David Vélez, cofundador de Nubank, el banco digital más grande del continente. | Foto: Nubank

EMPRENDIMIENTO

El colombiano que tiene temblando a los bancos de Brasil

Si bien Rappi es el primer 'unicornio' colombiano, Nubank es el primero creado por un colombiano. Con menos de cinco años en el mercado, es el quinto mayor emisor de tarjetas de crédito de la economía carioca.

11 de septiembre de 2018

El quinto mayor emisor de tarjetas de crédito en Brasil se llama Nubank. A diferencia de los bancos que lo superan, este no tiene sucursales físicas.

Cobra cero por tener una –mientras los otros piden entre US$50 y US$200 al año- y sus tasas de interés están entre 2,7% y 11%, mientras que el promedio en el país es de 15% al mes.

Así ha conquistado a más de 4’500.000 clientes en menos de cuatro años. ¿Un récord? Tal vez sí. La fórmula la tiene en sus manos el colombiano David Vélez, nacido hace 36 años en Medellín.

En la capital de Antioquia vivió hasta los ocho años. A esa edad se mudó a Costa Rica, donde estuvo hasta los 18 años. Luego se fue a estudiar ingeniería en la Universidad de Stanford, en pleno corazón de Silicon Valley, en Estados Unidos. Estando allá creía que llegaría una gran idea en tecnología, pero no aparecía esa “idea mágica”.

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Fue así como se inclinó por las finanzas. En Nueva York tuvo un brillante paso por la banca de inversión; Goldman Sachs, Morgan Stanley y General Atlantic.

Este último tomó la decisión de que América Latina sería su próxima región para invertir y Brasil, la pista de aterrizaje. Vélez era lo más cercano que había en General Atlantic a ese país, así que lo mandaron en 2008 a abrir la oficina de Sao Paulo.

“Esa fue de alguna forma mi primera experiencia emprendiendo. Aunque era parte de un fondo enorme, me tocó empezar una oficina desde cero, contratar un equipo, entender varios sectores de la economía y buscar oportunidades de inversión”, le dijo David Vélez a Dinero.

En su familia, según comenta, se encuentra al “típico emprendedor paisa". Su papá tiene 11 hermanos y los todos son emprendedores. Fue por eso que en su casa siempre escuchó que había que emprender, que era lo que había que hacer.

Tras las ideas

Con esa idea en la cabeza, en 2010 se retiró de General Atlantic y se devolvió a Palo Alto, California (Estados Unidos), para hacer un MBA en Stanford, su alma máter.

Aunque su propósito era pasar esos dos años de posgrado pensando qué negocio quería empezar y había llegado con una lista de seis ideas, nada de eso se concretó.

En cambio, nuevamente uno de los fondos de tecnología más grandes del mundo, Sequoia Capital, lo reclutó para que los ayudara a ver Latinoamérica. Fueron alrededor de dos años buscando oportunidades de inversión en Brasil, México y Colombia, entre otros países de la región.

Tras el oro

Pasada esa experiencia, ahora sí, Vélez sentía que había llegado el momento de salir y, finalmente, emprender.

Por tres meses estudió todas las ideas que tenía y uno de los sectores que había analizado con rigor era el financiero.

En Brasil, 5 de las 10 empresas más grandes del país son bancos. Es un lugar en el que algunas de las tasas de interés y tarifas se ubican entre las más altas del mundo. Le llamaba la atención la importancia que tenía el sector financiero en la economía carioca.

La gota que rebasó la copa fue el día que se acercó a la oficina de un banco a abrir una cuenta. Ese día quedó atrapado en una puerta blindada, mientras sonaban las alarmas y varios guardias se le acercaban. “Me veían como un criminal”, cuenta.

                       David cree que la suya es la "típica familia emprendedora paisa". Foto: Nubank. 

Tuvo que salir y llevar hasta un casillero de la oficina su celular, su computador portátil, esperar una hora hasta que alguien lo atendiera y luego tuvo que volver unos días después para reclamar una tarjeta de crédito por la que le cobraban entre US$20 y US$30 al mes, con una tasa de interés de más de 400% al año.

“Me parecía completamente absurdo que los consumidores en Brasil estuvieran teniendo ese tipo de experiencia pagando una de las tasas más altas del mundo y que nadie estuviera compitiendo contra esos bancos. Que hubiera solo cinco bancos que fueran dueños del 90% del mercado y eso fue al final una grandísima oportunidad de emprendimiento y a eso fue que me dediqué”, expresa Vélez.

Todo confabuló para el surgimiento de Nubank, un banco digital que ofrece sus servicios financieros sin ningún canal físico. Todos sus canales son digitales, basados en el celular.

David explica que los clientes tienen su tarjeta de crédito en el celular, piden todo por el celular, abren cuentas bancarias por el celular, logrando bajar sus costos operacionales y que en efecto, puedan pasar esa eficiencia operacional al consumidor final sin cobrar ningún tipo de tarifa.

Tesoro en mano

Seis meses antes que la startup colombiana Rappi lo lograra, Nubank entró en marzo de este año al selecto grupo de las empresas latinoamericanas de base tecnológica clasificadas como ‘unicornio’, al ser valuadas en más de US$1.000 millones. Pese a que no entregan su información financiera, aseveran ser rentables desde el año pasado.

La filosofía de Nubank es enfocarse en la experiencia de cliente. ”Nos diferenciamos de los bancos tradicionales que están llenos de burocracia, de procesos anticuados, que cobran tarifas altísimas y que usualmente tienen la sensación de que ellos le están haciendo un favor al cliente al abrirle una cuenta”, sostiene Vélez.

   En el edificio de Nubank en Sao Paulo (Brasil) trabajan 1.200 personas de 25 nacionalidades. Foto: Nubank. 

“La gran clave fue crear un producto financiero pensando en el cliente y en los problemas que el cliente tiene, creando todo un modelo de negocio alrededor de esa experiencia. Los bancos tradicionales por haber vivido tanto tiempo con esa falta de competencia realmente se acomodaron bastante, se olvidaron que tenían clientes, se preocuparon demasiado en sus finanzas, en aumentar ventas, en aumentar sus márgenes y el cliente básicamente quedó marginalizado pagando tarifas absurdas y productos complejos”, señala.

No le tiembla la voz para decir con firmeza que Nubank –que no invierte en marketing y dice ser viral por recomendaciones- es competencia de la banca tradicional haciendo una comparación con lo que está ocurriendo en otras industrias en las que empresas tecnológicas están entrando a competir contra jugadores tradicionales “ofreciendo mejores productos, más baratos, más eficientes, con mejor experiencia de cliente y atrayendo varios clientes de esos jugadores tradicionales”.

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Piensa que en el sector bancario está por suceder lo que ha ocurrido con Amazon en el retail, con Uber en el transporte y con Netflix en la industria audiovisual.

“Nosotros nos vemos como una empresa de tecnología, no como un banco. Culturalmente somos una empresa de tecnología. Estamos compitiendo por un lado con los bancos por ciertos sectores y ciertos clientes que ellos tienen. Por otro lado, también ofreciendo servicios financieros a un gran porcentaje de la población que no tiene hoy acceso a ningún tipo de producto bancario”, precisa.

¿Tras Colombia?

David tiene claro que quiere ser profeta en su propia tierra así como entiende que en Colombia hay ciertas regulaciones que le impiden a Nubank entrar. Por eso habla de un “horizonte plano bastante largo”, en el que antes de expandirse a otros países de Latinoamérica, prefieren enfocarse en Brasil.


“Hay algunas regulaciones que hacen la entrada y la creación de una empresa más complicada en otros países de Latinoamérica. Tenemos que entender bien cómo y cuándo será el momento indicado para ver algo en Colombia. Seguimos enfocados en Brasil, que es un país muy grande, así que tenemos muchísimo por hacer en Brasil”, complementa.

Vélez considera que en la región hacen falta ingenieros de programación y gente viendo esa carrera como la clave de la economía del futuro.

Nubank llegó a ser ‘unicornio‘ en marzo de este año. Foto: Nubank. 

“Todas las industrias en los próximos 10, 20, 30, 40 años van a ser industrias de tecnología. La tecnología va a tener una gran importancia y ahí es donde el programador de sistemas adquiere una gran importancia. Eso ha sido en mi opinión lo que ha faltado. Faltan casos de éxito importantes en la región que inspiren a otros emprendedores y vean emprender como una forma de carrera y vayan y emprendan más”, argumenta.

Y añade: “Es un círculo que está comenzando. Veo cada vez más empresas creciendo, como Rappi en Colombia. En Brasil hay bastantes. Una vez que estos casos de éxito sean más visibles, eso incentivará a más personas a entrar emprender”.

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