Home

Enfoque

Artículo

DOS MISAS POR MARTA TRABA

MARGARITA LOZANO

6 de enero de 1986

Simultáneamente con su exposición actual en la Galería Quintero de Barranquilla, Margarita Lozano se está preparando para exponer, en abril del 86, en la Feria Internacional de Arte de Madrid, ARCO, donde será presentada por la Galería Metastasio de Prato, en Florencia. Además, al final del año tendrá una muestra individual en la Galería B.P. de Bruselas. Estos compromisos internacionales se han convertido en el tren normal de vida de la pintora con estudio pleno de luz de Cajicá, donde elabora los bodegones por los que ya es muy conocida, tanto dentro como fuera del país. SEMANA la entrevistó a partir de una pregunta impertinente:
SEMANA: Usted siempre recuerda que hace 26 años, cuando comenzaba su carrera profesional, Marta Traba dijo: "Margarita Lozano es una niña bien que pinta". ¿Es usted ahora una señora bien que pinta, o una pintora lanzada al tráfago del arte, la competencia y la autosuperación?
MARGARITA LOZANO: Creo que durante esos 26 años de vida profesional, mi obra y mi carrera han demostrado todo lo contrario de lo que afirmaba Marta, por quien, entre otras cosas, he mandado a decir ya dos misas. Trabajo entre siete y diez horas diarias, en este taller que ni siquiera tiene teléfono, totalmente aislada entre los objetos que me sirven de modelo.
S.: Ese megáfono en el piso, ¿también lo pinta?
M.L.: No, ese me sirve para gritar por la ventana y pedir que me traigan un paraguas, o cualquier cosa que se me ha olvidado subir desde la casa principal al taller.
S.: En esta exposición de Barranquilla, ¿cuáles son los principales cambios que se han dado en el estilo ya establecido de su pintura?
M.L.: Es difícil para un artista hablar de su producción, aunque es él quien sin duda mejor la conoce. En esta exposición veo cambios en la temática, a pesar que el bodegón sigue siendo el asunto continuo de mi obra. Aparte de las jarras, frutas, cafeteras, flores, etc., he incluido nuevos elementos. En varios cuadros ahora aparecen unas muñecas de estilo, del siglo pasado; piezas originales que aprecio mucho, puesto que son tan legítimamente artísticas como un cuadro, o cualquier otro elemento consagrado del arte. Ellas aparecen en relación con un mueble fundamental para mí: un tocador Imperio, auténtico, austero, simple y bello. También en Barranquilla hay varias obras al óleo que acompañan mis pasteles, que técnicamente han sido habituales en mi trabajo.
S.: Da la impresión que estas muñecas empiezan a tener un significado algo distinto del resto de los objetos que usted había trabajado antes.
M.L.: Sin duda el tema es distinto así como las consecuencias composicionales. También a nivel asociativo ellas recuerdan a las niñas que en una época pinté como si fueran muñecas. Ahora es al revés, y al ser muñecas animadas adquieren un carácter mágico, misterioso, lo cual me atrae muchísimo, como me atrae en general la dimensión intrigante de las piezas de antiguedad, como pueden ser las figuras de pesebre; caballos, reyes, cristos, que trabajé en otra época.
S.: ¿Cuáles son los pintores que Margarita Lozano tiene en mente como figuras admirables y capaces de ser tomadas en cuenta dentro de su obra?
M.L.: Varios, especialmente los españoles de los siglos XVII y XVIII, como Zurbarán, Sánchez Cotán y Luis Meléndez.
S.:¿ Y entre los pintores contemporáneos?
M.L.: Hay uno que me impresiona mucho: Balthus.
S.: ¿ Y entre los pintores contemporáneos colombianos?
M.L.: Esa respuesta me la reservo.