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El que peca y reza…

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10 de febrero de 2018

Si no puedes contra el carnaval, únete a él. Ese parece ser el mantra de las Iglesias evangélicas de Río de Janeiro, que se unirán en una comparsa para hacer parte de los desfiles en Copacabana. La Comunidad Internacional de la Zona Sur encabezará el grupo, que espera congregar a más de 2. 000 personas bajo el lema “Estoy lleno de amor”. Estas Iglesias quieren llevar el mensaje de salvación en medio de lo que consideran una fiesta mundana, y hacer frente al avance y apoyo del desfile LGBT en el sambódromo, que el año pasado reunió a más de 800.000 personas y espera superar esa cifra. Los evangélicos aspiran a conquistar seguidores con herramientas como la samba con letras religiosas, un concierto góspel y vasos de agua ofrecidos a cambio de desechar el licor. Según los organizadores, el año pasado lograron rescatar a más de 200 almas perdidas entre el alcohol y los excesos de esta fiesta. “La época de carnaval, según el mundo, está marcada por un espíritu de sensualismo y vulgaridad. Tenga sabiduría a la hora de elegir qué vestir. Vaya con ropa ligera: la camisa del evangelismo, unos ‘shorts’ y zapatillas”, advierten los organizadores del evento a los asistentes.

Sal de vida

Esta semana más de 1.000 familias wayúu volverán a cosechar sal en Manaure. Hace diez años los indígenas de ese municipio de La Guajira trabajaron por última vez en las charcas donde lo hacían tradicionalmente. “Ese era nuestro único sustento de vida”, dijo a SEMANA Arlenys Alvarado, líder de la organización Waya Wayúu, y explicó que durante la última década tuvieron que explorar otras formas de sustento, como criar chivos o rebuscar en otros municipios. Después de un trabajo de casi tres años con Big Group, el operador de las salinas de Manaure, se reactivarán por fin las 40 hectáreas de la charca Shorshimana, donde los wayuu esperan producir más de 60.000 toneladas de sal para junio de este año. Parte de esa cosecha servirá de piloto de sal gourmet artesanal planeado con el Sena. “Estamos haciendo esta apuesta para mejorar nuestra calidad de vida y solucionar problemas que nos han afectado como la desnutrición infantil, que en nuestro municipio ha sido muy alta”, dice Alvarado.

Esposos a la fuerza

Las imágenes de Vinod Kumar han llamado la atención acerca del problema que representa el secuestro de hombres para fines matrimoniales en India. En un video, el joven ingeniero llora y suplica por su libertad, mientras un hombre le apunta con una pistola. La tradicional práctica del pakdau vivah, o secuestro para bodas, completó 3.404 casos el año pasado en el estado de Bihar, donde la situación está fuera de control. Las autoridades locales explican que este tipo de secuestros provienen de la pobreza, que dificulta conseguir la dote que debe ofrecer la familia de la novia, y la desproporción de hombres con respecto a las mujeres en el país. Para empeorar el escenario, febrero es la temporada de bodas en India, pues según el calendario de superstición hindú es el mes más propicio.