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El proyecto se iba a desarrollar sobre unos lotes de alta valorización en Cali. | Foto: Archivo particular

INVERSIONISTAS

¿Por qué fracasó Marcas Mall?

Un megaproyecto comercial en Cali tiene enfrentados a los inversionistas, los promotores y la fiduciaria. ¿Quién tiene la razón?

4 de octubre de 2020

Hace siete años, empezó a sonar en Cali un proyecto de centro comercial que transformaría una zona emblemática de la capital del Valle y que llevaría mayor dinamismo económico. Se trataba de Marcas Mall, que con una inversión requerida de $350.000 millones atrajo el interés de grandes marcas, como Arturo Calle, Cine Colombia, Vélez, Bosi y Pilatos.

Pero todo terminó en un fiasco: las obras nunca pudieron avanzar más allá de los cimientos. Hoy, en ese lote inundado que alarma a las autoridades sanitarias de Cali solo hay unas columnas y algunas planchas. 

Desde el año pasado, el proyecto está parado porque no hay recursos para avanzar.

¿Qué pasó? La idea implicaba comprar un lote de propiedad de Laboratorios Baxter. Uno de los socios e impulsores del proyecto, la firma Proyectos y Construcciones San José, tenía todo listo para participar en la compra del terreno. Sin embargo, unos problemas les impidieron conseguir los recursos como esperaban. Según Fernando Amorocho, gerente y socio de Marcas Mall SAS, gestor del proyecto, entró en escena la firma Acción Fiduciaria que propuso una opción financiera para adquirir el lote y además le asignó el patrimonio autónomo del proyecto.

Marcas Mall empezaba con un área de 24.000 metros cuadrados, para luego expandirse. Incluso gestionaron la adquisición de dos lotes aledaños al de Baxter. Esos pertenecían a varios inversionistas que escucharon la propuesta de Marcas Mall y les sonó aceptable. Jorge Eliécer Delgado era uno de los dueños de uno de esos lotes. Según cuenta, el negocio para adquirir esos terrenos se inició en 2015 y nunca lo pagaron completo. De la transacción por $4.200 millones quedaron debiendo $3.100 millones. Ese proceso hoy está en disputa comercial ante un juez. 

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Algo no marchaba bien. Las relaciones entre el promotor y la fiduciaria empezaron con muchas tensiones, según Amorocho. Dice que la fiduciaria ha realizado a lo largo de esta historia pagos y giros sin la firma del gerente del ente promotor. Esto, a pesar de que el reglamento del patrimonio autónomo exigía este trámite.

Por su parte, Pablo Trujillo, uno de los principales accionistas de Acción Fiduciaria, dijo que ha actuado conforme al mandato. Reconoce dos cosas: que declararon el punto de equilibrio del proyecto dos semanas antes de que quedaran listas las escrituras del lote principal, que debía quedar incluido en el fideicomiso. Este tema es clave, porque así se activaba un desembolso para uno de los socios que puso el lote. Trujillo también reconoce que la Superfinanciera sancionó a algunos de sus funcionarios por haber tomado sin autorización dinero de otros inversionistas de la fiduciaria para ponerlos en el fideicomiso de Marcas Mall.

Aun así, el empresario asegura que, apenas supieron de esa última circunstancia, la propia fiduciaria envió notificaciones a la Superintendencia Financiera y a la Fiscalía para que investigaran. 

Pidieron admitir al fideicomiso en la ley 1116 para establecer las obligaciones con los inversionistas.

Además, aseguró que ahora buscan salidas, porque el proyecto tiene los lotes como activo principal y están en una zona de valorización.

La Fiduciaria solicitó a finales del año pasado aceptar al fideicomiso en ley 1116 con el objetivo de que la Superintendencia de Sociedades estableciera los valores que corresponden a cada inversionista. 

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Para Trujillo, Marcas Mall enfrentó una enorme competencia de otros centros comerciales en Cali. Dice que eso les quitó la posibilidad de encontrar los recursos suficientes para adelantar las obras.

Amorocho piensa otra cosa. Explica que, por cuenta de estas situaciones, se negó a firmar muchas de las órdenes y garantías que venían de la Fiduciaria, lo que aumentó la desconfianza mutua y empezó a generar problemas. 

El lío ya está en varias instancias: en lo penal, en lo administrativo y en la Corte Suprema de Justicia.

Por ejemplo, destaca que, al presentar el informe de gestión de 2018, aparecieron en el pasivo del patrimonio autónomo $30.171 millones sin una documentación que los sustentara. “Le quieren cobrar al fideicomiso platas que no debe”, afirmó. En total, los inversionistas reclaman más de $60.000 millones.

Amorocho dice que la Supersociedades rechazó la petición que hizo la fiduciaria y que ésta la presentó a sus espaldas. Además, anunció que solicitó formalmente una liquidación judicial obligatoria a un juez y que el caso ya está en la Corte Suprema de Justicia, que debe definir la competencia de este proceso. 

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Por ahora dice que está reuniendo toda la información, porque muchos inversionistas ya tienen demandas penales. Dice que puede demostrar con documentos lo que afirma acerca de la forma como Acción Fiduciaria manejó ese patrimonio autónomo.

Del tema conocen la Fiscalía, la Superintendencia Financiera, la Superintendencia de Sociedades y ahora la Corte Suprema de Justicia, que debe pronunciarse pronto.

Es desafortunado que haya terminado en fracaso un proyecto que prometía traer desarrollo y actividad económica a Cali. Las autoridades deben dar claridad sobre lo que ha pasado y quién es responsable de haber llegado a esta situación. Tras resolver esto, el proyecto podría retomar el camino para que llegue a feliz término.