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OBITUARIO

Carlos 'El Mocho' Sánchez

12 de febrero de 2006

La gente más feliz de la televisión está triste. Muy triste. Les falta Carlos Sánchez, el hombre que se hizo célebre por no ocultar -ni siquiera en el nombre- lo que a le faltaba, porque Carlos 'El Mocho' Sánchez fue por 30 años el manco más célebre de la televisión. Él único manco de la televisión y el único manco que tocaba tiple y hacía, frentero, chistes sobre mancos sin tirar la piedra y esconder la mano. Tres décadas le dedicó a Sábados Felices, el programa de televisión que ha enterrado, uno tras otro, a todos los demás que le han hecho competencia con sonrisas, y que ahora entierra a "El Mocho", cuya mano, ¡cuya única mano! se notó siempre en los libretos. De la cabeza de Sánchez nacieron el Inspector Ruanini (famoso por su manera de despedirse, el J.J.) y quizás el personaje de más cercana recordación, Cleofe, la confianzuda empleada de servicio cuya despedida era una adaptación moderna y enrruanada del ya olvidado J.J. La despedida ahora es en serio. Hace dos meses, Sánchez, acosado por el cáncer, se había retirado del programa y fue precisamente hace un par de emisiones cuando se le pudo ver por última vez frente a las cámaras, como jurado de los 'Cuentachistes', flaco, muy flaco (casi tan flaco como 'El Flaco' Agudelo), pero bromeando sobre esa mano que nunca le hizo falta para convertirse en uno de los humoristas más queridos del país. Se fue el compañero de juerga televisiva del Álvaro Lemon, 'El Hombre Caimán', el impecable libretista del 'Topolino' Zuluaga y de la 'Gorda' Fabiola, el viejo camarada de Patiño, Lizarazo, Colavizza, y de todos los que fueron, por derecho propio, campeones de la risa. Le falló el cuerpo, pero murió con la risa y el corazón intactos. En el pecho, diría un patólogo cuentachistes, llevaba "una escuelita en su corazón".