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Rosmilda Quiñones

ENTREVISTA

¿Quién necesita una partera en pleno siglo XXI?

La líder chocoana Rosmilda Quiñones acaba de proponer una iniciativa para convertir su oficio en patrimonio cultural nacional. SEMANA habló con ella.

18 de julio de 2015

Semana: Hoy mucha gente podría preguntarse, ¿para qué una partera?

Rosmilda Quiñones: Se requieren para rescatar la medicina ancestral. Además, estamos donde el Estado no llega.

Semana: ¿Cuántas de ustedes hay en Colombia?

R. Q.: Somos unas 2.000. Además, tenemos muchísimas jóvenes interesadas en seguir la tradición, en Chocó, Valle, Cauca y Nariño.

Semana: ¿Y ustedes viven de lo que hacen?

R. Q.: Esto nos da ingresos, pero para subsistir cada una tiene diferentes trabajos. Esto es así porque la partería no tiene precio. Vivimos de un: ‘muchas gracias, Dios le pague’. Este es un trabajo del corazón.

Semana: ¿Si no les pagan, qué obtienen a cambio?

R. Q.: Debo decir que hay muchas familias acomodadas que sí nos reconocen nuestra labor. Yo he atendido partos en Cali y Bogotá, donde me han pagado hasta 1 millón de pesos, más transporte y estadía. Pero por lo general ganamos 10.000 o 20.000 pesos.

Semana: ¿Qué otros servicios prestan?

R. Q.: Ayudamos a las embarazadas en el parto y el posparto, durante el descanso de los 40 días y con el cuidado del ombligo.

Semana: Explique cómo se lleva a cabo un proceso de partería.

R. Q.: Es un proceso de humanización, donde la partera soba la barriga de la mamá y le habla para que se sienta feliz y no tenga dolor. El uso de plantas medicinales es crucial. Y apenas nace el niño, le damos una bebida a la mujer para que limpie los residuos, le ponemos el bebé en el pecho y cortamos el cordón umbilical.

Semana: ¿Desde hace cuánto se practica en Colombia?

R. Q.: Desde la creación del mundo. No tiene una fecha exacta de inicio y mucho menos de vencimiento.

Semana: ¿Por qué quieren que sea patrimonio cultural?

R. Q.: Hay un interés muy grande por parte de la ministra de Cultura de preservar esta tradición. Y no tenemos miedo de que desaparezca. Lo que queremos es que sea una profesión reconocida. No queremos reemplazar el sistema de salud, ni mucho menos. Solo queremos que nos reconozcan y nos incluyan en él.

Semana: ¿Cómo transmiten ustedes el conocimiento?

R. Q.: Mediante tradición oral, ya que las parteras más antiguas nunca aprendieron a leer ni a escribir.

Semana: Usted ha traído al mundo a cientos de niños pobres. ¿No le da tristeza?

Claro que sí. Es muy triste ver niños que al nacer ni siquiera tienen una sábana, o que haya que cortarles el cordón umbilical con una cuchilla. Pero yo les enseño a las madres que se puede ser trabajadora, que no hay que rendirse fácilmente y que deben hacer lo que sea por sus hijos.