Calixto se anota un ‘hit’

En febrero de 1984, las emisoras de todo el país tenían a la gente cantando y bailando por cuenta de una sola canción: El africano, una cumbia del músico Calixto Ochoa, que durante las fiestas de fin de año se había convertido en un éxito tan popular como La pollera colorá. “Máma, el negro está rabioso/ quiere peliá conmigo/ decíselo a mi pápaaa…”, dice una de sus estrofas más famosas. En la víspera del Carnaval de Barranquilla, hace 30 años SEMANA aprovechó la oportunidad para hacer una investigación sobre la industria discográfica colombiana y halló una realidad triste.

El éxito de Ochoa, que vendió más de 250.000 discos, era la excepción. La piratería y la violación de los derechos de autor tenían al negocio musical al borde de la quiebra, y con él también a cientos de artistas de todas las regiones. A esto se sumaba una tendencia de los consumidores colombianos a preferir la música extranjera. En un solo año, 1 millón de discos de grupos nacionales debieron ser devueltos a las bodegas porque nadie los había querido comprar.