Europa se relaja

El país entero está enfrascado en una tormenta por los dos proyectos de legalización de drogas que la senadora Viviane Morales radicó la semana pasada en el Congreso: uno propone legalizar la producción, distribución y consumo de drogas bajo el monopolio del Estado; mientras el otro propone despenalizar los pequeños cultivos ilícitos. La discusión se calentó en Colombia mientras que en Europa sigue avanzando una silenciosa revolución: la caída de todas las barreras que impiden su consumo. Pese a que en muchos casos hay normas claras que las prohíben, el día a día ha demostrado que a la gente le preocupan otras cosas y que a los consumidores hay que brindarles la droga o llevarlos a terapia.

ESPAÑA: La ley: no hay sanción para quienes porten o consuman una dosis personal de marihuana aunque se persigue a los distribuidores de droga dura. El día a día: cada vez es más frecuente la inauguración de centros de atención para drogadictos, que reciben una dosis y el tratamiento médico.

HOLANDA. La ley: los cafés en los que se vende marihuana están autorizados legalmente. El día a día: miles de turistas llegan a Amsterdam los fines de semana para consumir la yerba en los establecimientos públicos.

PORTUGAL. La ley: las autoridades han ido descriminalizando el consumo personal de varias drogas, que van desde la marihuana hasta la heroína. El día a día: hay una diferencia clara: a los consumidores que se les encuentran drogas en sitios públicos son enviados a prisión mientras que a los adictos se les brinda tratamiento.

BELGICA. La ley: es permitido el uso médico de la marihuana. En la actualidad se discute un nuevo estatuto que faculta usarla en pequeñas cantidades por placer. El día a día: sólo hay arrestos en casos extremos de uso.

GRAN BRETAÑA. La ley: aunque se consume en cantidades, la policía está tratando en un área de Londres de aplicar un nuevo plan para confiscarla. El día a día: las estadísticas dicen que la policía deja de investigar crímenes serios por dedicarse a ese tipo de casos.

FRANCIA. La ley: aunque la legislación dice que los consumidores pueden ir a la cárcel por un año o pagar una multa de 3.500 dólares es la policía local la que decide según el caso si se tolera y se deja pasar. El día a día: los consumidores pueden pedir una terapia. De acuerdo con ésta se puede eliminar la sentencia.