Debate cinematográfico

El eterno debate sobre el cine colombiano llegó a la portada de SEMANA en septiembre de 1983 con el estreno de la película La virgen y el fotógrafo, protagonizada por Amparo Grisales. La revista recogía las críticas que desde algunos sectores se hacían a la actividad de la Compañía de Fomento Cinematográfico, (Focine), encargada en esa época de financiar las producciones nacionales. 

Algunos, como el entonces representante a la Cámara Alfonso Rentería, hoy más conocido como Poncho, sostenían que Focine se había convertido “en una entidad de beneficencia con plata ajena para el aprendizaje del cine”. Afirmaba que a pesar de los generosos recursos irrigados a los realizadores “con mucho compadrazgo”, las películas resultantes seguían siendo “abominables”. 

Por eso, Colombia esperaba con ansiedad el estreno del filme, el primero de una tanda de cuyo éxito o fracaso dependería la existencia del séptimo arte colombiano. A la larga el cine no murió, pero Focine sí, y la pantalla grande siguió siendo una actividad de enormes riesgos en Colombia.