Arranca el metro

En 1983 los habitantes de Medellín se dieron cuenta de que eran unos visionarios. Las autoridades de la ciudad habían blindado durante años la franja de tierra a lo largo del río Medellín contra los intereses de constructores e inversionistas. A finales de marzo, la gente entendió la finalidad del esfuerzo, ya que ese espacio libre se convertiría en la solución al problema de transporte de la capital antioqueña, pues allí se construiría el metro. El proyecto ya había sido esbozado a finales de los años setenta, pero superar el laberinto de permisos, diseños, ingeniería y factibilidad tomó casi un lustro. Cuando se abrió finalmente la licitación y la obra empezó a rodar, SEMANA publicó un informe titulado ‘Una ciudad lineal’, en que destacaba que los vagones no solo solucionarían los trancones, sino que enrumbarían el desarrollo urbano hacia el siglo XXI. El artículo incluía la siguiente reflexión: “Tarde o temprano las principales ciudades del país tendrán que tomar la decisión de Medellín”. Las líneas del metro se inauguraron en 1995 y 1996 y son hasta hoy un ejemplo de empuje y visión. No extraña que el resto de Colombia mire con envidia a la Capital de la Montaña.