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E N T R E V I S T A

Colombia necesita la reconciliación

El escritor mexicano Carlos Monsiváis habla sobre el perdón, tema de un encuentro internacional que se realizará en la Universidad del Rosario en Bogotá la próxima semana.

3 de septiembre de 2001

SEMANA: ¿En Colombia, donde se cultiva tanto odio, es posible el perdón?

CARLOS MONSIVAIS: Por cultivado que esté el odio en Colombia o en México, la estrategia del perdón no sólo es de unos hacia los otros, y de todos, sino también de la sociedad frente al conjunto.

SEMANA: Pero, ¿cómo dejar a los autores de tanto dolor sin castigo?

C.M.: Esta pregunta es la esencial y por eso no la pueden responder las personas sino la Nación, del modo menos abstracto posible, en el sentido de consenso de las fuerzas existentes, en primer lugar la sociedad civil. Las personas tenderemos a reivindicar el castigo.

SEMANA: ¿Qué es lo único que no se puede perdonar?

C.M.: Lo único imperdonable es que la Nación no haga todo lo posible por darle garantías y fluidez al desarrollo civilizatorio.

SEMANA: ¿Cuándo cree usted que estará la sociedad colombiana preparada para el perdón?

C.M.: No soy el indicado para emitir juicios u opiniones al respecto. Pero estoy seguro de que la sociedad colombiana necesita la reconciliación y el camino ofrecido para conseguirlo pasa por el perdón.

SEMANA: ¿Qué opinión tiene usted de la guerrilla colombiana? ¿Cree que puede alcanzar el poder?

C.M.: La información de que dispongo no es muy abundante, pero tampoco es muy escasa, y me permite responder a la segunda pregunta: espero que jamás alcance el poder en país alguno un grupo sustentado en la lógica de la violencia. Creo y sólo puedo creer en la vía electoral y en la persuasión de los votantes. No es fetichismo democrático sino la consignación de una certeza: la mentalidad militarista y paramilitarista es el enemigo principal de la reconciliación y el perdón.

SEMANA: Usted como especialista en cultura popular, ¿cómo explica la reacción de euforia de los colombianos tras ganar la Copa América?

C.M.: Lo que sucedió, al mismo tiempo, es el triunfo deportivo (el triunfo en la vida de un país, efímero pero potente) y la sensación comunitaria de júbilo por un hecho concreto, irrefutable.

SEMANA: ¿Cómo se traslada esa euforia a la vida cotidiana?

C.M.: La situación que ustedes describen, el principio de la euforia, y de un gozo perdurable, es el fin del temor. Eliminar las atmósferas del terror individual y colectivo es ganar a diario la Copa, espero que no sólo sobre México.