brasileños. A través del teléfono móvil, estos líderes podían acceder a contenidos que los ayudaran en su labor y sostenían discusiones para enriquecer su labor. En un territorio tan vasto como el brasileño, construir comunidad y acortar las distancias entre este grupo de personas dio excelentes resultados.

“Se trata de entender el potencial de la tecnología móvil en la educación más allá de digitalizar el sistema educativo tradicional. No es trasladar el contenido, es crear uno nuevo con valor. Lo pueden hacer tanto maestros como alumnos cuando le dan significado al conocimiento, y esto ocurre cuando se contextualiza con la realidad para transformar el entorno”, afirma este innovador.

Restrepo cree que la educación con propósito puede cambiar el mundo. “No podemos esperar que todo venga del gobierno ni de las empresas, el conocimiento está masificado y todos tenemos las herramientas para hacer un impacto en la comunidad. Cada quien debe encontrar su singularidad. Yo hallé la mía en la educación, y allí está mi utopía, la fuerza que me impulsa a seguir: quiero mejorar la realidad educativa en América Latina”.


Este es un contenido de la revista digital Semana Educación. Para cada edición, la publicación destaca las experiencias educativas más significativas de Colombia y el mundo.


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