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Poder B: Las empresas que redefinen el sentido del éxito empresarial en Colombia

Generar impacto social y ambiental por medio de un modelo de negocio sostenible es la razón de ser del Sistema B, un colectivo de más de 2.100 empresas que se fundó en el 2006 con el propósito de redefinir el sentido del éxito.

Pensar más allá de la rentabilidad financiera y sensibilizarse con respecto a las problemáticas del entorno para tomar decisiones puntuales, son algunas de las posturas que ha tomado el empresario estadounidense Jay Coen durante su carrera.

Luego de fundar la compañía de ropa y calzado AND1 a comienzos de la década del noventa, este empresario empezó a desarrollar una serie de programas sociales con el objetivo de impactar positivamente a la sociedad.

Sin embargo, tiempo después recibió una oferta de compra por parte de un fondo de inversión y tuvo que aceptar debido a la responsabilidad fiduciaria adquirida, es decir, el compromiso que tiene todo administrador con los accionistas de la empresa de maximizar la rentabilidad financiera de la misma.

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Tras la venta, Jay Coen se lamentó pues varios de los programas que había emprendido fueron suprimidos, dando paso a una visión mucho más rígida y centrada en el crecimiento del negocio.

Jay Coen tomó esta experiencia de aprendizaje y visualizó la oportunidad de cambiar el paradigma en torno a los negocios. Fue así que creó B Lap, una organización que promueve el desarrollo empresarial a partir de valores como la colaboración, la pasión, la diversidad y la innovación.

Esta visión empresarial ganó adeptos y se convirtió en un movimiento conformado por organizaciones de más de 50 países del mundo que han sido certificadas como ‘Empresas B’ (B Corps).

En América Latina hay más de 300 empresas tipo B y en Colombia son 45 que, en conjunto, facturan cerca de $3 billones al año y tienen unos 3.000 colaboradores.

A nivel mundial destacan compañías como Patagonia, Ben & Jerry‘s, Natura, Aoka Tours o Algramo, Mientras que en Colombia hacen parte de este movimiento  La 25 Export, Alcagüete, Mejor en Bici, Freemind, María Panela, Servióptica, Crepes & Waffles, entre otras. 

“Son organizaciones con ánimo de lucro que se han comprometido a conseguir el ‘triple impacto’, es decir, generar utilidades económicas pero también  impacto social y ambiental”.

Así lo explicó en una entrevista concedida a Dinero el director ejecutivo de la Corporación Sistema B Colombia, Juan Esteban Hoyos Vásquez, quien destaca que a este movimiento pertenecen compañías de todos los tamaños y sectores.

“El movimiento B reúne a personas y organizaciones que están ayudando a redefinir el sentido del éxito en los negocios y en la economía, al poner la fuerza de mercado al servicio de la solución de problemas”, añadió.

Foto: Director ejecutivo de la Corporación Sistema B Colombia, Juan Esteban Hoyos Vásquez

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El directivo explicó que para que estas compañías lleguen a certificarse y hacer parte de este movimiento deben diligenciar la evaluación de impacto B, un test con el cual se analizan sus prácticas en materia de sostenibilidad.

Para pasar esta prueba, los empresarios deben contestar una serie de preguntas y sacar más de 80 puntos sobre 200, además deben transformar sus estatutos corporativos y orientarlos a esta nueva visión.

Al ser cuestionado con respecto a los beneficios de hacer parte de esta iniciativa, Juan Esteban Hoyos afirma que uno de los más importantes es proteger los propósitos ampliados de las compañías más allá del ánimo de lucro.

Así mismo se genera un notable cambio en la mentalidad al interior de las organizaciones. De esta forma, según él, se establece un mandato claro por parte de los líderes de las empresas de no solo perseguir el crecimiento económico, sino también el desarrollo integral de las comunidades en un proceso de beneficio mutuo.

Así mismo afirma que las empresas B se vuelven más atractivas para los empleados de la generación de los millennials por tener un propósito ampliado. Y es que al ofrecerles la oportunidad de contribuir al cambio a los jóvenes, están fortaleciendo su capacidad no solo de mantener sino de atraer el mejor talento.

Además, las empresas que se unen a este movimiento también generan una red de colaboración con los distintos miembros que la componen, con lo cual aumentan sus posibilidades de crecer en el mercado y a la vez multiplicar su impacto en la sociedad.

“Las empresas certificadas gozan de muchísima reputación (…) también hay otros beneficios pues a través de aliados como Bancolombia se obtienen mejores tasas de interés y mejores servicios financieros”, apuntó Juan Esteban Hoyos.

Vale la pena destacar que este movimiento no solo opera a través de la certificación de empresas, sino también por medio de un modelo educativo conocido como la ‘Academia B’.

Esta tiene como objetivo documentar los casos de éxito de las Empresas B para así llevarles esta información a los docentes, quienes a su vez tienen la tarea de dar a conocer a los estudiantes una nueva forma de hacer negocios.

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Este movimiento también lidera y acompaña a los distintos actores de la sociedad en la construcción de políticas públicas para generar transformaciones en las comunidades a través de sus modelos de negocio.

Además estructura proyectos como ‘Ciudades + B’, por medio del cual invita a todas las empresas de un territorio a diligenciar la evaluación de impacto B para saber qué tanto han avanzado en materia de sostenibilidad.

Este tipo de iniciativas han sido desarrolladas con éxito en ciudades como Nueva York (Estados Unidos), Río de Janeiro (Brasil) y próximamente se realizará en Medellín, capital del departamento de Antioquia.

Sin embargo el gran foco de este movimiento está en los consumidores, por ello generan campañas de sensibilización en torno al aporte que generan al adquirir los productos y servicios ofrecidos por las Empresas B.

En Colombia los casos de éxito en torno a este movimiento abundan. Siembra Viva, un emprendimiento social dedicado a conectar a los pequeños productores con los consumidores sin la necesidad de intermediarios, es un ejemplo de ello.

Este es un mercado online que en el 2016 se certificó como Empresa B, no porque que quisiese ser la mejor empresa del mundo, sino “la mejor empresa para el mundo”, según lo explican sus encargados.

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También ha sobresalido en los últimos años la gestión de Crepes & Waffles que, como lo relató Juan Esteban Hoyos, en la actualidad está trabajando en proyectos asociativos en distintas regiones del país.

Por medio de una de estas iniciativas capacita a campesinos en los Montes de María, una zona rural situada entre los departamentos de Sucre y Bolívar, en la producción de trigo orgánico de altísima calidad.

Además tiene un proyecto en el Urabá (Antioquia) con el cual busca darles oportunidades laborales a las personas a través de la producción de frijol orgánico. 

Varias de estas empresas también trabajan en la construcción de paz como lo es el caso de la firma Paloma & Angostura, que vincula excombatientes de la guerrilla de las Farc, paramilitares y varias víctimas para confeccionar prendas de vestir.

Desde otra perspectiva genera aportes La 25 Export, una empresa de educación que tiene como objetivo transformar vidas a través del fútbol en zonas que durante muchos años han vivido la crudeza del conflicto armado como lo es Urabá.

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Esta empresa de base social no solo forma a los jóvenes en el fútbol, sino que les da unas bases de educación integral para la vida. El objetivo de esta organización es ser la primera ‘Empresa B’ que se vuelve equipo de fútbol profesional, para así inspirar a los jóvenes y generar impacto a través del deporte. 

Todas estas historias conforman la esencia del movimiento B en Colombia, un colectivo que a corto plazo se ha puesto la meta de aumentar exponencialmente el número de empresas certificadas y sensibilizar a los inversionistas con respecto a su labor.

Sin embargo, y tal como lo explica Juan Esteban Hoyos, la meta para largo plazo es que el sistema B “desaparezca”. Pero… ¿cómo puede pretender eso luego de trabajar durante tantos años en ese proyecto?

Pues bien, los miembros de la organización quieren que esta metodología de hacer negocios se convierta en la regla general y que haga parte del ADN de los líderes colombianos en los próximos años. “Buscamos que esta forma de hacer negocios sea la regla general, que vaya en el sentido común de la lógica empresarial colombiana“, agrega Juan Esteban.

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