SEGURIDAD SOCIAL

El millonario negocio de las ARL y AFP en tiempos de coronavirus

En tiempos de crisis unos lloran y otros venden pañuelos. Así dice un popular refrán que resulta muy pertinente para la actual situación desatada por la pandemia del coronavirus. Un análisis de Erasmo Zuleta Bechara, representante a la Cámara.

5 de mayo de 2020

Ni el dolor ni el sufrimiento conmueven a quienes tienen como única prioridad seguir enriqueciéndose sin esbozo de solidaridad con los que más la necesitan en estos momentos. Quiero referirme puntualmente al millonario negocio de las Administradoras de Riesgos Laborales (ARL) y de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) en Colombia.

Dichas entidades, en especial las ARL, son quienes deberían ayudarnos en una situación como esta, teniendo en cuenta que están creadas para eso. No es gratuito que reciban una porción del sueldo de cada colombiano para que respondan en caso de ser necesario. Sin embargo, la actual pandemia ha demostrado su incompetencia a la hora de atender verdaderas emergencias. Esta situación la expuse el pasado 28 de abril en debate de control político ante la plenaria de la Cámara de Representantes.

Se supone que la finalidad de las ARL es proteger a los trabajadores de enfermedades, accidentes y de las consecuencias derivadas de estos, como resultado del trabajo que desarrollan. No obstante, en el último mes, cuando miles de profesionales de la salud han luchado de frente contra la covid-19 y se han visto golpeados directamente por la pandemia por cuenta de su labor, las ARL en vez de ser solidarias, se escudaron en las falencias de la legislación vigente y descargaron las responsabilidades en los empleadores. Entonces, la pregunta que todo el país se hace es: ¿para qué son las cotizaciones que hacen los colombianos a las ARL?

En el debate de control político expuse dos situaciones que escandalizan a la sociedad. La primera, que, dependiendo su nivel de riesgo, un trabajador en Colombia puede aportar hasta un 8,7% de su salario. La cifra es exorbitante teniendo en cuenta que en otros países como Chile y Brasil la cotización nunca supera el 3,4%. En Bolivia y Panamá la cotización promedio es del 1,7%, mientras que en Perú no supera el 1,84%. Podríamos seguir revisando estadísticas en cada país y la conclusión siempre será la misma: los colombianos aportan una cifra escandalosa a las ARL.

Teniendo en cuenta lo anterior, el pago de este seguro de carácter obligatorio para todos los trabajadores en Colombia, es un suculento negocio. Durante los últimos siete años las utilidades de las ARL sumaron $2,3 billones. En efecto, solo en 2019 las ARL se llevaron a modo de comisión administrativa el 7,6% de todas las cotizaciones devengadas en ese año. Dicho porcentaje no resulta razonable al compararlo con las comisiones de administración de las AFP que cobran un 0,9% del total de nuestros ahorros pensionales y, aun así, es alto.

Un estudio reciente de la Ocde, donde se indica el anterior porcentaje cobrado a modo de comisión por las AFP en Colombia, también indica que en otros países como República Dominicana, Costa Rica y Hungría las AFP cobraron un 0,4%, un 0,5% y un 0,6%, respectivamente. En países de la región como Chile y Uruguay cobraron 0,5% y 0,6% respectivamente. Estos porcentajes aparentemente marginales tienen un colosal impacto sobre nuestro ahorro pensional. La misma institución indica que si las comisiones de gastos fuesen del 0,5%, el ahorro pensional podría disminuir hasta un 11%, mientras que si son del 1%, el ahorro pensional disminuiría hasta un 21%.

La conclusión de todo este análisis comparativo internacional es que el funcionamiento de las AFP y, especialmente, las ARL, en nuestro país necesita replantearse. En primera instancia, hay que ajustarlo a los estándares internacionales de eficiencia y eficacia, lo cual es algo que en estos días ha brillado por su ausencia.

Los trabajadores colombianos, que salvan vidas poniendo en riesgo la suya, no pueden recibir honras póstumas como garantía. No es posible que la mayor recompensa que reciban nuestros profesionales de la salud, aquellos que luchan contra la covid-19, sea una despedida fúnebre con honores, como le sucedió al doctor William Gutiérrez cuyo féretro fue trasladado desde el Hospital Militar en una suntuosa ceremonia. Sin embargo, la ARL se negó a responder aduciendo que el doctor contrajo el virus por fuera de sus horas de trabajo.

Quiero que los colombianos, en especial aquellos que mayor riesgo corren por estos días, sepan que en mí tienen un abanderado de su causa. Desde el Congreso de la República estoy luchando para que Colombia deje de ser el paraíso del sector de los seguros y administradoras de pensiones. Es hora de que estas entidades, que nos han dado la espalda cuando más las necesitamos, asuman la labor que les corresponde. La pandemia nos deja claro que algunas cosas deben cambiar.